ARMAS IBÉRICAS PROCEDENTES DE LA NECRÓPOLIS BASTETANO-TURDETANA DE LOS VILLARONES (FUENTE-TÓJAR, CÓRDOBA) CONSERVADAS EN SU MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL
(Fernando
Leiva Briones, Cronista Oficial de Fuente-Tójar)
Nuestro trabajo comprende una serie de armamento conservado en el Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar (lám. 1). Consiste en el estudio de diferentes piezas, que si bien no son todos los elementos que compondrían la panoplia ibérica en su totalidad (lám. 2), son una buena muestra de la misma. Proceden de la necrópolis ibero-turdetana, mejor ibero-bastetana, de Los Villarones, o Torviscales (lám. 3). Aparecieron por diversas causas y en diferentes momentos y formaron en su día parte del equipo del guerrero ibérico (vid. lám. 2). Son piezas que, como pensamos, gozan de las mismas características que las de la vecina Almedinilla, es decir, reflejan escasa o ninguna influencia meseteña como hasta hace poco se admitía (1).
Lam.1Vista parcial de la vitrina número 7: Armas Ibéricas
Las primeras noticias acerca de la aparición de armas en Fuente-Tójar
datan de 1867: El 13 de abril, D. Luís Maraver y D. Mariano López Sánchez se
personan en la villa con el fin de
conocer in situ el lugar exacto en
donde (según tienen conocimiento por el cura de la localidad, don Juan de Dios
Leiva, y
doña María de la Sierra Arroyo, maestra en el mismo pueblo) aparecen
bastantes objetos antiguos,
muchos de los cuales ya habían sido enviados a Córdoba y examinados por
aquellos mismos señores. Durante el mismo día 13
y los dos siguientes (14 y 15) trabajan
en la necrópolis
de La
Cabezuela (lám. 4) obteniendo, entre otros materiales, una hoja de arma, culter
venatorius, dos hierros de lanza y
un hierro incompleto con apariencia de signo militar hallados, todos,
fuera de las urnas cinerarias; sin
embargo, el Sr. Maraver, jefe de los expedicionarios, no publica las memorias
(2), posiblemente no supo encuadrar culturalmente los materiales que tenía
entre manos. Transcurrirá más de un siglo cuando, ya en 1983, otros
investigadores -doña Ana Mª Vicent y don Alejandro Marcos- traigan de nuevo a
colación la presencia de armas ibéricas
en solar tojeño: “En alguna tumba [dicen] se han descubierto restos de
falcatas (o sea de una especie de sable de hoja curva) y de puntas de lanza,
todo ello en hierro” (3). A dichos estudiosos les seguirán otros (Vaquerizo,
Quesada y el autor de estas líneas) que tratan tanto del armamento ibérico
como de diferentes útiles de hierro pertenecientes a la II Edad del Hierro
Peninsular (4).
Hasta
aquí lo que la bibliografía nos muestra al respecto; sin embargo, lo que
posiblemente nunca sepamos es si en los lotes de piezas que el Cura y la Maestra
enviaron a Córdoba para la creación del Museo Arqueológico Provincial
figuraba algún tipo de armas, y en el caso de ser así, ¿qué ocurrió con
ellas?... En este último Museo están registrados, entre otros materiales,
varias puntas de lanza (desde la número
Aparte
de lo expuesto, paisanos nuestros nos contaron que años anteriores a la Guerra
Civil (1936-39), e incluso después, muchos agricultores tojeños regalaron
“espadas y otros objetos” de Fuente-Tójar al Presidente de la Segunda República
don Niceto Alcalá Zamora, a sus familiares y a otros señores de Priego, Baena,
Espejo…, materiales de los que desconocemos su paradero. Otro tanto nos ocurre
con los que vieron la luz debido a los expolios y que fueron vendidos hallándose
hoy repartidos en diversos lugares de España (6).
Los
objetos que hoy tratamos desempeñaron una muy variada función: Unos se usaron
simplemente en labores cotidianas y otros fueron manejados por el guerrero
bastetano en su doble vertiente, como armas ofensivas y defensivas, caso de los
escudos. En cuanto a las armas ofensivas, traemos tres tipos: las que poseyeron
asta de madera (picas, lanzas, pilum y
jabalinas), las que carecieron de ese elemento (soliferreum) y las propiamente empuñadas (falcata y cuchillo). Las
primeras y segundas pudieron emplearse indistintamente en el combate cuerpo a
cuerpo o como armas arrojadizas, sobre todo la jabalina y el soliferreum;
mientras las últimas sólo en el combate cuerpo a cuerpo. Las astas de madera,
debido a su morfología y al rito de incineración practicado en el Mundo Ibérico,
no nos han llegado.
