MUSEO ARQUEOLÓGICO
DE
FUENTE-TÓJAR
FOTOS OBTENIDAS GRACIAS A LA COLABORACIÓN DEL DIRECTOR DEL MUSEO
D. FERNANDO LEIVA
(Fernando Leiva Briones, Director-Conservador del Museo Histórico Municipal)
La Historia de FUENTE-TÓJAR
siempre ha estado ligada al aceite, a Los
Danzantes de San Isidro y a los cerros
de La Mesa (Calcolítico) y al
de Las
Cabezas. Aquí, sobre substratos prehistóricos, se emplazó la antigua
ciudad iberorromana de Sucaelo o, lo más
probable de Iliturgicola, que llegó a
gozar de la categoría de municipium
(1). El monte se sitúa a oriente del citado municipio y se encuentra
perfectamente delimitado por murallas de diferente factura que encintan una
extensión de unas 20 hectáreas.
( CERRO DE LA MESA )
( CERRO LAS CABEZAS )
En fuentes historiográficas no
aparece el topónimo Iliturgicola. De su existencia tenemos conocimiento gracias a la
epigrafía, infra; sin embargo, Sucaelo,
el otro nombre barajado, sí lo encontramos en Plinio y en la epigrafía.
Haciendo un recorrido histórico
sobre Las Cabezas vemos ya que en el
s. XVI Lorenzo de Padilla, en su Historia General de
España, elabora un inventario acerca
de las ruinas y antigüedades que por entonces existían en Fuente-Tójar. Dos
siglos más tarde, Tomás Pérez, en su Relación,
manifiesta que en el poblado de Las Cabezas aparecieron tres estatuas, una con ropa talar y otras dos
con tonelete y banda. En 1840, Ramírez de las Casas-Deza, en su Corografía
Histórico Estadística de la Provincia de Córdoba, comenta que “Habrá más
de 40 años, los aldeanos de Fuente-Tójar encontraron una llave sumamente rara,
tenía una cuarta de largo y estaba formada por tres metales (el anillo de oro,
la tija de plata y el paletón de hierro) y que el cura párroco, don Rodrigo
Resacala, la adquirió y la regaló al Ilmo. Sr. Fray Manuel Marín Trujillo,
obispo abad de Alcalá la Real, que entonces residía en Priego y el cual la
mandó a Madrid”. El mismo Ramírez de las Casas-Deza continúa proporcionando
más datos acerca del despoblado: “En muchas ocasiones se han descubierto
pedestales, cabezas de estatuas, trozos de columnas, aljibes y acueductos de
plomo. En 1780 se hallaron algunas estatuas colosales de mármol que el cura párroco,
don Francisco Cabrera, hizo llevar a Fuente-Tójar donde fueron destinadas a
cercar corrales y a majar esparto. Estaban mutiladas y sin cabeza. Dos fueron
llevadas a Priego para ser empleadas en la construcción de la Fuente del Rey.
Al no ser utilizadas, se depositaron en la Posada
del Marqués, en el Palenque”. También refiere que “Don José Fernández
Verdugo y don Julián Madrid encontraron numerosas monedas y otros objetos que
quedaron principalmente en poder del segundo: urnas cinerarias; tarros de
diversas figuras, tamaños y colores; lacrimatorios de vidrio blanco y azul; lámparas
hechas de metal unas y de barro otras, una de ellas con la imagen de la
Abundancia; armas arrojadizas; monedas; un talismán con jeroglíficos
desconocidos...”. Y cuenta “Que en 1867 la Comisión de Monumentos Cordobesa
decide hacer unas excavaciones en Fuente-Tójar, en cuyas inmediaciones estuvo
la Iliturgicola de los romanos, como
consta en una inscripción hallada allí en el s. XVI”. Ese mismo año (1867),
don Luis Maraver y Alfaro visita Fuente-Tójar con el fin de excavar la fachada
Sur de La Cabezuela, en las
inmediaciones de Las Cabezas, ya que
en Córdoba tenían noticias de que en el lugar aparecían abundantes piezas y,
además, en la capital había examinado el material enviado al recién
inaugurado Museo Arqueológico Provincial. Material que había sido remitido
desde Fuente-Tójar por el cura, don Juan de Dios Leiva, en 1866, y al año
siguiente por la maestra doña Mª de la Sierra Arroyo, comunicando ésta que lo
mandado era el sobrante de dos cargas que envió al marqués de la Corte. Don
Luis excava en un barbecho los días 13,14 y 15 de abril. Obtiene unas 160
vasijas, más una cantidad menor de fíbulas, monedas, asas de calderos y un oscillum
(cabeza de Baco). Recorre el poblado de Las
Cabezas, que para él se trata de la ciudad de Iliturgicola, basándose en una inscripción aparecida en ese cerro
en el s. XVI, y que fue llevada a Carcabuey, y en otra inscripción honorífica
que tres libertos dedican a su dueño, ésta se encontraba en la Huerta
del Letrado.
Por su parte, don Rafael Ramírez de
Arellano, en 1904, cuenta que en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba
se conservan once ánforas de distinto tamaño y hechura, la mayor parte
procedentes de Fuente-Tójar, y que en el castillo de Priego hay una inscripción
dedicada a Trajano que fue encontrada en aquella población (2). Dice, además,
que por entonces se veían una calzada uniendo el antiguo poblado con la actual
villa; restos de construcciones en distintos lugares de Las
Cabezas, incluso con puertas; dos esculturas de mármol, una de ellas
masculina, en un vallado, y otra, femenina, que fue llevada al pueblo.
En 1933, a raíz de la aparición de
una lápida en la fachada Sur de Las Cabezas, el antiguo topónimo tiende a desaparecer: Don José
María de Navascués opina, después de haber estudiado la inscripción, que allí
se ubicó Sucaelo, una de las ciudades
más célebres del conventus jurídico
cordobés, a decir de Plinio. Otros datos no menos interesantes vienen a
completar su trabajo de 1934: La descripción del poblado y sus murallas
(excavadas el otoño del año anterior) y el haber recogido interesantes notas
contadas por el tojeño don José Madrid Pérez acerca de dos necrópolis, indígena
una y romana la otra, y de algunos objetos allí encontrados. Mas de los
materiales hallados tanto por don José María como por don Julio Martínez
Santaolalla en las excavaciones realizadas en Las Cabezas y zonas limítrofes nada hemos sabido, una causa fue el
estallido de la Guerra Civil del 1936-39 y, como consecuencia de la misma, la pérdida
u olvido de las memorias de los trabajos realizados dos años antes.
En 1950, Romero de Torres publica un
artículo en el Boletín de la Real Academia de Córdoba haciendo alusión a una
estatua romana de mármol procedente de Fuente-Tójar: Representa a un hombre
togado, mide 1’40 m de alta, le faltan los pies y la cabeza y se conserva en
el Museo Provincial de Bellas Artes. Sin embargo será a partir de los años 70
del pasado siglo cuando las investigaciones sobre Las
Cabezas y sus aledaños proporcionen mayor cantidad de datos:
-
En los años 1977 y 1980 se realizan dos campañas de excavaciones en la
necrópolis ibérica de Los Villarones
o Torviscales consiguiéndose abundante material que aportará interesantes
detalles relacionados con el Mundo del Más Allá.
-
En 1991 se hace una recopilación de todos los estudios llevados a cabo
acerca del poblado que se asentó en Las
Cabezas: origen de sus habitantes, cultos, posible localización del foro y
del teatro, ubicación de los aljibes, calzadas, villae,
construcciones hidráulicas, necrópolis, alfares, inscripciones funerarias
conocidas procedentes de la civitas y
de su entorno (3), posible destrucción o abandono del poblado, bibliografía
existente hasta el momento, etc.
-
Ese mismo año se llevan a cabo diversos cortes y sondeos estratigráficos
en diferentes sectores del municipium,
trabajos que, dados a conocer en 1994, sacarán a la luz sorprendentes
aportaciones acerca del mismo: datación y grosor de la muralla, peristilos...
así como la presentación de un fulcrum
(asno báquico) y de un tondo.
-En 1992 y 1995 se publican dos nuevas lápidas procedentes de Fuente-Tójar,
una del mismo cerro de Las Cabezas:
C.PVBLICIVS
NEDVMVS
ANN.L.
.H.S.ES.S.T.
