ACTIVIDADES
DEL MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL DE FUENTE-TÓJAR EN 2005
(Fernando
Leiva Briones, Director-Conservador del Museo de Fuente-Tójar)
Lám.1m
Lám. 2m
Lám.3m
Lám.4m
Lám.5m
Lám.6m
Lám.7m
Lám.8m.
Lám.9m. Taller de arcilla para jovenes inscripción de SUCAELO.
Lám.10m.
Lám.11m.
Además:
El
Museo coordinó tres reuniones de
El
Museo está colaborando con el Seminario de Arqueología de
Este
Museo está en contacto con
Se
estuvo en comunicación con
Se han llevado a cabo diversas publicaciones
en el X volumen de
Lám.12m.
Lám.12m. Bautista Briones de Danzante (primero, derecha) en 1974
Durante los meses de julio y agosto las
puertas del Museo permanecieron abiertas prácticamente todos los días, mañana
y tarde, incluyendo sábados y domingos. En ese tiempo se hizo un estudio de los
materiales relacionados con
En
el mes citado se han catalogado, inventariado y documentado fotográficamente
270 piezas de todas las épocas de las cuales 169 son de nuevo ingreso en el
Museo Histórico Municipal habiéndose seleccionado un buen número, después de
haberlas tratado convenientemente, para su exposición permanente en las
vitrinas. Algunas mostramos se muestran en las láminas 13m y 14m.
A
lo largo del tiempo mencionado se han visitado los principales yacimientos del término
para ver su estado de conservación habiendo podido comprobar que las murallas
de Las Cabezas, el molino de El Lucerico, Villa Consuelo y
Se
han fotografiado de nuevo los materiales existentes en el Museo dando una copia
a
Por
último señalar que el número de visitantes que accedieron al Museo fueron 265
personas.
PIEZAS INGRESADAS EN EL MUSEO EN 2005 (láminas 14m y 15m).
Lám.14m. Lám.15m.
Procedentes
del casco urbano:
Un peine con cinco cartuchos metálicos completos de época posterior a
Procedentes
de El Lucerico: Dos ladrillos y un fragmento de vaso en cerámica común
de Época Romana, total 3.
Procedentes
de El Torilejo: Un aislante eléctrico de vidrio verde, total 1.
Procedentes
de Los Barrancos: Una insignia de la aviación en metal (importante),
total 1.
Procedentes
de El Perezón: Un cartucho de latón de fusil de
Procedentes
de Las Cabezas: Un fragmento de cuello y labio de un recipiente cerámico
de Época Tartésica (importante); Un fragmento de cerámica pintada ibérica;
un fragmento de estuco romano; un fragmento de asa de vidrio de un recipiente
moderno; un fragmento de alambre de cobre; tres cartuchos de
Procedentes
de
Procedentes
de Caicena (próximo a
Procedentes
del Término Municipal de Fuente-Tójar sin especificar: Un cartucho vacío
con fulminante intacto (PS, 1936); un fragmento de vaso de t. s. decorado con
ovas y una figura humana (todos ellos importantes); un distintivo metálico
(cubrebotones) con la insignia de
Procedentes
de El Esparragal: Una placa cerámica restaurada con la leyenda “TERSER
DISTRITO 12¿8?, total 1.
Procedentes
de El Camino de El Tarajal (Bullegui): Un fragmento de asa de dolium; un
fragmento de tégula y otro de ímbrex y catorce fragmentos de cerámica común,
todo de Época Romana, total 17.
Procedentes
de Churriana (Málaga): Un ladrillo cerámico pequeño, un fragmento de
la hoja de un hacha de hierro y una
gárgola en cerámica verde, total 3.