La
lanza se componía de punta o moharra, asta de madera y de un extremo (regatón
o contera). Moharras y regatones eran de hierro forjado y se fijaban al astil
mediante un tubo o cubo de enmangue que podía ser cilíndrico o cónico. La
longitud total de una lanza (punta, astil y regatón) oscilaba entre los 175 y
los
Durante
siglos VI-V se emplearon lanzas muy largas (más de
El
regatón era la pieza cónica que se colocaba en el extremo opuesto a la punta y
se sujetaba al asta con uno o dos clavos que lo atravesaban por unos orificios
hechos ex profeso, perforaciones y
puntillas que también estaban presentes en las lanzas, picas y jabalinas. Solía
tener un diámetro de
El
pilum, la jabalina y el soliferreum
están dentro de las consideradas armas arrojadizas. Los pila
medían entre los
La
jabalina es menor que la de la lanza, de hoja estrecha y con aletas. Su asta
llevaba adosada una fina correa (amentum)
para facilitar su lanzamiento proyectándola más lejos.
El
soliferreum es la tercera arma
arrojadiza que recogemos, y la primera en cuanto a su importancia por el poder
de penetración que poseía. Durante los siglos IV-III fue el arma ibérica por
antonomasia. Es de una sola pieza y está fabricado enteramente en hierro
forjado. Los soliferrea varían entre
los
La
falcata deriva de la machaira. Sus orígenes
hay que buscarlos ya en el Mundo Griego, ya en los Balcanes o en Italia. Llega
–la machaira- a la Península Ibérica
entre fines del s. VI y comienzos del V a. C. Aquí se
transformará en la verdadera falcata: un arma de hoja más corta, curva,
cortante y más punzante que su prototipo. Desde unos probables “talleres
artesanales”, situados en el Sur de Córdoba y Norte de Granada se distribuye,
entre otras zonas, por toda la Bastetania, siendo muy común encontrar este tipo
de armas en las necrópolis en el s. IV a. C. A lo largo del s. V a. C. o
comienzos del IV, desde cualquiera de los talleres de origen, si es que no se
fabricaron en la propia Iliturgicola
(9), llegaron estos “sables curvados” a este oppidum comercializándose en todo su interland. Aquellas primeras
falcatas conocidas poseían empuñaduras decoradas en forma de “cabeza de ave
o de caballo”, con sus guardas de cadenilla o de barras macizas, sus hojas
acanaladas y sus damasquinados con diferentes motivos. Un ejemplo es la
combinación dientes de lobo y hojas de hiedra – inmortalidad por el carácter
de lo perenne de la hoja de esta planta- aparecido en una falcata de Fuente-Tójar,
infra.
La
hoja de la falcata se compone de tres láminas soldadas por martilleo en
caliente. Iba suspendida del cinto o del tahalí y estaba protegida por una
vaina de materia orgánica (madera, piel o esparto) e incluso metálica, aunque
esto es menos probable. La funda se completaba con pasadores metálicos permitiéndole
llevar un cuchillo afalcatado adicional. Estos cuchillos, de amplia cronología,
siempre fueron considerados como armas de prestigio. Desde el s. V a. C. y,
sobre todo, en el siglo posterior forman parte de la panoplia del guerrero ibérico
siendo armas inseparables de las falcatas, a cuyas fundas se adhieren.
La
caetra.- Es el escudo propio del
guerrero ibérico. Consistía en un cuerpo redondo de materia orgánica (madera,
cuero o madera y cuero) que se manejaba agarrándolo por la empuñadura
(asidero, agarradero, abrazadera o manilla), que era normalmente de una lámina
tubular con aletas más o menos planas de hierro forjado y que se fijaba al alma
mediante clavos. En tiempo de marcha se porteaba sujeto por una correa (telamon)
que pasaba por unas anillas situadas en las aletas.
LAS
ARMAS:
Nota:
Los materiales de un conjunto cerrado se presentan unos tras otros. Para su
estudio y comentario hemos seguido en todo momento la bibliografía adjunta, infra.