.T.L.
y otra de la ladera Sur,
concretamente de Villa Consuelo:
D.M.S
.PORCI
VS
ATHE
NODORVS
ANN
LXXXV
PIVS
IN
SVIS
H S
E S T T L
Otras
inscripciones ya habían sido publicadas anteriormente. Nos referimos a:
RE... PACE
--
M.M.F.PROCVLA
PATRICIENSIS.AN.III.S
M.MARCIVS.GAL.
PROCVLVS.PATRICIEN
SIS.DOMO.SVCAELONI
II
VIR.C.C.P
--
...ISIS, ORDO...
LOCV.SEPVLTVR.IM
FVNER.VM.ILITVRGICOLES
LOCVM.SEPVLTVR.IMPEM
SAM.FVNERIS.DECR.
--
L.PORCIO.L.F.
GAL.MATERNO
ILITVRGICOLENSI
II VIR
PORCIVS.TROIOGENES
PORCIVS.PATROCLVS
PORCIVS.EVONETVS
LIB.D.D.
--
IN HONOREM.IMP
NERVAE.TRAIANI.CAE
SARIS.AVG.GERM
DACICI
EX
BENEFICIS.EIVS
PECVNIA
PVBLICA.D.ORDINIS
FACTVM
ET DEDICATVM
--
M.IVN...
ANN.LXX...
H.S.E.S....
HVIC.ORDO.MV...
--
D. M...
FLORI (S..)
MVNI I
IS +...
Y otras piezas bastante significativas iban a ser objetos de estudio:
(Se
conserva en el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar)
Escultura
de mármol del s. II d.C. Se esculpió con trépano en sus partes más
delicadas. El fauno aparece coronado con hojas de hiedra, pámpanos y racimos de
uvas. Dos cuernecillos sobresalen del tufo hirsuto. La frente y mejillas son
prominentes, aunque proporcionadas al rostro que, cejijunto, presenta un aspecto
extraño. Los ojos están perfectamente marcados y sus pupilas, que estarían
rellenas con pasta vítrea, dan aspecto de estrabismo. Los hombros van cubiertos
con una nébrida en la que se señalan las pezuñas. Era el dios de la vida y de
la poesía. Nuestro Baco (el Dyónisos griego) estaría expuesto en la hornacina
de un Lararium de una domus de ILITVRGICOLA
presidiendo fuentes y jardines. Sus dueños le honraron con diversas fiestas
orgiásticas y con banquetes rituales en memoria de sus difuntos, o solicitándole
protección a sus cosechas y rebaños.
Relacionados
con el culto religioso a Baco estaban los oscilla,
elemento cultual que se balanceaba en las ramas de los árboles y que
representaba al mismo dios o a las cabezas de las víctimas inmoladas en su
honor en el transcurso de sus festejos. En el Museo Histórico Municipal se
exhibe una copia del original que, aunque procedente de Fuente-Tójar, se expone
en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Nuestro tondo u oscillum
representa la caza y desuello del jabalí de Calidón ayudado por Meleagro.
BAJORRELIEVE
DE CARÁCTER VOTIVO
(Se
conserva en el Museo Histórico Municipal)
Se
trata de un caballo a galope y es, hasta la fecha, la única placa de esta
iconografía conservada en un Museo de titularidad pública en la provincia de Córdoba.
Apareció en las inmediaciones de El Cañuelo.
Se fecha entre el s. IV-III a. C.
Posiblemente esta representación
zoomorfa estuvo enmarcada en una moldura o, tal vez, formara parte de un
conjunto decorativo más amplio a manera de friso de grandes dimensiones, donde
participarían animales fantásticos y reales. Toda la figura responde a un
juego ideado de curvas y contracurvas, como se puede apreciar en las patas del
corcel, en el lomo arqueado y en el cuello (bajo, curvado y sin crines), que da
paso a la diminuta cabeza similar a la de un felino. El atalaje, sobriamente reducido, se ha representado minuciosamente con
finas líneas grabadas en la piedra plasmándose las riendas, mientras que para
indicar lo que hipotéticamente conformaría la montura o cincha del équido se
ha hecho mediante cortes más profundos en el costado del animal.
El
caballo supuso algo muy especial en el mundo material y espiritual de la Cultura
Ibérica, cuyas representaciones de carácter figurativo constantemente nos
remiten a él. Simboliza la alta posición social o status
del individuo antes y después de la muerte; por eso, los iberos le rendían
culto al équido, hasta el punto que se le atribuían poderes de animal
psicopompo. Este hecho se puede constatar a partir de los estudios arqueológicos
realizados en necrópolis ibéricas como Los Villarones (Fuente-Tójar), lugar donde se han localizado
diversos arreos de caballo: pasarriendas, bocado, campanita de bronce... junto a
las cenizas del difunto quien, tal vez, buscara una protección especial de su
fiel compañero en vida, para seguir unidos incluso más
allá de la muerte.
Por
otra parte, el caballo se ofrece como exvoto en determinados santuarios. Se
trata de una divinización que puede explicarse desde la influencia fenicia y
que probablemente tiene que ver con un despotes,
divinidad (dios-jinete) que ofrece una clara relación con los équidos,
simbolización de Poseídas, el señor de la tierra, divinidad agrícola, dios
del caballo, de las fuentes, de la fecundidad y de las fuerzas subterráneas.
A partir del hallazgo de este relieve
se deduce la existencia de un Santuario ibérico dedicado exclusivamente a una
divinidad protectora asociada a los caballos, Epona
o Pothnia Hippon, en el ámbito de Las
Cabezas –ILITVRGICOLA-, en donde sus moradores y la población diseminada
en oppida colindantes depositaran
caballos, yeguas y potros al amparo de la divinidad protectora de estos équidos.
Aquí, también, se ha comprobado la correlación entre el mayor número de
falcatas con empuñadura en forma de prótomo de caballo y la existencia de su
culto.
No
es la primera vez que en el término de Fuente-Tójar
aparecen materiales arqueológicos con un équido como motivo principal: En el
Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conserva un fulcrum (asno báquico que adornaba un lecho) de bronce con nielados
de plata. La bibliografía decimonónica nos cuenta que don José Fernández
Verdugo y don Francisco Julián Madrid reunieron muchas antigüedades de Fuente-Tójar
entre las que se encontraba “Una lápida
de piedra amarilla... que formaba como un escudo en cuyo centro se veía
esculpido un caballo...” y otro
pionero de la Arqueología tojeña, don Rafael Ramírez de Arellano, nos viene a
decir (sic) “Al lado contrario al río
en un montículo a unos doscientos metros de las ruinas se hallaron hace años
cuarenta losas cuadradas de idéntico tamaño y todas con relieves que
representaban animales, ciervos, caballos, yeguas con sus potros, aves
&&. Seguramente eran metopas de templo, palacio ó villa de orden dórico.
No queda ninguna: las gastaron como materiales de construcción”.
(Se conserva en el Museo Histórico
Municipal)
El carnero es un animal íntimamente
ligado al ser humano por los beneficios que de él obtiene: leche, carne, lana y
cuero. Es austero, prolífico, bello, noble y bravo. El hombre lo representó en
pintura y escultura en función de sus creencias, exhortando o alabando a sus
dioses.
En la Antigüedad estuvo asociado al
mundo funerario, simbolizando el tránsito de la muerte a la vida, y al
religioso, mediante escenas de sacrificios ofrecidos a la deidad. También se
relaciona con la fecundidad y como defensor de la aristocracia local. Sus
representaciones arrancan del Mediterráneo Oriental y se extendió a lo largo
del I milenio a.C. hasta la Península Ibérica alcanzando su máximo apogeo a
partir del s. III a.C. El carnero se plasmó en arcilla, bronce (un ejemplar
apareció en Las Cabezas) y en piedra,
caso del expuesto en el M.H.M., hallado en la fachada Sur de ILITVRGICOLA.
Las técnicas empleadas en su labra,
al igual que en otras expuestas en este Museo de Época Ibérica (caballo, placa
y la escultura del monumento funerario) fueron las adecuadas a una materia
blanda y frágil (piedra arenisca o piedra tosca, como se la denomina en Fuente-Tójar).
Presenta el cuello corto y uniforme mirando adelante, en actitud defensiva o de
ataque ante cualquier espíritu maligno o enemigo humano del muerto, como lo
demuestra la frente situada en un plano anterior al hocico. En la pieza se
aprecian las cejas, los ojos almendrados de pupila lisa con párpados muy
pronunciados y los cuernos lisos y enroscados; sin embargo están ausentes las
orejas, los orificios nasales y la boca. Lo más significativo es la oquedad
existente en la parte superior del lomo, interpretándose tal hueco como lugar
en el que se depositaron las ofrendas, o como receptáculo de la sangre de algún
animal sacrificado durante la ceremonia ritual, o como urna cineraria del cuerpo
calcinado de algún personaje influyente de la ciudad a imitación de las
crioesfinges tebanas, que custodiaban las imágenes de los faraones.