SVCAELO,
CIUDAD MISTERIOSA
(Fernando
Leiva Briones, Director-Conservador del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar)
INTRODUCCIÓN
En las líneas que siguen, presentamos el texto íntegro recogido en un librito monográfico (separata) cuyo autor es don José María de Navascués y que ya publicara titulándolo SVCAELO siendo Conservador del Museo Arqueológico Nacional (Madrid) en la década de los años 30 del siglo pasado. El eje principal del trabajo se centra en un titulus sepulcralis en el que se hace alusión a la ciudad hispana homónima de la obra. La inscripción apareció en Las Cabezas en 1933 y fue divulgada por el Sr. Navascués al año siguiente en dos lugares: Uno, del que nos valemos (una copia del original se halla en el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar) con 23 páginas (ver infra y notas finales), y otro, el más conocido por los investigadores, reseñado “Sucaelo”, en ACFABA 1, pp. 319-337, Madrid.
Lám.2-S.
Hemos
estimado conveniente titular nuestra comunicación “SVCAELO, CIUDAD
MISTERIOSA”, por entender que hasta el momento no consta el lugar físico
exacto de la ubicación de tal ciuitas
ni que haya aparecido otra inscripción topónima en lugar alguno con la excepción
de Fuente-Tójar, corroborado, esto último, por el titulus tojeño, por lo que sólo conocemos de la existencia de Sucaelo
por Plinio como perteneciente al Conventus
Cordubensis, si bien la vieja ciudad y su territorium
debieron estar incluidos en el Astigitanus.
No por ello, nos sigue siendo enigmática como ya lo expusimos allá por 1988
(“Iliturgicola, de ciudad estipendiaria a municipio latino, Fuente-Tójar”.
En ADARVE, nº 202-203, pp. 35-39, nota 17) en que nos hacíamos una serie de
interrogantes que continúan hoy día, como es la ausencia en el relator latino
de ILITVRGICOLA, ciudad que no fue la
única olvidada, según vemos en CORZO, R. y JIMÉNEZ, A. (1980): “Organización
territorial de
Quisiéramos
concluir esta introducción añadiendo que la lápida en cuestión se halla
actualmente en el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba (vid infra)
tras haber pasado por una serie de avatares, como han sido su depósito en el
Ayuntamiento prieguense y su posterior traslado a Las Carnicerías Reales de esa
ciudad, en donde la conocimos arrumbada y con manchas de cal en sus caras hasta
que fue rescatada, limpiada y expuesta, primero por Beatriz Gavilán y después
por Rafael Carmona, actual director del Museo prieguense. En el Museo de
Fuente-Tójar se exhibe una copia (láminas 1-S y 2-S), infra.
(Portada,
sin número de página)
S V C A E L O
POR
JOAQUÍN M.ª DE NAVASCUÉS Y DE JUAN
Conservador del Museo Arqueológico Nacional
(Madrid)
MADRID
Tipografía
de Archivos. Olózaga, I.
I934
(Pág.
2, sin número)
(Pág.
3,sin número)
Tirada aparte del «Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos». Madrid,
1934. Volumen I
(Pág.
4, sin número, en blanco).
(Pág. 5, sin número)
SUCAELO
POR
Joaquín
M.ª de Navascués y de Juan
Conservador
del Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
La
villa de Fuente Tójar, del partido judicial de Priego, en la provincia de Córdoba,
es conocida de antiguo en la arqueología española, pues ya en el siglo XVI se
escribía sobre sus ruinas y antigüedades1.
El suelo de su término ha dado constantemente a luz numerosos y variados
objetos, recogidos muchos por particulares, que llegaron a formar importantes
colecciones 2, como la de Miró, adquirida por el Museo
Arqueológico de Madrid. A pesar de ello, la personalidad arqueológica de
Fuente Tójar ha sido muy secundaria y dependiente de Almedinilla, lo cual
proviene del proceso de su exploración científica. En el año 1866 estaban
recién creadas las Comisiones provincia-
1
Lorenzo de Padilla las menciona en su libro manuscrito
2
Casas Deza, en la obra citada, refiere al por menudo los objetos que se encontraban
en Fuente Tójar y los que componían las colecciones que en la villa se
conservaban.