LANZAS
Y/O PICAS:
Lam. 5
Pica (tipo “hoja de laurel”) (nº. inv. 523-V,
lám. 5).- Material: hierro. Restaurada en 2000 (10), al igual que el resto del
material metálico del conjunto aparecido en agosto de 1977. Cubo (mejor que
tubo, porque las supuestas bases tienen circunferencias desiguales) tronco-cónico.
A
Esta
pieza apareció el 16 agosto de 1977 en la pared de un hoyo abierto para plantar
un olivo. Durante ese día y el siguiente Consuelo Fernández Nistal y el autor
de este trabajo recuperamos del loculus
el siguiente material: en cerámica, 6 platos o tapaderas de urnas, 7 urnas u
ollas y 2 copas o “lamparillas”. En metal, como adornos o complementos de
caballo: una mosquitera, o pinzas de depilar (nos inclinamos por la primera
denominación) en cobre o bronce; una campanilla en bronce, diferentes elementos
de bocado de caballo en hierro, las hojas (por separado) de unas mismas tijeras
de hierro de esquilar y la pica descrita, punta que pensamos que formara parte,
en vista del resto del material recopilado, del utillaje de un personaje
dedicado a la ganadería caprina o, lo más probable, ovina. Dentro de las urnas
se habían depositado los huesos calcinados del difunto, uno de esos huesos
llevaba soldado un fragmento de hierro ¿punta de flecha? Esta tumba fue
inventariada como número 1, por ser
la primera que recuperamos. Se muestra en el Museo Histórico Municipal de
Fuente-Tójar (lám. 6) con todo su ajuar y disposición tal como pareció en el
enterramiento (11). Cronología: s. IV a. C.
Lam. 6
Punta de lanza
(nº. inv. 536-V, lám. 7, abajo).- Material:
hierro. Restaurada, al igual que el resto del material metálico del conjunto,
en 2000. Cubo tronco-cónico muy pronunciado. A
La
moharra apareció (28-8-1977) junto al regatón que describiremos a continuación
(lám. 7, arriba) y al siguiente material cerámico: un lacrimatorio o ungüentario,
una copa o lucerna, siete urnas, siete tapaderas o platos y un collar de pasta
de vidrio, adorno que es clave para fijar la cronología (siglos V a comienzos
del IV a. C) del conjunto de esta tumba núm.
2. Es posible que parte del ajuar de este enterramiento se perdiera en los
montones de tierra extraídos cuando una máquina removió el terreno el otoño
anterior y se hizo el hoyo para plantar un olivo, labores que motivaron que casi
todo el material apareciera revuelto en su loculus (lám. 8) que, pese a como se disponía, calculamos que pudo
ocupar paralelepípedo de unos
Regatón de lanza
(nº inv. 537-V, lám. 7, arriba).- Material: hierro. Restaurado en 2000. Es cónico
hasta los
Lam. 7
Punta de lanza de hoja estrecha y larga
(nº inv. 547-V, lám. 9, arriba).- Material: hierro. Restaurada en 2000.
Pensamos que se concibió para ser empuñada y no como arma arrojadiza.
La
superficie de esta estilizada moharra presenta en casi toda su superficie
numerosas protuberancias, irregulares unas y globulares otras. A los
Esta
moharra apareció en Los Villarones el
13 de septiembre de 1984, fecha en que fue incautada por la Guardia Civil de la
Comandancia de Fuente-Tójar, lo mismo que diverso material cerámico y metálico:
la punta de lanza descrita, otra punta (548-V), un regatón (549-V), un cuchillo
afalcatado (dos trozos, 550-V), dos pedazos de cuchillo o de hoz, varios
fragmentos muy oxidados y deteriorados, un aro pequeño (nº inv. 552-V), un
mango (nº inv. 553-V), una abrazadera de falcata (554-V), una falcata (555-V),
una fíbula y dos monedas ibéricas. No sabemos si el material relacionado
perteneció a un solo enterramiento o a varios (12). Asignamos al conjunto una
cronología del s. IV, a. C.
Punta de lanza
(nº inv. 548- V, lám. 9, abajo).- Material: hierro. Restaurada en 2000. La
moharra se halla incompleta desde los
A
La
parte conservada tiene una long. total de
Lam. 8
Regatón
de lanza, ¿pilum
corto? (nº inv. 549-V, lám.