1.
Existe una amplia bibliografía al respecto. Vid, entre otra: PLINIO: Nat.
His. III, 10. C.I.L. II, 1650. NAVASCUÉS, J.M. (1934): “Sucaelo”. ACFABA, Vol. I, pp. 1-23. Madrid. ROMERO DE TORRES, A. (1950): “La colección arqueológica Romero
de Torres, en Córdoba. Museo de Bellas Artes”. B.R.A.
de Córdoba, 64, pág. 104. Universidad de Córdoba (1977): Memorias
de L. M. Ramírez de las Casas Deza, pág. 153. RUIZ GONZÁLEZ, M. (1980): Historia
de la Villa de Fuente-Tójar, m.i. pp. 3 y ss. MARCOS POUS, A. Y VICENT
ZARAGOZA, A. Mª. (1983): “La necrópolis ibero-turdetana de Los Torviscales,
Fuente-Tójar. Novedades de Arqueología
Cordobesa. Exposición Bellas Artes’83. pp. 11-18. VICENT ZARAGOZA, A. Mª.
(1984-85): “Trabajos arqueológicos inéditos en Fuente-Tójar (Córdoba) de
L. Maraver, en 1867”. Corduba
Archaeologica, 15, pp. 41 y ss. MADRUGA FLORES, J.V. (1992): “Los epígrafes
de Fuente-Tójar”. Iliturgicola, la Voz
de Tójar, 4, pp. 18-20 Fuente-Tójar (Córdoba).
VAQUERIZO, D., MURILLO, J.F. y QUESADA, F. (1994): Arqueología Cordobesa: Fuente-Tójar. Córdoba. y Una amplia
bibliografía queda reflejada en STYLOW, A.U. (1983): “Inscripciones latinas
del Sur de la provincia de Córdoba”. Gerión, I, pp. 267-303. Madrid. CARRILLO DÍAZ-PINÉS, J.R. y HIDALGO,
R. (1991): “El yacimiento arqueológico del Cerro de las Cabezas (Fuente-Tójar,
Córdoba). En XX CNA, pp. 349-354.
Zaragoza. VAQUERIZO, D.; MURILLO, J.F. y QUESADA, F. (1994): Arqueología
Cordobesa, Fuente-Tójar. Córdoba. CARMONA ÁVILA, R. (1995): “Titulus
sepulcralis inédito del entorno del cerro de Las Cabezas de Fuente Tójar
(Córdoba). A.A.C.
6, pp. 311-320. Córdoba. JURADO ÁVALOS, N. (2001): “Placa
relivaria con équido del entorno de la aldea de El Cañuelo, Fuente-Tójar (Córdoba)”.
En Anales de Arqueología Cordobesa, 12,
pp. 53-66. Vid. LEIVA BRIONES, F. (1985): “Cerámica de lujo romana de la Época
Imperial en Fuente-Tójar”. Fuente del
Rey, 15-16, pp. 10-11. Priego de Córdoba. Ídem (1987): “Iliturgicola,
ciudad ibero-romana. Cerro de Las Cabezas, Fuente-Tójar”. En Historia,
Arte y Actualidad de Andalucía. Universidad de Córdoba. Ídem: (1988):
“Iliturgicola, de ciudad estipendiaria a municipio latino”. En Adarve
202-203, pp. 35 y ss. Priego de Córdoba Idem. (1989, a): “Reseña histórica
de Fuente-Tójar”. En Crónica de Córdoba
y sus Pueblos I, pp. 80- 89. Córdoba. Idem. (1989, b): “La Hermandad de
San Isidro de Fuente-Tójar (Córdoba”, su Bandera y su Danza”: En Crónica
de Córdoba y sus Pueblos I, pp. 90- 102
Idem. (1989, c): “El suntuoso monumento funerario de un personaje regio
en Fuente-Tójar (Córdoba)”. Rvta.
Fuente del Rey, nº 67. Priego de
Córdoba. Idem. (1990): Guía abreviada
del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar (Córdoba). Fuente-Tójar.
Idem. (1991, a y b): “Iliturgicola, I y II partes”. Iliturgicola,
la Voz de Tójar, 2-3, pp. 8-11 y 8-12, respectivamente. Fuente-Tójar, Córdoba.
Idem (1991, c): “Una aproximación al ritual funerario ibérico”. Crónica
de Córdoba y sus pueblos II, pp. 65-78. Idem (1991, d): “¿Existió en la zona de Fuente-Tójar
algún santuario ibérico?. En Crónica de
Córdoba y sus pueblos II, pp. 79-93 y nota 50. Córdoba. Idem (1994, a, b y
c): “Nuevos yacimientos arqueológicos en las áreas de influencia de Las
Cabezas y de la Mesa de Fuente-Tójar”, “Trajano e Iliturgicola” y
“Nueva escultura zoomorfa en piedra aparecida en Fuente-Tójar (Córdoba):
carnero ibérico”. En Crónica de Córdoba
y sus pueblos III, pp. 277-319. Córdoba. Ídem. (1996): “Documentos inéditos
de la Abadía en el Archivo Parroquial de Fuente-Tójar (Córdoba): Autos”. En
Abadía. Primeras Jornadas de Historia en la Abadía de Alcalá
la Real, pp. 171-172. Diputación Provincial de Jaén. Idem (1996): “El
Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar”. En Guía
de los Museos Locales de la provincia de Córdoba, pp. 91-103. Córdoba.
Idem (1996): “Puntas orientalizantes en bronce con doble filo y arpón o
diente lateral tipo Benamejí y su
dispersión en la provincia de Córdoba”. En Actas
de las Primeras Jornadas de la Real Academia de Córdoba en Benamejí, pp.
73-94. Idem (1997): “Presencia material griega en Fuente-Tójar”. En XV
Congreso Nacional de Cronistas Españoles y XXV Reunión Anual de Cronistas
Cordobeses (Bodas de Plata), pp. 295-310. Córdoba. Idem (2003):
“Tesorillo hispano-musulmán de ocultación hallado en Peñalosa (Fuente-Tójar,
Córdoba). En Crónica de Córdoba y sus
pueblos, IX, pp. 107-137. Córdoba. LEIVA BRIONES, F. y JURADO ÁVALOS, N.
(2000): “Fauno de Fuente-Tójar (Córdoba)”. En Boletín
de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 1, pp. 85-93. Córdoba.
2.
Esta inscripción está dedicada a Hadriano, aunque no aparece su nombre
expreso, dice así:
IMP.CAES.DIVI.TRAIANI
PARTAICI.DIVI.NERVAE
Como
traducción propusimos la siguiente (vid. LEIVA BRIONES, F. –1994, b- pág.
312): Imp (eratori) Caes(ari) Divi Traiani Parthici, F (ilio), Divi Nervae, ¿nepoti?
Tras estas líneas debieron continuar otras en las que posiblemente se leería,
o hubo intención de poner: Traiano Hadriano Augusto, Patri Patriae, Pontifice
Maximo, Tribunicia Potestate...Consuli...Imperatori... Es decir: al Divino
Emperador César (Adriano Augusto) hijo del Divino Trajano Pártico, nieto del
Divino Nerva (Padre de la Patria), Pontífice Máximo, en su Tribunicia
Potestad... Cónsul por... veces, Emperador en...
FUENTE-TÓJAR POSEE EL MAYOR MOLINO DE ACEITE
DEL OCCIDENTE EUROPEO DE ÉPOCA ROMANA
PROVINCIAL DE MUSEOS LOCALES DE CÓRDOBA)
Por los restos aparecidos, Fuente-Tójar cuenta desde muy antiguo en el
concierto de las zonas aceiteras. Actualmente sus aceites tienen fama por su
poca acidez, sabor amargo, color verdoso, olor agradable y por sus características
antioxidantes, peculiaridades que le vienen dadas porque en su territorio
existen diferentes variedades de plantas oleaginosas, muchas de ellas cultivadas
desde épocas imprecisas: el acebuche u oleastro (olea
europaea); el carrasqueño o
arbequino (muy parecido al acebuche); el picudo (olea europaea Columella); el cornachuelo o cornezuelo; el hojiblanco,
redondillo o lucentino (olea europaea
Arolensis); el manzanillo
(parecido al lucentino); el blanquillo, picual o marteño (olea europaea rostrata); el jardúo o chorrúo y el verdial
llamados, estos últimos, malas castas.