(Pág.
6)
6
J. M, de Navascués y de Juan.
les
de Monumentos, eficaces propulsoras de los estudios arqueológicos en España,
y la de Córdoba comenzó su brillante actuación con deseo vehemente de acopiar
datos y materiales. Para conseguirlo hizo una investigación entre los pueblos
de la provincia, y por ella se supo que en Fuente Tójar salían objetos antiguos
a montones, hasta el punto de que se mandaban fuera por cargas, y como muestra
se recibía en Córdoba, con destino a su Museo, una remesa con crecido número
de ellos. Estos hechos animaron a
En
efecto: Maraver, con la ayuda económica del Municipio de Córdoba y el
patrocinio de
3
"Rev. De Bellas Artes", t. I. Madrid, 1866-67. Noticia de los
descubrimientos, núm. 30, pág. 239. La ciudad de Iliturgícoli, núm. 31, pág.
241.El descubrimiento verificado en Fuente Tójar (Iliturgícoli), núm.
32, pág. 254.
(Pág.7)
Sucaelo.
7
tiembre
del mismo año, 1867, logrando descubrir una de las más importantes estaciones
de la cultura hispánica andaluza. El éxito fué clamoroso, los Museos arqueológicos
de Córdoba y Madrid se enriquecieron con importantes piezas, cuyas
singularidades excitaron la curiosidad de los sabios, y se acabó por reconocer
la existencia de una cultura indígena, autóctona, en
Con
todo ello, Fuente Tójar, cuyos descubrimientos habían sido causa de tan gran
avance científico, vino a ser considerada en adelante como secuela de
Almedinilla, y sus nombres, suenan casi siempre juntos, ganándose la prelación
este último. Recientes e importantes acontecimientos ponen ahora de moda
aquella comarca, y se recaba para Fuente Tójar una personalidad tan
individual como la podía proporcionar sólo el hallazgo de su antiguo nombre:
SVCAELO. En los últimos días de septiembre , de 1933, en el cerro
llamado
4
L. Maraver, Expedición
arqueológica a Almedinilla. "Rev.
de Bellas Artes e histórico arqueológica",
Madrid, i867-68,
páginas 307
y siguientes.
5
P. Paris y A. Engel, Fouilles
et recherches a Almedinilla, "Rev. Archéologique", 4.' serie, t. VIII, 1906,
págs. 49 y , siguientes.
(Pág.8)
8
J. M. de Navascués y de Juan.
de
Las
Cabezas, al deshacer
un majano, los labriegos José Matas Corral
y Alejo Pareja Ruiz encontraron dentro del montón de piedras una lápida de mármol
con la inscripción latina que lo contenía. El hecho tuvo resonancia, porque
la lápida fué mostrada en su finca de campo, próxima al lugar del hallazgo, a
Su Excelencia el Presidente de
La
villa de Fuente Tójar está situada al Sureste de la provincia de Córdoba. Su
acceso más cómodo es desde Cabra, por Priego. Su caserío, blanco y risueño
como todos los andaluces, se oculta en una hondonada rodeada de lomas y cerros,
últimos repliegues de la sierra de Priego sobre
(Pág. 9, Topografía. Ver lám.3-S)
(Pág. 10, en blanco)
(Pág.11)
Sucaelo
11
cerro,
de
por
más pequeño. Los dos están dedicados al cultivo; olivos, almendros y alguna
encina señorean las cumbres y cubren de verdor las laderas del Norte. Lo demás
se siembra de cereales y garbanzos. Las Cabezas tienen en lo alto una espaciosa
meseta, ondulada e inclinada hacia el Septentrión; el borde meridional lo
forma un banco de roca caliza, que adquiere proporciones de profunda cortadura
en el ángulo Sureste, haciendo la subida imposible por esta parte. En lo demás,
salvo riscas aisladas, la tierra de labor lo ha cubierto todo. El acceso a Las
Cabezas es penoso, no duro; el menos fatigoso y más natural está al Norte, a
unos
(Pág.