10).
Material:
hierro. Restaurado en 2000 (lám. 10, antes y después de la restauración). La
pieza presenta un perfil cónico en su totalidad. Tiene pérdida de la base. La
superficie presenta unos abultamientos irregulares ocasionados por orín antes
de su restauración. Hasta los
Lam. 9 Lam. 10
Cuchillo afalcatado curvo
(nº inv. 550-V, lám. 11).- Material: hierro. Restaurado en 2000.
Se
compone de empuñadura rectangular -en la que se conservan los pasadores para la
sujeción de las perdidas cachas de hueso o madera- y hoja, que originariamente
debió tener más de
Aro de abrazadera de falcata
(nº inv. 552-V, lám
Lam. 12 Lam. 13
Asa de caetra
(nº inv. 553-V, lám. 13). Material: hierro. Restaurada en 2000. Fragmento de
manilla de caetra con aleta (¿en
forma de trébol?) en un extremo y ranura longitudinal en la zona ventral.
Se
trata de un tubo cilíndrico hueco (de
Abrazadera de falcata
(nº inv. 554-V, lám 12). Material: hierro. Restaurado en 2000. Se halla
incompleta, ya que tiene perdidos el codo superior, el ángulo en donde encajaría
la anilla de suspensión (552-V) y el resalte en que se alojaría posiblemente
el cuchillo afalcatado 550-V. Junto al aro (nº inv. 552-V) formaría el
complemento de la abrazadera por donde se deslizaría la falcata que presentamos
a continuación. Mide
Falcata 1
(nº inv. 555-V, lám. 14). Material: hierro. Restaurada en agosto de 1994 (13).
Está completa a excepción del extremo del arco de la empuñadura a
consecuencia del mal trato recibido por parte de los expoliadores, pero por lo
que nos ha llegado probablemente tendría forma de cabeza de caballo. A pesar de
su restauración, la superficie en la totalidad del arma se presenta irregular
debido a la herrumbre que presentaba cuando apareció. La hoja es de sección
triangular y en ella se observan dos acanaladuras paralelas entre sí (separadas
unos 0’8 cm) que siguen la curva del dorso y que al parecer arrancan de la
base de la hoja. Mediante dos remaches, las dos placas de refuerzo de las
guardas tiene sujetas a la hoja, placas que miden
Lam. 14 Lam. 15 Lam. 16
Soliferreum
(nº inv. 592-V, lám. 15). Material: hierro. Restaurado en 2000.
Se
trata de una varilla alargada conseguida por martilleo. La parte que nos ha
llegado mide
Fragmentos
de soliferrum
(nºs. inv. 593-V y 594-V, lám. 17). Medidas: 19 y 13’5 cm, respectivamente.
Tienen una sección semejante al soliferreum
anterior. Ambas varillas se encuentran arqueadas. Posiblemente pertenezcan al
arma descrita supra, ya que el donante
es el mismo y las circunstancias del hallazgo también. Los fragmentos fueron
restaurados en el 2000.
Lam. 17 Lam. 18
Lam. 19
Hoja plana ¿de puñal?
(nº inv. 596-V, lám. 18). Material: hierro. Restaurado en 2000.
Se
trata de un fragmento de hoja triangular, plana y delgada presumiblemente de puñal.
La base es irregular por fractura y los lados oblicuos son rectos. Tiene perdida
la zona basal, parte del filo cerca de la punta y un tramo (de
Extremidad de asa (pala o aleta) de escudo
(nº inv. 597-V, lám. 20). Material: hierro. Restaurada en 2000.
Consiste
en una placa cóncavo-convexa con una longitud total de
Lam. 20 Lam. 21
Extremidad de asa (pala o aleta) de escudo
(nº inv. 598-V). Material: hierro. Restaurada en 2000.
Esta
pieza, semejante a la anterior, es asimismo bitrapezoidal. En este caso, la
parte conservada del trapecio menor es más esbelta que aquélla y las lañas se
disponen en zonas diferentes. Tiene igualmente una long. máx. de
Falcata 2
(nº inv. 599-V, lám. 22). Material: hierro. Restaurada en 1994.