Los aceites de mejor calidad se obtienen de las variedades carrasqueña y
picuda. Si a lo anterior unimos su
clima y orografía (mediana altitud y suelos calizos y cascajosos) podríamos
decir, como ya precisaran Plinio y Columela hace 2.000 años, que es una zona
bastante apta para el cultivo del olivar y, por ende, a la calidad del producto.
En FUENTE-TÓJAR, aparte de en el municipium
(ILITVRGICOLA), en ocho villae
de su actual término se han encontrado diferentes elementos de molino (orbes,
muelas, pies de prensa...) y restos de ánforas de Época Romana. Una de las
piezas halladas es un asa de ánfora olearia Dressel 20 estampillada con las
siglas .PNN. (tria
nomina señalando el nombre del
productor o del mercator olei hispani ex
provinciae). Sin embargo, de todos los lugares el más espectacular es El
Lucerico. En este montículo, hacia
media colina, se sitúa un complejo industrial que abarca una extensión de unos
1.866,24 metros cuadrados dispuestos de la siguiente manera: Zona
A, en donde se cree que fuera el sector de las trojes del almacén de
aceituna (tabulatum) o el mismo área de molienda. La Zona B ocupa el habitáculo (torcularium)
con las prensas: seis piedras rectangulares (lapis pedicinus) con sus orificios (pies de arbores) para encajar verticalmente las vigas (arbores) de la prensa y un pavimento (de opus spicatum) para el prensado enmarcado por canalillos de desagüe
por donde discurría el aceite y alpechín procedente de la molturación. Zona
C, aquí se situarían los depósitos de decantación (labra
y dolia) y el almacén (cella
olearia). A todo ello hay que unir los compartimentos destinados a
viviendas, zonas de almacenaje y de molturación por otros procedimientos (el trapetum,
la mola suspensa y la canalis
et solea) y los habitáculos para operarios y para bestias, por lo que el
complejo, en su totalidad, sería, al menos, el doble de
lo expuesto.
MITOLOGÍA:
MONEDA IBÉRICA CON EL “RAPTO DE EUROPA” Y OSCILLUM REPRESENTANDO EL
“DESUELLO DEL JABALÍ DE CALIDÓN”. MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL DE FUENTE-TÓJAR
(CÓRDOBA) *
(Fernando
Leiva Briones, Director-Conservador del Museo)
En
nuestro trabajo presentamos dos piezas expuestas en el Museo Histórico
Municipal de Fuente-Tójar: Una moneda ibérica troquelada con el mito del
“Rapto de Europa” y una réplica de oscillum recogiendo “uno de los últimos
episodios relacionados con la caza del jabalí de Calidón”, cuyo original se
halla en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid inventariado con el nº
2.750. Ambos proceden de Fuente-Tójar, pero, mientras de la moneda conocemos el
lugar exacto, cuándo y circunstancias de su descubrimiento, del tondo lo
ignoramos, aunque intuimos que debió aparecer en Iliturgicola
(Cerro de Las Cabezas) o en sus inmediaciones; sin embargo nos consta que
perteneció a la colección Miró, que está esculpido en bajorrelieve en una de
las caras de un disco marmóreo de 18 cm de diámetro y que cronológicamente se
adscribe al s. I d. C., datos proporcionados por dicho Museo y que agradecemos
desde estas líneas (1). Moneda y tondo están íntimamente vinculados con la
Mitología Clásica; sin embargo, el oscillum
ahonda más, penetra a través del umbral superior de lo sagrado con lo
Superior, con lo que el hombre tratará de congraciarse con ese Ser o Seres
mediante rituales y ceremonias de alabanza. Como los materiales presentados están
relacionados en mayor o menor medida con las creencias religiosas griega y
romana quisiéramos, aunque sucintamente, recordarlas en sus notas más
peculiares. Ambas presentan sobradas similitudes entre sí e influyeron
en gran escala en la religión cristiana primitiva (2). La primera hunde sus raíces
en la cultura cretense (milenio III a. C.) completándose con aportaciones
aqueas (mitad milenio II a. C.) y dorias (c. 1200 a. C.). Al principio los
griegos adoraban a seres inanimados (plantas y animales, ríos, volcanes,
astros, rayos y arco iris) por lo sorprendentes que les parecían, fenómenos
que, al tomar forma humana por metamorfosis, dieron paso al mito, es
decir, a lo fabuloso que pretende aclarar de manera satisfactoria lo misterioso
de la vida del más común de los humanos llenando el vacío que queda sin
respuesta en el espíritu. Es una religión politeísta, naturalista,
antropomorfa y monárquica. Sus dioses eran los representantes de las fuerzas de
la Naturaleza, eran como hombres y mujeres de los que únicamente se
diferenciaban por ser inmortales (3). El Panteón griego lo componían dioses de
diferentes procedencias y cronologías: Paleohelénicos, minoicos y coloniales,
como ejemplos de cada caso respectivamente citamos a Zeus, Atenea y Diónisos
(4). A ellos se añadieron los héroes (semidioses), esto es, personajes
nacidos de la unión de diosas y hombres, o mujeres preñadas por los
dioses, según recoge Hesíodo en su Teogonía
(s. VIII-VII a. C.). Fueron amalgamados por sincretismo en una sola divinidad y
cantados por Homero en su Himno a Apolo
(s. IX a. C.), poema sumamente estimado entre las clases dirigentes por ver a
sus dioses como a ellos, humanos, con sus caprichos y pasiones y que se hallaban
unidos en una gran familia con su genealogía y jerarquía. Una de aquellas
deidades era Diónisos, el patrón de
los campos, el de la vid concretamente, cuyas fiestas y misterios – los faustos dionisíacos - adoptaban un carácter orgiástico, de
evasión mediante el éxtasis, que simbolizaban el triunfo del amor sobre la
muerte. Eran ceremonias secretas en las que no podían participar sino los
iniciados con sus cultos esotéricos buscando adentrarse en la vida futura del Más
Allá.
Por
lo que respecta a los romanos, decir que eran muy devotos y supersticiosos a la
vez. Su credo, fundamentado en la vida familiar, estaba al servicio del
individuo y del Estado. Tenía un fin eminentemente práctico: Obtener el
beneficio de los dioses y espíritus.
En
el Lacio existía una religión muy primitiva afín con la de los indoeuropeos;
sin embargo, tras las relaciones con griegos (a través de las cerámicas,
conocimiento de los cultos por contacto con los focenses, adopción de Apolo,
Artemisa y Hércules) y etruscos (consulta de los Libros Sibilinos) irá
adquiriendo nuevos horizontes: Adoptará y adaptará los cultos extranjeros
entendiendo los latinos, al mismo tiempo, que si “capturaban” a los dioses
foráneos (caso de los etruscos Tin, Uni y Menerva, que se convirtieron, ya
latinizados, en Júpiter, Juno y Minerva) privaban a sus enemigos de la ayuda
divina que les podría proporcionar en sus respectivos territorios, percibiendo,
también, que bastantes de los cultos propios y los de otros pueblos extraños
eran similares (divi quorum est potestas nostrorum hostiumque). Para el romano todo estaba supeditado a la voluntad de
los dioses y cualquier acto de su vida, por muy simple que fuera, dependía de
los númenes (numina) y de los genios
(genii), ya fuesen propicios o malévolos,
y que existían en cualquier lugar y tiempo y adivinaban los arúspices.
Esos espíritus se hallaban en las labores del campo, en los rebaños, al nacer,
durante la lactancia y en la juventud, en las puertas de las casas, en los
meteoritos, en los rayos, en los bosques, en las plantas medicinales y en las
venenosas, en ciertos animales considerados como benéficos por ser la
reencarnación de los antepasados... por lo que existían divinidades
universales, p. e.,
Mater Matuta (diosa de la mañana),
Liber Pater (Baco) o Libera
(diosa de los Infiernos), y familiares, que fueron los primeros en aparecer en
la República Romana, s. VI a. C., y que pasarían a ser de la urbe. Componían
estas deidades familiares o domésticas los manes
(“los buenos”, en recuerdo de los antepasados), los lares
(del lugar) y los penates, que fueron
los protectores de la despensa. A unos y a otros había que tenerlos contentos
con cultos apropiados en lugares sagrados (montes, cuevas, jardines...) ofreciéndoles
aquello que se creía que era de su agrado (alimentos y
sacrificios cruentos e incruentos) para que aceptaran sus preces. De
ofrecer los sacrificios y ofrendas se encargó en un principio el monarca
asistido por sacerdotales creados ex profeso por él, siendo la clase más antigua la de los flámines,
a los que siguieron los salios (salii)
y las vestales. Las familias patricias
tuvieron sus sacerdotes privados, como los lupercos - sacerdotes de Pan- (5).