12)
12
J. M. de Navascués y de Juan.
La
topografía de Las Cabezas conviene al asiento de la antigua ciudad que hubo en
su cumbre. De aquella ciudad quedan: la tradición, que ya se pierde,
conservada en el nombre Ciudad
de las Cabezas, las
ruinas de sus edificios y su nombre.
En
cuanto al de Ciudad
de las Cabezas, fácil
es determinar su origen en la existencia de un recinto amurallado,
seguramente más visible en otro tiempo, en lo alto del cerro, y en el hallazgo
de cabezas de estatuas, que servirían de motivo al pueblo para dar nombre a la
ciudad desconocida, o en que se llamaran cabezas
a los
cerros en junto6.
Del
poblado quedan restos de la muralla y muy poca cosa de las construcciones
interiores. En los restos de la muralla, que
se ceñía
al contorno
de la meseta, se revelan arquitecturas diferentes, sin que de ello se puedan
inferir ahora atribuciones a épocas concretas. En la banda del Norte y en la
del Este domina una construcción de piedras irregulares, asentadas, al
parecer, en seco, y acuñadas con otras más pequeñas, acusando una obra de
aspecto primitivo; esta construcción está organizada en muros escalonados,
hechos con relleno de cantos entre los paramentos, obra que recuerda la de
algún antiguo recinto soriano7.
Al Sureste de la meseta y en la parte del Mediodía hay lienzos construidos
con sillares pequeños, mal escuadrados, acuñados en algún sitio con piedras
menudas; en otro lugar los lechos de las hiladas están regularizados con cuñas
buscadas o labradas ad
hoc.
Todo ello podría ser obra
6
Casas Deza, en la obra citada, los llama Cabezas de Tójar.
7
El de
Ocenilla. B. Taracena, Excavaciones en la provincia de Soria. "Junta
Sup, de Exc. y Ant., núm. 119, Madrid, 1932, Pág.
41.
(Pág. 13)
Sucaelo.
13
de
mano indígena. De torres no hay visible sino rastro de una sola en la parte que
mira al Norte; es redonda en su frente y está hecha con sillares grandes, muy
toscos, despezados en hiladas horizontales y con juntas alternadas, lo que
parece acusar modernidad sobre lo arriba expuesto. Encima del banco calizo que
corona el cerro por la banda del Sur hay un andén espacioso, que, ceñido al
pie de la muralla, llega hasta el lado de Poniente, cerca del cual toma una
inclinación descendente y se pierde casi al nivel de la cañada de
En
el interior del recinto el suelo está cuajado de vestigios de la antigua
ciudad; la piedra de construcción ha sido preciso, por las necesidades del
cultivo, amontonarla en grandes y macizos majanos, notables por su número; en
ellos, entre piedras informes, se ven sillares y restos de columnas; lo que
guarden en su interior no se puede prever. Los tiestos son incalculables a
flor de tierra; abundan pedazos de tejas romanas, fragmentos de vasijas hispánicas
con la decoración típica andaluza y otros de cerámica roja de tipo aretino.
También se ven muchos vidrios, hierros, estucos monócromos, etc., propio todo
de la industria romana, y monedas de todos los tiempos, pero hispánicas y romanas
imperiales en mayor proporción.
Lo
que sobrevive de edificios está muy echado a perder. A lo largo de la parte que
mira al Mediodía, donde aflora la roca, quedan los cimientos de algunas casas
excavadas en ella; pero no a lo rústico, sino con
(Pág.
14)
14
J.