El
arma se halla incompleta por faltarle el extremo distal, las láminas externas y
la mayor parte del filo en la zona ventral. Muestra un aspecto rectangular y una
sección triangular. Presenta rugosidades en las superficies de la hoja, dos
golpes en el dorso y no tiene definida la empuñadura siendo, por tanto, difícil
de reconocer si acababa en cabeza de caballo (por la que nos inclinamos), de ave
o cualquier otro motivo. En la hoja se distingue una acanaladura que, arrancando
en la base, va paralela al dorso (a
Lam.22 Lam.23
Punta de lanza de hoja foliácea
(nº inv. 600-V, lám. 24).- Material: hierro. Presenta una sección romboidal.
Falta por pérdida reciente la mayor parte del cubo del que sólo se conservan
Lam.24
Asa de escudo (caetra) (nº inv. 601-V, lám. 25). Material: hierro.
Restaurada en 2000.
Es
un tubo hueco de
Lam.25
Cubo de lanza
(nº inv. 637-V, lám.
Se
trata de un fragmento de un cubo cónico de una lanza. Mide
Lam.26
Soliferreum (nº inv. 638-V, lám. 27): De los siete
fragmentos férreos que aparecieron en aquella ocasión (supra), tratamos sólo de cuatro por ser los más significativos
debido a su tamaño, el resto miden menos de
Lam.27 Lam.28
Punta de lanza (nº inv. 795-V, lám. 28). Material: hierro. Apareció en 1982 al N-O de la necrópolis de Los Villarones (o Torviscales).
Lam.29 Lam.30
Según
sus descubridores (Francisco Ruiz González, José Antonio Ruiz Matas y Rafael
Ruiz Matas), se hallaba en un arroyuelo formado a raíz de las fuertes lluvias
caídas ese año en el camino que va al cortijo de “Los Cortijeros”, situado
en la necrópolis.
La
parte conservada de la moharra tiene una long. total de
Tiene
pérdidas en el cubo, en la punta y en el filo de las hojas. No se aprecia
anillo de fijación, pero posiblemente sí capuchón en el interior del cubo.
Posee línea de sutura cerrada por martilleo y orificio del pasador para la
fijación al astil a
Falcata 3
(nº inv. 1.183-V, láminas 29 y
El
arma está completa con hoja de sección triangular. Está intencionadamente
doblaba en codo (o matada) por la mitad siguiendo el rito ibérico de la muerte.
Conservaba la pátina azulada oscura original casi en su totalidad, pátina que
sigue manteniendo aún después de su restauración. Como el resto de sus
aditamentos estaban separados, por lo que pensamos que no debió haber sufrido
la acción del fuego.
Medidas:
Longitud máxima
El
extremo distal acaba en una aguzada punta, mientras el proximal o pomo lo hace
en una figura de cabeza de caballo, miembro que estaba desprendido por la zona
de la cerviz, concretamente a la altura del segundo remache contado a partir de
las placas de refuerzo de la guarda, por lo que cuando se recuperó se le asignó
a este trozo el nº inv. 1.184-V. La guarda basal no revela damasquinado. La
empuñadura, abierta, contó con cuatro remaches o pasadores; faltan las cachas
que serían de madera o de cualquier otro material orgánico; las placas de
refuerzo son lisas, cada una mide
Placa de refuerzo de la guarda
(nº inv. 1.183-V, a, lám.
Pertenece
a la falcata nº inv. 1183-V. Apareció desprendida del arma el día del
hallazgo. Conserva su pátina original azulado-negruzca en la cara externa,
mientras que la interna aparece con una soldadura circular metálica y con
rugosidades debido a la pérdida de parte de la superficie ocasionado por orín.
Al igual que ocurre en su compañera, no se le observa damasquinados.
Lam.31
Abrazadera de falcata
(nº inv. 1.183-V, b., lám. 32, arriba, a la izquierda). Material: hierro.
Restaurado en 2000.
Se
halla completa y conserva en su mayor parte la superficie y pátina originales,
con la excepción de la zona baja del resalte para alojar el cuchillo afalcatado
u otro instrumento aguzado y cortante. Un extremo de la cinta metálica de la
abrazadera se fija, una vez que adquiere su forma característica, al otro
extremo mediante un pasador metálico de sección circular, de
Esta
abrazadera había sido depositada en la tumba fuera de la falcata (lám. 30), lo
mismo ocurrió con la/s embocadura/s siguiente/s.
Embocaduras de vainas.