Dejando
al lado la religión oficial con sus rituales públicos, muy ceremoniosos y
rigurosos y que se hallan fuera del propósito del presente trabajo, trataremos
de los cultos domésticos (vid. supra).
Los dirigía el paterfamilias
rindiendo pleitesía a los dioses del hogar ofertándoles perfumes, manjares y
flores. Estos númenes presidían los atrios de las casas, los huertos,
jardines, bosques y fuentes, y se custodiaban expresamente en hornacinas,
capillas, troncos de árboles, cuevas o lugares ocultos. Alguna casa de Iliturgicola
(Fuente-Tójar) se vio adornada y protegida por el Herma de Baco que dimos a
conocer en las páginas del número 1 del Boletín de la Asociación de Museos
Locales de Córdoba (6) y por el oscillum,
a los que acompañarían algún que otro braserillo o quemaperfumes relacionado
con la parafernalia llevada a cabo durante los rituales pertinentes como el
expuesto en la vitrina núm. 16 del Museo Histórico Municipal de la Villa (lám.
1). El primero, el Herma, dios de la vida y de la poesía, escultura de mármol
del s. II d. C. esculpida con trépano en sus partes más delicadas, estaría
expuesto en la hornacina del Lararium
de una domus de Iliturgicola presidiendo fuentes y jardines, en donde sus dueños le
honraron con diversas fiestas orgiásticas y con banquetes rituales en memoria
de sus difuntos o solicitándole protección y fertilidad a sus cosechas y rebaños
(7). Por lo que respecta al braserillo, también hallado en la vieja ciudad
iberorromana en un lugar próximo al que apareció el Baco y que será objeto de
un próximo trabajo, decir que aún conserva en la superficie de su cóncava
cazoleta señales oscuras resultantes de quemar las esencias durante las
ceremonias. El último de los materiales reseñados es el oscillum o tondo que tratamos más abajo.
Se
expone en la vitrina nº 11 del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar con
el núm. de inventario 2.594-R- Fue hallada por don Antonio González y González
en mayo de 1982 delante de Los pozos de “Las Rentillas”. El numerario
procedería probablemente de Las Cabezas
y llegaría a ese lugar arrastrado por la fuerte corriente ocasionada por la
tormenta caída el 16 de mayo de ese año.
Se
trata de un as de la serie latina acuñada en Castulo (Linares, Jaén) entre el 80 a. C. y la época de Augusto.
En el anverso aparece una efigie masculina desnuda mirando a la izquierda (lám.
2); delante sólo existen dos letras, Q y V faltando por desgaste la L y la F de
LQVF; detrás no aparece la leyenda que debiera (QISCF) a causa de la mala
conservación del campo epigráfico y, posiblemente, a su escasa banda ya que la
cerviz del personaje representado llega prácticamente al canto. En el reverso
aparece de frente una figura femenina cabalgando, Europa o Artemisa Tauropolos,
con los brazos en cruz y adornada con doble aureola, o dos medias lunas, bajo
ella se muestra Zeus transformado en toro galopando hacia la derecha con la
cabeza levantada. Entre las patas del animal, en la zona del exergo, aparece la
leyenda recta directa MCF, nombre del magistrado monetal. Peso, 12 gr; módulo,
30 mm de diámetro. Inédita. Estado de conservación regular (lám. 3).
Existe
una gran variedad en las estampaciones de los motivos representados en las caras
de las monedas semejantes a esta de Fuente-Tójar que, aunque en los campos
aparezcan las características efigies y leyendas propias de Castulo de esta época,
los troqueles varían; lo mismo suele ocurrir con los cospeles, tanto con los módulos
como con los grosores y, por lo tanto, en el peso de las monedas, ya que oscilan
entre los 26´1mm y los 30´5 mm de diámetro y entre los 8´37 gr. y los 15´29
gr. (8) y los 11´44 gr. 27 mm de diámetro, según se observa en un ejemplar de
la misma ceca conservado en Sevilla (9).
EUROPA
era hija del rey fenicio de Tiro Agenor y de Telefasa o Argíope, también se
dice de ella que era hija de Fénix, aunque éste era su hermano. Según la
tradición, cuando Europa jugaba a la orilla del mar con unas amigas pasó Zeus
y se enamoró de ella; el dios, para seducirla, se metamorfoseó en un toro
blanco con unos cuernos, en forma de un creciente lunar, que lucían como rayos.
El animal era manso, y acercándose a las muchachas se prestó a toda clase de
juegos y caricias. Sorprendida Europa por la mansedumbre del buey bromeó con él,
y echado el animal en la arena de la playa se sentó sobre su lomo, momento que
aprovechó la bestia para penetrar en el mar y llevarse a la muchacha hasta
Creta, en donde la hizo suya junto a un arroyo de aguas claras que corría en un
bosque sombrío. Agenor, padre de Europa, mandó a Cadmo, Fénix, Cílix y Taso,
sus otros hijos, a que averiguaran su paradero y la rescataran del astado
animal. Los hermanos salieron en su búsqueda caminando en dirección de los
cuatro puntos cardinales y se asentaron en diversos lugares: Fénix y Cílix, en
Fenicia y Cilicia; Taso, en el Egeo, y Cadmo, en Tebas, ciudad que fundó,
desistiendo de su empeño a instancia del oráculo de Delfos. Zeus y Europa
tuvieron tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón. Luego, el dios casó a la
muchacha con Asterión, rey de Creta. De esta nueva unión nacieron hijos, y el
rey cretense crió como suyos a los que había concebido Europa con Zeus. Así,
a la muerte de Asterión, Minos ocupó el trono de Creta. El mito de la seducción
de Europa por Zeus coincide en lo esencial con el de la seducción de Hera por
el mismo dios; incluso hay una variante en la tradición del primero, según la
cual, Zeus, antes de unirse a Europa, se habría transformado en un águila.
Ambas uniones se habían realizado en Creta y corresponden, sin duda, al ritual
pre-helénico del matrimonio sagrado. Y es en Creta, en donde según la tradición,
a Europa, a su muerte, recibió culto de diosa con el nombre de Hellotia, y
Hesiquio, por su parte, asegura que Hera tenía el título de Europa ¿Europia?,
a lo que hay que añadir la versión de los mitógrafos, según la cual, el toro
en que Zeus se transformó para raptar a Europa, fue convertido después en la
constelación de Tauro. Otra leyenda dice que Europa era hija del dios-río Nilo
y de su esposa Dánao (10).
ZEUS.- Es el más importante de los dioses griegos, a quienes preside
desde el Olimpo. Es el Júpiter romano. Tiene origen indoeuropeo viendo a
significar brillo, por lo que es la divinidad celestial y de los fenómenos
atmosféricos (relámpago, rayo, trueno, acumulación de nubes y lluvia), también
está relacionado la fertilidad de todas las criaturas. Es, además, el dios y
protector de la familia, del matrimonio, del orden social y defensor del
derecho. Es el mediador entre los hombres y entre los dioses y entre éstos
entre sí. Castiga a los hombres cuando le ofenden o se irrogan prerrogativas
divinas. Así ocurre con Atalanta que la transforma en león o fulmina con un
rayo a Faetonte, a Salmoneo, Ménalo y envía un diluvio para castigar a los
hombres por sus maldades. Para Homero es el mayor de los hijos de Crono y Rea,
sin embargo, para Hesíodo era el más joven. Rea, su madre, después que su
marido hubiese devorado a Posidón, Hades, Deméter, Hera y Hestia, decidió
salvar a Zeus, para ello parió en secreto y engañó a su esposo diciéndole
que le entregaba al recién nacido, cuando en realidad era una piedra envuelta
en pañales; Crono ingirió a la piedra, mientras Rea (o Gea) escondía al niño
en una cueva, donde lo cuidaron las Ninfas dándole leche de una cabra llamada
Amaltea, al tiempo que los sacerdotes kurétes ejecutaban sus danzas guerreras
con el fin de evitar que Crono oyera al niño. De mayor, Zeus, convenció a la
titánide Metis (la primera esposa de Zeus) para que le diese una droga a Crono
y que le hiciese vomitar, lo que éste haría devolviendo al mundo a los
hermanos y hermanas de Zeus. En la lucha por el control del Mundo (la
Titanomaquia), y gracias a los Cíclopes y los Hetaconquiros, Zeus venció a
Crono y a los Titanes. Tras ello, los dioses se repartieron el mundo,
correspondiendo a Zeus el cielo, a Posidón el mar y a Hades el mundo de los
muertos. Mayor importancia tuvieron la guerra contra los Gigantes, la
Gigantomaquia, en la que vencieron Zeus y los dioses Olímpicos, y la lucha que
sostuvo contra el gigante Tifón. Éste atacó a los dioses haciéndoles huir
menos a Zeus y a Atenea. En el combate, Zeus fue desarmado, herido y vencido en
un principio y encerrado en una cueva, pero tras haberse repuesto, atacó de
nuevo con sus rayos a Tifón. Tuvo el dios aventuras amorosas con muchas diosas
de las que nacieron Perséfone, de Deméter; las Moiras, las Hespérides, las
Horas y Astrea de la titánide Temis; las Gracias y el río Asopo, de la oceánide
Eurímone; las nueve Musas, de la titánide Mnemosine; Dioniso, de Sémele;
Afrodita de Dione; Apolo y Ártemis, de Leto; Hermes de Maya; de Hera, una de
sus hermanas, tuvo a Ares, Ikitía, Hebe y Hefesto. Igualmente tuvo amoríos con
ninfas, con mujeres mortales e incluso con varones adolescentes, como Ganimedes
y Euforión. Con
Níobe tuvo a Argo, con Dánae a Perseo, con Io a Épafo, con Alcmena, a
Heracles y con Europa a Minos, Radamantis y Sarpedón (11).