M. de Navascués y de Juan.
muros
rectos, recintos amplios y regularmente escuadrados, umbrales en las puertas,
escaleras, organizaciones complejas de plantas, todo bien hecho y acabado;
acaso no fueran talladas en la roca más que las partes bajas; lo demás se
completaría con los materiales usuales y la piedra sacada de la excavación. Sólo
subsisten a la vista los restos de un edificio construido con sillares. Entre
estas ruinas quedan trazas de algunas calles, de dos metros de anchas. Lo más
completo de las construcciones que se conservan son los cuatro aljibes
descubiertos el año último. Están excavados en la roca, tapados con losas,
una de ellas taladrada formando la boca, y revestidos con una mezcla de
pedacitos de ladrillo, cal y arena; las plantas son cuadrilongas y las
secciones verticales trapeciales, con la base más ancha abajo. De estos cuatro
depósitos, uno está hacia el centro del despoblado, y los otros tres en 1a
zona donde subsisten las ruinas, dispuestos en serie, unidos por sus testeros,
en cuyas paredes tienen en alto un ventanillo de comunicación. La profundidad
mayor que medí en ellos es de tres metros y medio. Aparte éstos se conocían
de antiguo otros dos aljibes, uno descubierto y cegado y otro, todavía en uso,
con la boca cercada por un brocal y con una pila contigua excavada también en
la roca.
A1
despoblado acompañan dos necrópolis: indígena la una y romana la otra. Los
familiares del vecino de Fuente Tójar, don José Madrid Pérez, que tan
provechosa ayuda me prestó, me señalaron dos sitios de donde salía material
funerario. Uno era la falda meridional de
(Pág. 15)
Sucaelo.
15
tos
objetos, de los que más de la mitad eran urnas cinerarias de barro,
procedente todo de "una necrópolis o enterramiento común, cuya
existencia, si bien no pudo reconocerse ni determinarse con exactitud, tanto por
el poco tiempo invertido, como por estar en cultivo el terreno, se puede sin
embargo asegurar que es vasta; pues practicadas las excavaciones en tres puntos
distintos, y que distaban entre sí más de
8
Esta cita y la siguiente se refieren a la memoria de L. Maraver, Expedición
arqueológica a Fuente Tójar, Córdoba, 20 de mayo de 1867, conservada en el
Archivo de
(Pág.
16)
16
J. M. de Navascués y de Juan.
de
latitud) tres, cuatro y hasta siete jarrones u ollas, y en algunas de éstas
restos de dos y aun de tres cadáveres. Tanto los unos como las otras estaban
cubiertos con un plato o patera y además, por regla general, había tres
platos o vasos para cada jarrón u olla, colocados unos dentro de otros, y
puestos de pie y en contacto con dichas urnas. Los barros de estos platos y vasos
son muy finos y de varios colores, encontrándose entre ellos preciosos búcaros
saguntinos y finísimos barros blancos y negros, esmeradamente trabajados. A
unos dos metros de cada uno de estos depósitos o enterramientos particulares
se encontraron siempre carbones, cenizas y gran cantidad de huesos, restos de
los animales que se sacrificaban al quemar y hacer 1a inhumación de los cadáveres".
De todo esto se infiere que allí existe una necrópoli de tipo hispánico,
mantenida bajo la dominación romana, según lo acreditan los preciosos
búcaros saguntinos, ajustándose así al cuadro arqueológico del cerro. Su
origen puede ser anterior; pero no hay datos ahora para afirmarlo. Otro lugar
donde aparecieron sepulturas es una haza, propiedad de don José Madrid, sita en
una loma al Norte de Las Cabezas, y frontera al cerro. El hijo del propietario
me refirió que en distintas ocasiones, al hacer las labores, habían salido
bajo tierra sepulcros hechos con piedras y tejas planas, a las que acompañaban
vasijas de terra sigillata; de ellos
vi algunas muestras, y son lo suficiente para atestiguar la existencia de
sepulturas romanas en lugar apropiado para necrópoli y distante del de la indígena.
En
lo alto de la vertiente de Mediodía del cerro, al promedio, debajo del banco de
roca que lo corona, está el lugar que ocupaba el majano de cuyo interior
sacaron la preciosa lápida de mármol negro con vetas blan-
(Pág. 17)
Sucaelo.
