Acerca de la Arqueología de Fuente-Tójar

(Córdoba): Hallazgos y Excavaciones

 

 FERNANDO LEIVA BRIONES, 

Secretario de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba y Cronista Oficial de Fuente-Tójar 

 

DEDICATORIA:

           A la memoria de mi abuelo Fernando en el 120 aniversario de su nacimiento. Él me inculcó el “gusanillo” por el amor y respeto hacia las gentes y las cosas de mi pueblo.

            A la memoria de Antonio Sánchez Pimentel… sin más… y por todo.

A doña Ana María Vicent Zaragoza deseándole una pronta recuperación y a don Alejandro Marcos Pous, mis Maestros, por haber tenido la paciencia de escucharme.

Mi mayor consideración a la Guardia Civil de la Comandancia de Fuente-Tójar, al SEPRONA de Córdoba, a Bautista Briones Ayala, Francisco Ruiz González, Francisco González Leiva, José Antonio Ruiz Matas, Isidoro Calvo Leiva, Antonio Jurado Ávalos, Francisco Sánchez Malagón, José Luque Povedano, Narciso Sicilia Ávalos, Sonia Osuna González, Narciso Jurado Ávalos, Fernando Leiva Fernández, Eva Osuna González, Daniel Castillero Delgado, José Nereo Leiva Fernández, Luis Caro Puertas, Juan Antonio Ruiz Arana y Antonio Barea Mérida, y a Antonio Sánchez Pimentel y Antonio Muñoz Ariza, que en más de una ocasión nos acompañaron yendo tras los clandestinos enfrentándonos con ellos.

También, a todas aquellas personas que no figuran en el presente trabajo, pero cuyos nombres se guardan celosamente en el Archivo del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar, ya que con sus donaciones, su trabajo desinteresado y sus denuncias a la Guardia Civil o a las Instituciones tojeñas contribuyeron altruistamente al engrandecimiento del Museo, de su Museo. A todos, muchas gracias.

 

INTRODUCCIÓN:

 

Comenzamos este trabajo haciendo una recopilación de cuantos datos escritos han llegado a nuestras manos acerca de los descubrimientos arqueológicos habidos en Fuente-Tójar a lo largo de los tiempos. A ello añadiremos las contribuciones  provenientes de la oralidad, trasmitida de generación a generación hasta llegar a nuestros días, y completaremos esta comunicación con nuevos datos.

 

ABREVIATURAS:

 

Cfr.: (Confer) Compárese.

Lám.: Lámina.

M. A. N.: Museo Arqueológico Nacional.

M. A. P.: Museo Arqueológico Provincial de Córdoba.

M.H.M.: Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar.

Nº inv. o nº inv.: Número de inventario.

 

VOCABULARIO:

 

Bustum (en plural busta): Lugar en donde se quema y permanece el cadáver.

Falcata: Especie de sable con un filo curvo y cortante.

Soliferreum: Arma arrojadiza fabricada enteramente de hierro. Sus dimensiones varían entre los 150 cm y los 225 cm .

Ustrinum (en plural ustrina): Hoyo donde se quemaba al cadáver.

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Ramírez y de las Casas-Deza, al referirse a Fuente-Tójar en 1840 decía: “Comprende este término el sitio nombrado Cabezas de Tójar que se halla entre ésta y Castil de Campos, y en él se encuentran muchas antigüedades que parecen vestigios de una población considerable y son conocidos desde tiempos muy antiguos”[1]. Algo más adelante menciona sus ruinas y objetos aparecidos en Fuente-Tójar: monedas, vasijas, una llave, lacrimatorios, armas, inscripciones, estatuas…[2][3] (de ello y de otros materiales hallados en diferentes épocas existe una amplia bibliografía[4]). Asimismo, este erudito cordobés será quien se refiera a las primeras excavaciones que se llevarían a cabo en el pueblo: En 1867, la Comisión de Monumentos de Córdoba, conociendo la riqueza arqueológica tojeña, decide hacer unas excavaciones en Fuente-Tójar, en cuyas inmediaciones estuvo la Iliturgicoli de los romanos, como consta en una inscripción hallada allí en el s. XVI[5], y en Sesión celebrada el 1 de abril de ese año en Córdoba se acuerda solicitar al Gobernador la autorización y sufragio -que era de cien escudos- para una expedición arqueológica a Fuente-Tójar con el fin de acopiar más piezas de esta población para el Museo Arqueológico -o de Antigüedades- creado en 1862.