El
tema del Rapto de Europa ha sido ampliamente tratado y representado desde muy
antiguo, pudiéramos decir que desde apareció el mito. Se halla en cerámicas
griegas (hidria, s. VI a. C, y el vaso de San Petersburgo, s. IV a.
C.); en una metopa del templo
megarense de Selinonte, uno de los siete templos que construyeron en Sicilia, s.
VII a. C.; en pinturas murales romanas
(Pompeya, s. I a. C., hoy en Nápoles), lienzos
modernos (Veronés, Tiziano, Rubens, Martín de Vos, Rembrant...) y
contemporáneos (Pablo Picasso); literatura
(Herodoto, Historia VII, 185; Ovidio, Metamorfosis, 836 y ss., y en los
Fastos, V, 603 y ss.; Góngora,
comienzo de la Soledad I, verso segundo: “en que el mentido robador de
Europa”, s. XVII; Leconte de Lisle, Últimos poemas, s. XIX, y en
monedas
de curso legal (de dos euros) acuñadas en Grecia (lám. 4).
Los
oscilla eran figuras esculpidas en
bajorrelieve en discos (tondi) que
pendían de los árboles mediante una cinta que los atravesaba a través de una
perforación, lo que favorecía su balanceo ocasionado por el viento. Con el
tiempo, los tondos fueron llevados de esos primitivos emplazamientos y se
colocaron en los intercolumnios del vestíbulo (atrium)
o del peristilo (peristilum) o en el
jardín de la casa (domus), no por
eso, seguían cumpliendo una doble función: La religiosa y la decorativa.
Estuviesen donde estuviesen eran elementos cultuales propiciatorios asociados
con los cortejos y ritos mistéricos dionisíacos (thiasos)
y con otros afines, como el orfismo y las Saturnalias e incluso marinos, ritos
en los que participaban de forma activa los mystos
(iniciados).
Frente
a la mayoría de los tondos que están decorados por las dos caras, el nuestro,
el del M.A.N. (vid. supra), que además
no está completo, es un oscillum anómalo
al presentarse sólo rebajado por una de sus caras, por lo que quizá estuvo
empotrado en algún paramento. La decoración se completó con pintura roja y se
vincula al repertorio neo-ático (12).
En tondo que se halla en el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar
es una copia del original. Está inventariado con el número 1.834. La réplica
es obra de Narciso Jurado Ávalos en 2002. Se trata de un disco de madera
cubierto con escayola, tiene un módulo de 18 cm de diámetro. A unos 1´75 cm
de la circunferencia externa se ha marcado otra de 7´25 cm de radio (no todos
tienen la misma longitud) dejando en su interior un campo rebajado de 14´5 cm
de diámetro en donde aparecen en bajorrelieve el Jabalí, Meleagro dándole
muerte y Atalanta. Las tres figuras miran hacia la izquierda (lám. 5), en
contraposición con el oscillum original que lo hacen a la derecha del
espectador (lám. 6). Otra diferencia con el original es que el que se encuentra
en Fuente-Tójar aparece completo. El anillo existente entre ambas molduras o
circunferencias, más pronunciada la externa que la interna, se muestra
rehundido. En cualquier caso representa la caza y desuello del Jabalí de Calidón
por Meleagro tras haber desbastado el animal los campos regidos por su padre, de
tal suerte que para darle muerte tuvieron que reunirse casi medio centenar de
los principales héroes de la antigua Hélade, una bella mujer y otros seres
mitológicos. La leyenda del Jabalí de Calidón o de Meleagro es la misma.
El
héroe etolio MELEAGRO era hijo de Eneo o Ares, rey de CALIDÓN, y de Altea,
hermana de Leda, y primo de los Dioscuros, de Helena y de Clitemestra. A los
siete días de nacer, las hijas de Zeus y Temis, es decir, las Moiras (Cloto, Láquesis
y Átropo), advirtieron a Altea que el niño moriría tan pronto como se hubiese
consumido un ascua que en aquel momento ardía en el hogar, por lo que la madre
lo sacó y escondió. Transcurridos varios años, su padre, durante una fiesta
de recolección, ofrendó a los dioses por la vasta cosecha conseguida olvidándose
de Artemisa o Ártemis. Ésta, en represalia, envió un Jabalí a Calidón, que
destruyó campos y ganados y atemorizó a la población, ante ello, Meleagro
reunió los mejores cuarenta cazadores de diversas partes de Grecia prometiendo
los despojos (piel y colmillos) a quien lo matase. Entre los cazadores se
hallaban dos centauros y una cazadora alta y rubia: Atalanta, la hija de Esceneo
(o Yaso), rey de Arcadia. La cacería no tuvo buenos comienzos: Los Centauros
acosan con sus galanteos a Atalanta, pero ella fiel a sus promesas los saetearía;
Anceo se siente disgustado ante la presencia de una mujer entre los cazadores;
el Jabalí al verse perseguido, acorralado y herido por Atalanta, Ificles y
Anfiarao embistió contra sus perseguidores matando, entre otros, a Anceo, y
Meleagro, que también se había enamorado de ella, cuando dio muerte al
jabalí donó los trofeos a la joven. Sin embargo, los tíos de Meleagro
protestaron ante el hecho manifestando que si él no se quedaba con los trofeos
deberían ser ellos los que los recogiesen por ser parientes y no un extraño
reprochándole, además, que estaba casado. Enfurecido Meleagro los retó y mató
y Altea, al ver los cadáveres de sus hermanos, sacó el tizón y lo echó al
fuego que se consumió muriendo su hijo al instante. Ante ello, desesperada, se
suicidó y con ella Cleopatra, mientras que las hermanas del héroe fueron
convertidas en aves pintadas. La leyenda de Meleagro fue una de las más célebres
de su tiempo, llegando al punto de que los más famosos héroes participaron:
Acasto (gran lanzador de jabalina), Admetos de Feres, Anceo, Anfiarao de Argos,
Castor, los Centauros, los Dioscuros (Cástor y Pólux) de Esparta, Idas,
Ificies o Ificles (hermano de Heracles) de Tebas, Jasón de Loicos o de Yolco,
Leucipo, Linceo de Mesenia, Néstor, Peleo de Ftía (esposo de Tetis), Piritoo
de Larisa (amigo de Teseo), Plexipo y Toxeo (tíos de Meleagro), Polux, Telamón
de Salamina, Teseo de Atenas (el vencedor del Minotauro) y Atalanta de Arcadia.
Sin embargo, en la Ilíada de Homero la historia ocurre de forma diferente, ya
que sólo participan los Etolios de Calidón y sus vecinos los Curetes, Atalanta
está ausente y Meleagro muere a manos de Apolo, amigo de los Curetes en la
batalla que se libra tras la muerte del Jabalí, por lo que no participa en la
Guerra de Troya (13).