17
cas,
cuyo letrero latino, una de las piezas más importantes con que contará la
epigrafía española, nos ha re-
velado
el nombre de la antigua ciudad: SVCAELO. La lápida, que ilustra este trabajo,
fué depositada en
M(arcia)
M(arci) f
(ilia) Procula
//
Patriciensis
an(norum) III S(emis). // M(arcus)
Marcius Gal(eria) // Proculus Patricien//sis, domo Sucaeloni // Duumvir
C(olonorum) C(olontiae) P(atriciae) [vel
P(osuit?)].
Lo
cual significa: Marcia
Prócula, hija de Marco, Patriciense, de tres años y medio. Marco Marcio Próculo,
de la tribu Galeria, Patriciense, oriundo de Sucaelo, Duumviro de los Colonos de
Del
contexto del epígrafe; por la ausencia de fórmulas y por el cómputo de los
años de la niña, pruébase que es un monumento funerario dedicado a la
memoria de Marcia Prócula, hija de Marco, muerta a los tres años y medio de su
vida. El nombre que sigue es, seguramente, el de su padre, Marco Marcio Próculo,
de quien hay que
suponer que intervino en la inscripción siendo vivo, pues falta el dato de su
edad, que no se hubiera omitido si fuera difunto; y aun la falta, también, de
filiación, y la ostentación, en cambio, de todas aquellas circunstancias
personales que podían envanecerle ante sus compatriotas, aconsejan sospechar-
(Pág. 18)
18
J. M. de Navascués y de Juan
lo
así. Por lo que es de creer que su intervención fue la de erigir y costear el
monumento. Nada más natural que a una niña de tan tierna edad fuera su padre
quien dedicara el recuerdo, y consecuentemente, he creído posible que la última
sigla del letrero signifique p(osuit),
ya que el nombre P(atriciae) no era preciso consignarlo por estar aludido más
arriba en el adjetivo Patriciensis.
Consta, pues, la inscripción de dos partes sintácticamente independientes.
Contiene la una el nombre de la difunta con las demás circunstancias
personales; la otra el del dedicante seguido de las suyas. La ausencia de todo término
formulario sería acaso una prueba de buen gusto, a tono con la distinción y
elegancia que se acusan en el monumento, el cual, hasta cierto punto, da idea
de la elevada condición de Marcio Próculo por la calidad de la piedra, exótica
en el país, que supondría un buen precio. Los dos eran colonos de Córdoba,
donde el padre había llegado a desempeñar la más alta magistratura municipal:
el duumvirato, y procedería su familia de Sucaelo, una de las ciudades más célebres del convento jurídico
cordobés al decir de Plinio9.
Tres
cosas epigráficas notables hay en la inscripción. La abreviatura del nombre
de la niña, Marcia, por su letra inicial, uso que, si es frecuente y normal en
los prenombres, es rarísimo en los nombres. La sigla S por semis,
para indicar el medio año más
de
los tres que vivió Marcia Prócula, es otra rareza, y su significado resulta más
claro aquí que en los otros cuatro casos que recogió Hübner 10.
Y, finalmente, la fór-
9
Nat. Hist., III, 10 Ed. de C.
Mayhoff, vol. I. Leipzig, 1906, pág. 234.
(Pág. 19)
Sucaelo.