 

Lám. 1. Copias de algunas inscripciones aparecidas en Fuente-Tójar

 

Lám. 2. Botella, lucernas y epígrafes

 Una vez que se ha logrado la autorización y hechos los preparativos, don Luis Maraver y Alfaro, Inspector de Antigüedades y jefe de la expedición, acompañado por don Mariano López Sánchez, Arquitecto del distrito de Montoro, parten el 12 de abril de 1867 desde Córdoba y llegan a Fuente-Tójar al día siguiente. Por indicación de la Maestra doña María de la Sierra Arroyo y por quienes habían encontrado los “cacharros”, ese mismo día se dirigen a la fachada Sur de La Cabezuela y comienzan las excavaciones, que se prolongarán dos jornadas más. Durante ese tiempo sacan a la luz ungüentarios, fíbulas, anillos, monedas, asas de calderos, una hoja de arma (culter venatorius), dos hierros de lanza, otros hierros informes, una urna cineraria de piedra, un oscillum (cabeza de Baco) y unas 160 vasijas, ello en al menos 40 tumbas en un espacio de unos 180 m . de largo. Maraver señala, además, que las armas se encontraban fuera de las urnas, no así el resto de los ajuares metálicos. También habla de la existencia de busta y ustrina y que bastantes tumbas estaban limitadas por tres losas de piedra -no faltando en algunas la de cubrición- y que había dos cadáveres completos. Concluye diciendo que la necrópolis estuvo destinada a albergar “a las clases pobres” de los últimos tiempos de la República y comienzos del Imperio Romano, esto basado en la aparición de “preciosos búcaros saguntinos” y en la cremación de los cadáveres[6].

Lám. 3. Enterramientos.

 

Lám. 4. Carnero, cista y vasijas restauradas

La llegada de materiales al M. A. N. -fulcrum, tondo, cerámicas, puntas, hachas, daga o espada argárica…[7]- y al Provincial de Córdoba procedentes de Fuente-Tójar no acabó en aquellas fechas. En 1904, don Rafael Ramírez de Arellano señala que en el M.A.P. se conservan once ánforas de distinto tamaño y hechura, la mayor parte procedentes de Fuente-Tójar[8]. Cuenta, además, que por entonces se veía una calzada que unía el antiguo poblado con la actual villa y que se podían contemplar restos de construcciones en distintos lugares de Las Cabezas y que había visto dos esculturas de mármol, una de ellas masculina en un vallado y otra femenina, que fue llevada al pueblo[9].

Transcurridas tres décadas, y a causa de la aparición en 1933 de una lápida funeraria con el topónimo SVCAELO (Lám. 1, la que aparece más oscura[10]) en Las Cabezas, de nuevo se excavará en Fuente-Tójar, ya en el cerro, ya en sus inmediaciones, incluso en El Peñoncillo, zona adyacente a la prospectada casi setenta años antes por Maraver en La Cabezuela. En esta ocasión los trabajos -1933/35- estarían dirigidos por don Joaquín María de Navascués y de Juan -con el fin de  explorar el terreno e informar de ello- y por don Julio Martínez Santaolalla, como director de las excavaciones.

El primero en llegar a Fuente-Tójar en otoño de 1933 es Navascués, y de lo que le cuentan en el pueblo y ve en Las Cabezas elabora una memoria que publica al año siguiente[11]. Hace un estudio exhaustivo de la inscripción y está convencido de que la SVCAELO pliniana se ubicó en Las Cabezas[12]. Igualmente nos describe perfectamente los vestigios que se observaban en el cerro, nos narra la campaña de Maraver en La Cabezuela -aunque a veces baila la fecha de la intervención- y nos informa de una necrópolis romana situada al Norte de Las Cabezas[13], cuya existencia nos ha llegado por testimonios orales de los vecinos[14] y que nosotros hemos prospectado y comprobado por los materiales aparecidos, v. g., una inscripción funeraria[15] (Lám. 2 arriba a la izquierda, abajo a la derecha).