De
entre los protagonistas más activos de la leyenda entresacamos a:
ÁRTEMIS:
Esta diosa helénica, la Diana del Panteón romano, nació en Delos. Es hija de
Zeus y de Leto y la hermana inseparable de Apolo, con quien se asocia en sus
leyendas y cultos. Su padre le regaló un arco y unas flechas y Pan una jauría
de perros, por lo que es considerada como la diosa de la caza, de las fieras y
de los bosques viéndosele a menudo cazar por los montes de Arcadia, Taigeto y
Erimanto. Tiene poderes sobre las aguas en general y las termales en particular.
Es la diosa virgen, la de la perenne castidad, por lo que vela por la de
los jóvenes y doncellas intentando apartarlos de la influencia de Afrodita. Es
la diosa protectora de los ciclos vegetales, de los nacimientos favoreciendo la
procreación y cuidando a los niños aunque muchas veces provoca la muerte
repentina: Muerte de la serpiente Pitón, mata a las hijas de Níobe, lucha
contra los Gigantes matando a Gratión, asaetea al gigante Ticio y es favorable,
como Apolo, a los troyanos. Toma parte en numerosos mitos relacionados con la
virginidad, caso de la muerte del fornido cazador Orión, que había sido su
compañero de caza, y mata a Oto, uno de los Alóalas, por haber querido
violarla. Mata a
Laodamía, Quíone, y Ródope, y hace que Acteón muera, por haberlo
transformado en ciervo, devorado por sus propios perros por haberla visto
involuntariamente desnuda mientras se bañaba. Ártemis fue quien impidió a
Agamenón arribar a las costas de Troya con sus barcos debido a una prolongada
calma obligándole a sacrificar a su hija Ifigenia, porque el rey miceno, al
matar a una cierva, se había jactado de ser mejor cazador que la diosa. Otro
mito relacionado con Artemisa es el de la muerte de Calisto, a la que saetea
después de haberla transformado en osa por haberse dejado seducir por Zeus. Y
fue ella quien envió al Jabalí de Calidón para castigar a Eneo por no haber
ofrendado un sacrificio en su honor (14). Es la DIANA de los romanos.
ATALANTA:
Era hija de Esceneo y de Yaso, rey de Arcadia. A los pocos días de nacer, su
padre decepcionado porque esperaba un hijo varón la abandonó a su suerte en el
monte Partenio. Al conocer el hecho, la diosa Artemisa le envió una osa para
que la amamantara hasta que pudo valerse por sí sola (15). Cuando llegó a
tener juicio se convirtió en la protegida de Ártemis a cambio de prometerle
que no se casaría. Tras la caza del Jabalí de Calidón, y una vez que se enteró
su padre de su participación y de que fue la primera que hirió al suido, al
ver los trofeos conseguidos, se sintió avergonzado por haberla abandonado de
pequeña y la nombró heredera de su reino, al tiempo que le prometió buscarle
un marido digno de ella. Atalanta se negó por la promesa que le hizo a Ártemis
y porque un oráculo le había dicho que moriría si se unía en matrimonio; no
por ello, se comprometió con su padre diciéndole que se casaría con aquél
que la venciera en la carrera, a sabiendas que ello era imposible, ya que era
conocida como la de “los Pies Voladores” por su agilidad; pero Hipómenes,
biznieto del dios Poseidón, que se había enamorado de ella, ofrendó
ampliamente a Afrodita para que le ayudara. Ésta le dejó tres manzanas de oro
para que las dejara caer durante la disputa y así distraer a Atalanta, que,
como ocurrió, la joven rubia se fue agachando en el recorrido e Hipómenes logró
vencerla y tomarla como esposa. Sin embargo, aunque no murió, fue transformada
en leona, e Hipómenes en león, como castigo porque durante una cacería los jóvenes
se atrevieron a hacer el amor en el templo de Zeus (16).
JABALÍ:
El tema del Jabalí ha tenido siempre un sentido funerario en todo el Mediterráneo
colocándose, en múltiples ocasiones, como exvoto en santuarios y templos. En
el mundo griego, aparece como protagonista en bastantes de sus mitos como animal
de fauna real. Como ejemplos lo tenemos, según la Mitología, en el cuarto
trabajo realizado por Hércules a instancia de Euristeo (apresar al jabalí del
monte Erimanto y así alcanzar la gloria); en el sarcófago de Meleagro y el del
tondo de Fuente-Tójar. Incluso el mito de la fundación de Roma dice que Eneas
se encontraría con una jabalina blanca con treinta jabatos, y Augusto mandó
llevar a Roma los dientes y colmillos que estaban consagrados a Diana en el
templo de Tegea pertenecientes, supuestamente, al jabalí de Calidón. En la Península
Ibérica aparece en el grupo escultórico de Cártama (Málaga); en los relieves
de Pozo Moro, monumento funerario orientalizante (Chinchilla, Albacete); en
Baena; Llano de la Consolación (Albacete); en el ara funeraria de Barcelona con
la caza de un jabalí; en el acueducto de Segovia, con un sillar en donde está
representado Hércules junto al jabalí de Erimanto; en Ríotinto (Huelva),
posiblemente relacionado con Endovélico (divinidad de carácter ctónico e
infernal); en la patera de Tivissa (Tarragona) y en las pinturas vasculares de
Archena (Murcia) y Liria (Valencia). El jabalí es una de las figuras obligadas
en todas las fíbulas con escenas venatorias, y así lo vemos en las fíbulas
argénteas procedentes de Chiclana de Segura (Jaén) y Cañete de las Torres (Córdoba)
sobre cuyos puentes se representan sendas escenas venatorias con jabalíes
perseguidos por un jinete y perros. También metálicos son en el bronce del
Instituto de Don Juan con diferentes animales creyéndose ver el sacrificio o
rito de la suovetaurilia, en el carro votivo de Mérida (17)
y en las primeras acuñaciones años 195-179 a. C.
*
A la memoria de Cristóbal Garrido Ortega, con quien me unió lazos de amistad y
de interés por la Historia de Cabra.
1.
Vid.
LEIVA BRIONES, F (2000): “Fuente-Tójar. Museo Histórico Municipal.
Memoria-balance 2001”. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 3,
pp. 97-101.Córdoba.
2.
GARCÍA TOLSA, J. (1975): “Religiones griega y romana”. En Historia de las religiones, I, pág. 120. Ed. Marín.
3.
Ibídem.
4.
Historia de la Humanidad. El Mundo
Antiguo, II, pp. 206 y ss. Planeta Sudamericana, 1978.
5.
Ibídem.
6.
LEIVA BRIONES, F. y JURADO ÁVALOS, N. (2000):
“Fauno de Fuente-Tójar (Córdoba)”. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, nº
1, pp. 85-93.
7.
(Ibídem).
8.
Vid.
NAVASCUÉS, J. Mª (1971): Las monedas
hispánicas del Museo Arqueológico Nacional II, pp. 20-21, lám. XVII, números
513, 514, 516, 521 y 523.
9.
Vid.
CHAVES TRISTÁN, F. (1994): La colección
numismática de la Universidad de Sevilla, pág. 66, Lám V, núm. 122.
10.
FALCÓN MARTÍNEZ, C., FERNÁNDEZ-GALIANO E. y LÓPEZ MELERO, R. (1983): Diccionario
de la Mitología Clásica, I, pp. 244-255. Alianza Editorial, Madrid.
11.
Ibídem, pp. 630-633.
12.
VAQUERIZO D., MURILLO J. F., QUESADA F. (1994): Arqueología
Cordobesa: Fuente-Tójar, pp. 62-65. Seminario de Arqueología. Universidad
de Córdoba. Ayuntamiento de Fuente-Tójar.
13.
FALCÓN MARTÍNEZ, C., FERNÁNDEZ-GALIANO E. y LÓPEZ MELERO, R. (1983):
Op. cit. pp. 416-417.
14.
FALCÓN MARTÍNEZ, C., FERNÁNDEZ-GALIANO E. y LÓPEZ MELERO, R. (1983):
Op. cit. pp. 88-89.
15.
Se trata de un viejo mito mediterráneo. Vid mi artículo “Tartessos:
mito y realidad”. En Diario Córdoba, pág. 32 (29-02-1996).
16.
FALCÓN MARTÍNEZ, C., FERNÁNDEZ-GALIANO E. y LÓPEZ MELERO, R. (1983):
Op. cit. pp. 96-97.
17.
MORENA LÓPEZ, J. A. (1999): “Escultura zoomorfa ibérica: A propósito
del jabalí del Museo Arqueológico de Baena (Córdoba)”. En Anales
de Prehistoria y Arqueología, 15, pp. 41-56. Universidad de Murcia.