19
mula
domo
Sucaeloni que
se nos ofrece aquí en su verdadero sentido de patria, lugar de la procedencia
familiar donde radicaría la casa que hoy llamaríamos solariega, independiente
del lugar de nacimiento, accidental a veces, o de la entidad social a la que
se pudiera pertenecer por motivos circunstanciales y puramente personales. Esto
mismo acreditan otros dos epígrafes hispanos: el uno de Sansueña, Zamora, y el
otro de Reina, Badajoz. El zamorano es el epitafio de L. Herennius
Lucii Filius Galeria, Callicus, domo Ugia, soldado
de
(Pág. 20)
20
J. M. de Navascués y de Juan.
mayor
proporción los extranjeros: quince 13. En el caso de
Marcio Próculo podemos comprobar lo dicho. El y su hija eran socialmente
patricienses, es decir, colonos de
El
empleo de la forma Sucaeloni,
por el
ablativo Sucaelone,
puede
ser considerado más que como una incorrección, como una persistencia del
ablativo arcaico en i, y, quizá mejor, como una natural tendencia de la fonética
indígena a sustituir la e por i en los vocablos latinos, según es corriente
verlo en los epígrafes hispanos.
El
mayor interés de la lápida y la verdadera novedad que ella introduce, en
orden a nuestros conocimientos de la geografía hispano-romana, es el darnos
el nombre de la antigua Sucaelo,
la
cual sólo conocíamos hasta el presente por
13
Españoles : Domo Tabalaca (Gómez-Moreno, Provincia de León, "Cat.
Mon. de España", Madrid, 1925, pág. 19), Dono Vacoeci (Hübner, Add,
nova ad C. v. II, Berlín, 1897, pág. 503, núm. 283), D(omo) Lim(icus) y
D(omo) Segisama Brasaca (C.
Extranjeros:
Dom(o) Serdus (Gómez-Moreno, ob. cit., página 20), Domo Roma
(C. I. L., II, 1085, 2600, 2650, 3423, 3424, 4226, 4322, 594I), D(omo) Lugudu(no),
Domu Narbone, Domo Albentibili, Domo
Cirta, [Domo) Tolosa (C. I. L., II, 2912,
3876, 4171,
4320 Y
4557 respectivamente) y Domo Vienna (Mélida, ob. rit., pág. 253).
14 Lug, cit.
(Pág.21)
Sucaelo.
21
identificación
de aquél con el solar de la antigua población que lo llevó, lo cual
considero resuelto al aparecer la piedra en el cerro de Las Cabezas, por las
razones siguientes. La primera se refiere a la procedencia de la lápida, pues
aunque no encontrada in situ, no cabe dudar que es de allí, porque habiendo antigüedades
de su tiempo en el cerro, no hay, por qué suponerla llevada de otra parte, y
menos a un sitio elevado, en donde ni pudo utilizarse en construcciones
posteriores, que no existen, ni podía servir de otra cosa que de estorbo, razón
por la cual fué retirada de su sitio y encerrada en el majano donde se
encontró. Síguese, asegurada la procedencia de la piedra, que no puede referirse
a otra localidad el nombre Sucaelo,
sabiendo,
por fuente literaria y acreditada, que estuvo en
Añadiré,
en fin, que cabe sospechar un origen indígena para el nombre Sucaelo,
lo que
se podría probar repasando la toponomástica peninsular, en la cual en-
15
Don Francisco Julián Madrid, según Casas Deza en la obra
citada, pretendió
que en Fuente Tójar estuvo Iliturgi. Fernández-Guerra, en una carta
publicada en
(Pág. 22)
Lám.4-S.
22
J. M. de Navascués y de Juan.
contramos
los siguientes nombres: Baebelo,
Baelo, Baétulo, Cástulo, Helo, Pompaelo,
todos de formación semejante al recién descubierto, y todos con un elemento
común, la terminación lo, que no puede ser atribuída a casualidad, sino
obediente a la morfología hispánica por lo que a nombres de ciudades se
refiere.
Madrid,
mayo de I934.
(Pág.
23, Fotografía y lápida. Ver lám. 4-S).
Bajo
la foto se escribe: En
el centro el cerro de Las Cabezas en Fuente Tójar, provincia de Córdoba, visto
desde el Mediodía. Ala izquierda
Bajo la lápida se escribe: Lápida
de mármol negro, encontrada en el interior de un majano en el cerro de Las
Cabezas .-o'64 X 0'43 x o’12 m.