Los cinco fragmentos recogidos (láminas 31 y
Tres
de estos fragmentos conservaban la pátina original en un 90% de su superpies de
las chapas, un pasador circular fragmentado por la mitad que servía de unión a
las cintas y tres hombros rectos en las placas de la embocadura, placas de sección
rectangular de
Punta de lanza, Jabalina (nº inventario 1.185-V, lám. 33). Material: hierro. Restaurada en 1994.
Lanza
de hoja estrecha y esbelta con filos rectos casi paralelos. Carece de anillo de
fijación y de capuchón o soldadura de cobre en el interior del cubo. La punta
está atrofiada por pérdida parcial. Long. máx. conservada
Esta
punta originariamente se hallaba en el enterramiento siguiendo una orientación
E-O. El cubo se encontraba bajo una de las vasijas, la nº inv. 1.180-V, del
ajuar funerario, mientras el tercio superior de la hoja lo hacía sobre el codo
de la falcata anterior (lám. 30).
Falcata 4 (nº inv. 1.556-V, láminas. 34 y 35): Arma completa de sección triangular, color férrico con irisaciones doradas en bastantes zonas de las hojas. Tiene el enmangue abierto con mango restaurado por don Antonio Sánchez Sicilia en la década de 1970. La halló don José González Madrid a escasos metros de su casa (Cortijo de “Los Cortijeros”, necrópolis de Los Villarones) a fines de los años 60 del siglo pasado. En el mismo lugar apareció una urna cineraria, nº inv. 501-V (lám. 36), conteniendo huesos y otras piezas, entre las que figuran dos fíbulas anulares hispánicas, números inv. 1.352- V y 1.353-V (lám. 37). El vaso lo donó el Sr. González en 1973 al incipiente Museo de Fuente-Tójar, mientras que las fíbulas, que las había regalado al Sr. Sánchez Sicilia, las entregó éste en julio de 1990 y la falcata lo hizo su viuda, doña María Madrid Calvo, en 1999.
Lam.34
Lam.35
Según
don Antonio, “la espada” estaba doblada cuando la sacaron y él “la
enderezó”. No sabemos qué método utilizaría ni con qué productos la trató
para quitarle las concreciones terrosas que tuviese y para que se conservase en
el buen estado en que se encuentra. Fue él quien le agregó la empuñadura de
madera que tiene actualmente. Los deterioros que se observan (golpes en el
dorso) son los que le ocasionaron voluntariamente quienes la depositaron en el
enterramiento hace más de 2.300 años, y las señales de martilleo las realizó
Sánchez Sicilia con el fin de enderezarla. Hay, sin embargo, pérdida en el
extremo del gavilán inferior de la guarda derecha, en el filo de la hoja (entre
los
El
extremo distal acaba en una aguzada punta. A
Dos
acanaladuras, que siempre van paralelas al dorso, arrancan debajo de la guarda
separadas
Medidas:
long. máx.
Proponemos
para este conjunto la denominación tumba
nº 6. Cronología: s. IV a. C.
CONCLUSIONES
A
lo largo de las líneas antecedentes, hemos prendido, sobre todo, presentar una
muestra de la panoplia armamentística ibérica expuesta en el Museo Histórico
Municipal de Fuente-Tójar, armamento que, debido a la proximidad, morfología y
tipos de armas está más en consonancia con el Mundo Bastetano que con el
Turdetano. La mayoría de las piezas y circunstancias de los hallazgos han
permanecido inéditas hasta este momento.
Volviendo
al comienzo del trabajo, nos reiteramos en el planteamiento de “lo que
posiblemente nunca sepamos es si en los lotes de piezas que el Cura y la Maestra
enviaron a Córdoba para la creación del Museo Arqueológico Provincial
figuraba algún tipo de armas, y en el caso de ser así, ¿qué ocurrió con
ellas?... En este último Museo están registrados, entre otros materiales,
varias puntas de lanza (desde la número
Sea
como fuese, lo cierto es que la Protohistoria de Almedinilla y la de Fuente-Tójar
están íntimamente ligadas… Cada día que pasa estamos más convencidos.
NOTAS
PIE DE PÁGINA
1.
Cfr.
FERNANDO QUESADA SANZ (1992): “Notas sobre el armamento ibérico de
Almedinilla”. En Anales de Arqueología
Cordobesa, nº 3, pág. 113.
2.