PREHISTORIA
Mundialmente conocida por sus hallazgos ibéricos, esta localidad afianza sus orígenes en una época mucho mas antigua. Su yacimientos prehistóricos mas importantes es La Mesa del Cañuelo, cerro amesetado que destaca en el paisaje, aislado por casi todo su perímetro y consecuentemente, de difícil acceso, del que ya dio cuenta, en 1935, Julio Martínez Santa Olalla, quien diferencio dos sectores (Alto y Bajo) en el mismo. Se trataba de un poblado que fue habitado durante el Calcolítico , en el III milenio a.C., en los primeros tiempos de la metalúrgica, y posiblemente también en la edad del Bronce.
Martinez Santa-Olalla ya resalto entonces el valor de este yacimiento, no solo por los materiales que el pudo recoger (cerámicas, centenares de silex, molinos y machacadoras de piedra, hachas pulidas...), si no por su estratégica situación en una zona de paso que comunica las provincias de Granada y Córdoba, vía de penetración de la metalurgia hacia las Sierras Subbeticas y hacia Málaga.
Aunque en la actualidad se encuentra muy deteriorado por la intensa erosión, los materiales que allí proceden, producto de recogida superficial, que se guardan en el Museo Histórico de Priego de Córdoba, comprenden un amplio conjunto de cerámicas, lisas o con decoración de pintura roja, a la almagra, mas o menos intensa; numerosos útiles de silex, entre los cuales abundan los dientes de hoz, pequeñas piezas dentadas que se embutían en los mangos de madera, así como puntas de flecha, con base cóncava y finas aletas laterales, delicadamente trabajadas, taladros o perforadores y gran cantidad de lascas y laminas recortadas. Importantes son también los objetos de piedra trabajada, con un buen numero de hachas y azuelas, de diferentes dimensiones y materias primas, por lo general muy bien pulidas, así como brazaletes de piedra caliza, de los cuales solo se conservan fragmentos. Otro conjunto de interés, procedente de Fuente-Tojar, es un lote de armas metálicas de la edad de bronce, cuya procedencia exacta no es bien conocida, pero que puede relacionarse con un ambiente, mas avanzado, del poblado de La Mesa. Este lote comprendía una espada argarica, que se halla en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, con nervio central; cinco hachas planas, un cuchillo y una punta de flecha. Estos materiales pueden haber formado parte del ajuar de una tumba que posiblemente estuviera en las laderas de la Mesa, donde tenemos noticias de que, en tiempos pasados, aparecieron esqueletos humanos. No es un caso infrecuente en el enterramiento de cadáveres, con sus correspondientes ofrendas fúnebres, en grietas u oquedades rocosas.
M.D.A.
EDAD ANTIGUA
La población de Fuente Tojar cuenta con un lugar privilegiado en la historia antigua de la provincia de Córdoba. Su cronología la podemos establecer desde la época ibérica hasta la romana.
La ciudad abarcaba dos partes: el Cerro de las Cabezas y el de la Cabezuela, que se denominaban en su conjunto Mesas de Fuente Tojar. Esta población ibero-romana recibió, al parecer, el nombre de iliturgicolis o Sucaelo. Fue excavada por Maraver y Alfaro, que puso al descubierto restos de algunas edificaciones, silos y una necrópolis con sepulturas de inhumanacion.
Al este de fuente Tojar se ha excavado otra necrópolis, Los Torviscales, donde aparecieron sepulturas de incineración. Las tumbas eran agujeros practicados en el suelo; su forma era diversa (circular, rectangular y trapezoidal ), y en su interior se encontró ajuar funerario. Todo esto nos confirma que entre los turdetanos existía la creencia en la vida de ultratumba. La base económica de esta población estaba fundamentada en los sectores típicos de este tipo de sociedades: agricultura, ganadería, actividades minero metalúrgicas e intercambios comerciales. Todo estos recursos económicos estaban en manos de una nobleza guerrera, cuya cabeza suprema era el reyezuelo de la población. El resto de la sociedad estaba constituido por campesinos libres, artesanos y esclavos.
J.F.A
EDAD
MEDIA
La presencia humana en el territorio de Fuente Tojar sigue siendo una realidad en los primeros siglos de la época medieval. Aunque las crónicas musulmanas, no la mencionan , los diversos materiales de la época islámica aparecidos en su termino, perteneciente a la comarca de de Priego, son un indicio claro de dicho poblamiento . La actual Fuente Tojar, que parece tener sus orígenes en la época moderna , aparece citada por al-Idrisi como una alquería (Tushar al-Ayn), concretamente la séptima estación, en la ruta que iba de Córdoba a Almería pasando por Granada.
Sus tierras, así como lo que quedase de su población –si aun pervivía-, quedaron vinculadas, una vez reconquistadas por Fernando III, a la orden militar de Calatrava en 1245, al igual que toda la zona de Priego. Aunque en la centuria siguiente volverán a poder de los musulmanes, serán incorporadas de nuevo a territorio cristianao por Alfonso XI en 1341, integrándose a partir de este momento en la abadía de Alcalá la Real. Desde 1370, cuando Enrique II concede a Gonzalo Fernández de Córdoba la villa y castillo de Priego, se vincularan – según señala M. Nieto Cumplido- a la Casa de Aguilar; sin embargo, para M. Peláez del Rosal, esta incorporación no tendrá lugar hasta mediados del siglo XVI. Su termino será en algunas ocasiones paso obligado para las tropas cristianas durante la conquista del reino granadino.
EDAD MODERNA
Durante los siglos de la Edad Moderna Fuente Tojar era una de las numerosas aldeas que salpicaban el termino de Priego, cuyo concejal municipal dependía. En el terreno eclesiástico estaba vinculada a la abadía de Alcalá la Real, si bien eran los clérigos de la parroquia prieguense de la Asunción quienes atendían las necesidades espirituales de los tojeños. El continuo crecimiento demográfico experimentado entre el vecindario –algunos datos parroquiales apunta a que en el siglo XVIII los vecinos llegaban a 175- hizo que en 1779 se crease una ayuda de parroquia, concedida por el abad de Alcalá, lo que suponia un reconocimiento a la creciente importancia de aquel núcleo de población. Era el comienzo de un camino que culminaría en 1844 con una real orden de Isabel II donde se reconocía a Fuente Tojar como una entidad municipal independiente, lo que supuso la constitución de su propio ayuntamiento y la adjudicación de termino.
El termino municipal tenia una extensión de 5.213 fanegas. De ellas, en el siglo XVII, unas 15.00 correspondían concejo municipal de Priego y otras 2.250 a los marqueses de Priego. Una parte importante del resto eran baldìos pertenecientes a la corona, que fueron enajenados a particulares en torno al año 1640.
J.C.P.
EDAD
CONTEMPORÁNEA
A comienzos del siglo XIX Fuente Tojar era una aldea de Priego, y por ella pasaron las tropas francesas que se dirigían desde Alcaudete a Alcalá la Real. Hasta1844 no se constituyo como ayuntamiento. Sus habitantes, según Ramírez y de las Casas-Deza, estaban dedicados mayoritariamente a la arriería .
Hasta bien entrado el siglo actual no aparecen las primeras sociedades obreras, concretamente la denominada Solidaridad, creada en 1918 con un reglamento de inspiración sindicalista, por influencia de las sociedades de Baena y Luque, así como por la del líder anarquista Jose Sánchez Rosa. A pesar de esto, participo en la Asamblea socialista de Lucena. Durante los años conflictivos de 1918-20 solo intervino en una huelga, que tenia como objetivo impedir el trabajo de los no asociados.
En los últimos años de la Restauración, la tendencia política predominante , por influencia de Priego, fue la liberal-nicetista. Esto tendría su continuidad durante la II Republica, cuando los nicetistas se hicieron con el control del Ayuntamiento, aunque el comportamiento electoral en las generales fue diferente: en 1931 ganan las socialistas, en 1933 la derecha (accion popular y Partido Radical) y en 1936 también la derecha, por un escaso margen de votos sobre el Frente Popular.
Al estallar la Guerra civil era alcalde José Madrid Matas. Las fuerzas de izquierdas se mantuvieron en el pueblo hasta el 10 de agosto de 1936, en que huyeron a Alcaudete. Tropas de la Guardia Civil y falangistas tomaron el pueblo con el armamento que había llevado desde Sevilla a Priego el conocido derechita José Tomas Valverde.
J.L.C.S.
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