Abajo,
para terminar
.
Sucaelo.
J.M. de Navascués.
NOTAS:
Nuestro
agradecimiento a don Daniel Castillero Delgado y a don José Nereo Leiva Fernández
por su contribución al presente trabajo.
Hemos
intentado en todo momento hacer una copia fiel del original (tipo de letra,
paginación, aunque la mayoría de las veces no coincidan el número de palabras
que en el original existen en los renglones) que nos llegó gracias a don
Antonio Sánchez Onieva (q.e.p.d.), colaborador en su día del Museo Histórico
Municipal de Fuente-Tójar.
El
apellido que aparece en Negrita (Corral)
debe ser Moral y no Corral, ya que este apellido es desconocido en Fuente-Tójar.
En
el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar existe
una copia en escayola de
ADDENDA:
Concluido este trabajo, hemos recibido de parte de don Francisco Martínez
Mejías, Cronista Oficial de Bujalance (Córdoba), a quien agradecemos
enormemente su aportación, una fotocopia de un artículo periodístico titulado
“Arqueología” publicado en Córdoba, en
La “Gaceta” publica una disposición autorizando la práctica de
excavaciones en la antigua ciudad de “Las Cabezas”, cuyo origen aún se
desconoce a juzgar por los diferentes objetos y monedas que en el transcurso de
los tiempos se han venido encontrando los jornaleros del agro en las faenas
propias de sus trabajos, y cuya ciudad, está enclavada en el término municipal
de Fuente Tójar.
Muchos hombres han dirigido sus pensamientos hacia ese lugar en la
posible creencia de que “allí había algo”, pero nadie dió nunca un paso
decisivo para comenzar la práctica de unos trabajos que conforme a sus
cavilaciones dieran resultado apetecido, previa la intervención, claro está,
del Gobierno. Así han ido pasando los días, los meses y los años, y “Las
Cabezas” continuaba oculta en las entrañas de la tierra, sometida a la acción
devastadora del tiempo que después de ir destruyendo las riquezas arqueológicas
que encierra, un tanto compasivo iba mostrándole a los hombres sus tesoros
mediante la intervención del arado. Así, ayer salía a descubierto las líneas
de una calle, más tarde eran halladas monedas, esculturas, capiteles, columnas,
sepulturas y lápidas, hasta que hoy están a la vista las huellas fehacientes
de una ciudad que tuvo relativa importancia en
Un día, hace un par de meses, el vecino de esta localidad José Matas
Moral, dueño de una pequeña parte de terreno del que ocupa “Las Cabezas”,
en ocasión de estar retirando de la misma un majano, descubrió una lápida de
mármol negro con una inscripción romana; un vestigio claro de lo que aquello
es y lo que allí hay. En aquella ocasión se encontraba pasando unos días en
su finca “
No podía por menos S. E. dado sus grandes conocimientos en esta materia,
echar en olvido el asunto y en un rasgo más de los muchos suyos, de generosa
protección a
Después han pasado unos meses y ya, como al principio decimos, la
“Gaceta” nos brinda hecho realidad lo que siempre fué un sueño. Dos
ventajas grandes proporciona esa disposición: una, colocar indudablemente a
Fuente Tójar, una vez descubierta esa ciudad, en una ruta de turismo que haga
de este rincón un pueblo de encanto y de leyenda, mostrando al forastero y al
turista una joya más de las muchas que atesora al solar hispano; y la otra
ventaja, es la de proporcionar trabajo a unos cuantos obreros ha tiempo parados,
que siempre ostentaron el honroso título de trabajador.
J. Pérez Castillo (Fuente Tójar, Diciembre, 1933)
LEIVA BRIONES, F. (2006d): “Fuente-Tójar. Museo Histórico Municipal. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 6. pp. 141-151. LEIVA BRIONES, F. (2006e): “SVCAELO, ciudad misteriosa”. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 6. pp. 153-166.
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