VICENT
ZARAGOZA, A. Mª (1984-85): “Expedición
a Fuente-Tójar (Córdoba) por L. Maraver”. En Corduba
Archaeologica, 15, pp. 36-39.
3.
MARCOS POUS, A. y VICENT ZARAGOZA,
A. Mª. (1983): “La necrópolis ibero turdetana de Los Torviscales, Fuente-Tójar”.
En Novedades de Arqueología Cordobesa.
Exposición Bellas Artes’83, pp. 11-22. Córdoba.
4.
Vid: VAQUERIZO GIL, D. (1986a):
“Ajuar de una tumba indígena, procedente de la tumba de los Villalones, en
Fuente Tójar (Córdoba). En Arqueología
Espacial, 9, pp. 349-367, Teruel. Ídem. (1986b): “La muerte en el mundo
ibérico cordobés: La necrópolis de Los Torviscales”, Rvta. de Arqueología
63, pp. 41-49. Ídem. (1986c): “Pinza de depilar en la Necrópolis Ibérica
de Los Torviscales”, Rvta. de Arqueología 66, pág. 62. VAQUERIZO, D.,
MURILLO, J. F. y QUESADA, F. (1994): Arqueología
Cordobesa: Fuente-Tójar. Córdoba. QUESADA SANZ, F. (1997): El
armamento ibérico. Estudio tipológico, geográfico, funcional, social y simbólico
de las armas en la Cultura Ibérica (Siglos VI-I a. C.). Monographies
Instrumentum 3, Montagnac. LEIVA
BRIONES, F. (1990): Guía abreviada del
Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar (Córdoba), Fuente-Tójar. Ídem.
(1991): “Una aproximación al ritual funerario ibérico”. Crónica
de Córdoba y sus Pueblos II, pp.
65-78. Ídem. (1996).- “Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar. En Guía
de los Museos Locales de la Provincia de Córdoba, pp. 91-103, Córdoba. Ídem.
(2002): “Fuente-Tójar y su Museo”. En Arte,
Arqueología e Historia, 9, pp. 143-146.
5.
Vid.
Libro Registro de Entrada de Objetos, Tomo
1. del Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. Mi agradecimiento a don
Francisco Godoy Delgado por haberme facilitado la consulta en el archivo del M.
A. P. siendo director del mismo.
6.
Vid.: LEIVA
BRIONES, F. (1986): “Desde la Prehistoria a los primeros tiempos de la
Romanización en el Museo Local Egabrense”. La
Opinión, 2.983-84, pp. 10-14. Cabra (Córdoba). Ídem. (
7.
Cfr. Para QUESADA
(1997: 307-308), entre otras finalidades, cuenta que los regatones servían para
ser utilizados cuando la punta de lanza se había perdido; sin embargo, RUIZ
dice que los regatones de las lanzas no son auténticas lanzas, ya que servían
como elemento auxiliar para rematar acciones bélicas y en muchos casos servían
para azuzar al caballo, ya que los jinetes de la Protohistoria sólo utilizaban
una espuela. Vid. RUIZ VÉLEZ, I. (2005): “La panoplia guerrera de la necrópolis
de Villanueva de Teba (Burgos)”. En Gladius,
XXV, pág. 39.
8.
LEIVA BRIONES, F. (1997):
“Presencia material griega en Fuente-Tójar”. En XV
Congreso Nacional de Cronistas Españoles y XXV Reunión Anual de Cronistas
Cordobeses, pág. 299 y lám. 5 de esta publicación.
9.
Iliturgicola
es la ciudad iberorromana situada al Este de la actual villa de Fuente-Tójar.
Hunde sus raíces en el mundo tartésico, de la que es heredera directa. En
superficie son frecuentes los hallazgos de escoriales férricos y de
“cazoletas” y trituradores de minerales.
10.
Todas las armas restauradas en 2000
lo fueron por Daniel Botella Ortega estando contratado por el ayuntamiento de
Fuente-Tójar como técnico.
11.
El material de esta tumba lo
cedimos para su publicación a Vaquerizo. Vid. nota nº 4.
12.
Así lo declaramos al Diario
Córdoba, pág. 15 (19-11-1985) y a El
Egabrense, nº 432, pág. 5, Cabra (25-11-1985). El material cerámico
intervenido consistía en cuatro
urnas cinerarias u ollas, un plato pequeño, una tapadera de urna y dos
escudillas.
13.
Todo el material restaurado en 1994
lo fue en el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba. Nuestro
agradecimiento a don Rafael Carmona Ávila por su altruista labor.
14.
Vid nota nº 8.
15.
Así lo comunicamos en varias
ocasiones, una de ellas fue al Dr. Vaquerizo. Cfr. Vaquerizo
(1986b:44), op. cit.: “dos fundas de
falcata de hierro con pasadores para la sujeción de una funda interior de cuero
y abrazaderas exteriores para el alojamiento de pequeños cuchillos
afalcatados”. Ello no concuerda con la opinión de Quesada (1997: 107, figura
52), op. cit.: “La vaina, según
Quesada, es en realidad la manilla de un escudo; los pasadores son los clavos
que sujetaban la manilla al alma del escudo y las abrazaderas para los cuchillos
afalcatados son la sujeción de las anillas con que se colgaba el escudo al
cuello”. El hecho de aparecer fragmentados los materiales se debe a la acción
mecánica que sufrió la necrópolis en 1977. En las excavaciones practicadas en
septiembre de ese mismo año se recogió más material perteneciente a este
enterramiento, material que se trasladó al Museo Arqueológico Provincial de Córdoba
y que se corresponde con la tumba nº 2, en la que apareció un vaso ático
(precampaniense) fechado a mediados del s. IV a. C. (Vid. Marcos Pous, A.;
Vicent Zaragoza, A. Mª., 1983, op. cit). Es la copa la que nos sirve
para datar el conjunto que estudiamos.
16.
Parte de este material ya fue publicado. Vid. FERNÁNDEZ
NISTAL, C. y LEIVA BRIONES, F. (1985):
“Aparición de otro ajuar ibero-turdetano en Fuente-Tójar”.
En El Popular, 51.
pp. 8-9. Cabra (Córdoba). LEIVA BRIONES, F. (1997): “Presencia material
griega en Fuente-Tójar”. op. cit. En XV
Congreso Nacional de Cronistas Españoles y XXV Reunión Anual de Cronistas
Cordobeses, pp. 295-310. Córdoba.
17.
Esta falcata fue restaurada
primeramente en los talleres de Almedinilla en 1989/90 por J. M. Tallada Lucena
y J. Martínez Peñarroya. Vid. LEIVA BRIONES, F. (1991): “Una aproximación
al ritual funerario ibérico”. Op. cit.
y nota nº 3, pág. 69.
18.
Ibídem.
NOTAS
PIE DE LÁMINA
1.
Vista parcial de la vitrina número
7: Armas ibéricas.
2.
Necrópolis de La Cabezuela, vista
desde el Sur.
3.
Guerrero ibérico con su panoplia.
Según Narciso Jurado Ávalos.
4.
Necrópolis de los Villarones.
Vista desde el Norte.
LAS
DEMÁS LÁMINAS, TAL Y COMO APARECE EN EL PIE DE LA FOTO CORRESPONDIENTE.
BIBIOGRAFÍA
GENERAL.
ARRIBAS,
A. (1978): Los iberos. Edit. Ayma.
MÁRQUEZ
CRUZ, F. SOLANO (1976): Pueblos Cordobeses
de la A (a) la Z, pp. 212-218.
QUESADA
SANZ, F. (2001): “Rellenando los
mapas: Nuevos conjuntos funerarios ibéricos con armas en la provincia de Córdoba”.
En Antiquitas, 13, pp. Priego de Córdoba.
SIERRA
MONTESINOS, M. (2003): Un lote de
armas procedentes de la necrópolis ibérica de Torremorana (Baena, Córdoba)”.
En Gladius, XXIII, pp.
SIERRA
MONTESINOS, M.; PÉREZ DAZA, F. (2002): “Nuevas aportaciones al estudio del
armamento ibérico en la provincia de Córdoba”. Antiquitas, 14, pp. 21-33.
VAQUERIZO
GIL, D. (1989): “Armas de hierro procedentes de la necrópolis ibérica de
“Los Collados” (Almedinilla, Córdoba)”. En Saguntum,
22, Valencia.
LEIVA BRIONES, F. (2008a): “Armas ibéricas procedentes de la necrópolis Bastetano-Turdetana de los Villarones (Fuente-Tójar, Córdoba) conservadas en su Museo Histórico Municipal. En Rvta. Arte, Arqueología e Historia, nº 15, pp. 175-190. Córdoba. |
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