Según nos contaron testigos presenciales de aquella efeméride, infra, don Julio viene en 1934 y trabaja ese año y el siguiente. Comienzan la intervención por el Oeste del cerro abriendo el camino con el fin de poder llegar a la cima. Continúan los trabajos -siempre de O. a E.- circunvalando el monte. Descubren la muralla y una calle abierta en la roca. Finaliza esta primera intervención una vez que giran hacia el Sur y desaparece el lienzo de muralla ¿? A continuación limpian la cresta de Las Cabezas dejando al descubierto varias cisternas y silos, una calle tallada en la roca ¿la misma que la anterior? y plantas de casas, es decir, trabajan en la parte del cerro en donde José Matas Moral y Alejo Pareja Ruiz hallaron el epígrafe y donde le habían contado que habían aparecido un muerto y un “santico” (estatua). Concluyen los sondeos excavando los márgenes de la calzada de acceso a la vieja ciuitas por el Oeste[16] y la zona del paraje conocido como el Peñoncillo, infra. Del resultado de esas intervenciones arqueológicas –memorias, materiales- nada sabemos, quizá se perdieron o no se llegaron a publicar debido al estallido de la Guerra Civil Española y posguerra, máxime teniendo presente las afinidades de Navascués y, sobre todo, de Santaolalla. Sólo contamos con el testimonio de quienes trabajaron como obreros o presenciaron las excavaciones, a saber:

-Gregorio Pérez González trabajó como obrero. Contaba que dentro de la muralla, en la haza de Juanico el de “ la Fandilica ” (N-E), apareció un muerto en una caja de ladrillos o de piedra y que tenía un anillo de oro.

-Antonio Jurado Calvo trabajó como obrero. Decía que estuvo excavando en El Peñoncillo y que salieron objetos muy raros y pesados y que al limpiarlos relucían mucho.

-Domingo González Calvo, Ricardo Lopera León y Antonio Huertas Madrid, obreros, y Alfonso Leiva Calvo y Facundo Barea Pareja, que fueron testigos visuales de las excavaciones, contaban que vinieron dos ingenieros, a uno le gustaba comer lagartos que fácilmente cogía durante el otoño. El que llegó primero, después de observar el terreno, mandó que se excavara desde el camino (O.) dando la vuelta al cerro por el N. Entonces se descubrieron las murallas y una calle que hay rebajada en la roca. Por la parte que mira a las Rentillas (N-O) salieron muchos platos y orzas de diferentes tamaños, algunas estaban pintadas. Las recogían, las lavaban y las embalaban con destino a Madrid o a Córdoba[17]. Dentro de las murallas apareció un muerto muy grande (se refieren al mismo descrito por Pérez González). En la parte alta se descubrieron unos pocos de aljibes, algunos se comunicaban. Entre Las Cabezas y La Cabezuela se hicieron zanjas buscando cosas. Debajo del lindazo de los olivos viejos aparecieron muchos enterramientos con candiles y vasijas de colores[18].

Lám. 5. Material y detectores intervenidos por la Guardia Civil

Sólo estos datos, nada desdeñables, es lo que nos queda relativo a la excavación que dirigió Martínez Santaolalla. Por más que hemos intentado averiguar por cualquier resquicio posible todo ha sido infructuoso, a no ser que la estela funeraria depositada en el M.A.P. en abril de 1936 saliese en esas excavaciones, está dentro de lo posible. Dicha inscripción está inventariada con el nº 7.187 y se refiere al difunto Caius Publicius Nedumus que murió con 50 años y fue posiblemente un liberto[19]. En el M. H. M. hay una copia en escayola (Lám. 1, abajo a la izquierda). Por la descripción que me hicieron mis paisanos deduzco que la mencionada necrópolis se sitúa a oriente de la excavada por Maraver el siglo anterior y que ambas se hallan contiguas: la citada por Maraver más retirada del viejo poblado, mientras la excavada por Martínez Santaolalla más próxima y junto a la calzada que llegaba a la civitas. Es más, aquí aparecieron en 1967 una botella en cerámica y una lucerna en cerámica común romana, inéditas, números de inventario 375Ca y 376Ca, respectivamente. Se encontraron a la derecha de la intersección del camino que conduce desde la carretera de Todos Aires a La Cubertilla bordeando Las Cabezas, justo frente a la vereda que sube a este despoblado. El hallazgo se produjo al hacer un hoyo (segundo olivo paralelo al camino de La Cubertilla ). Junto a los objetos mencionados había numerosos fragmentos óseos, que quedaron in situ. Todo ello según Fernando Leiva Calvo, su descubridor.

La jarra o botella salió con una fractura en la boca y asa (Lám. 2 arriba a la izquierda y arriba a la derecha, al fondo izquierda). La lucerna es una derivación de la Dressel 3. Se decora en el discus con venera a base de gallones cóncavos que concurren en el orificio de alimentación (Lam. 2 izquierda arriba, y arriba a la derecha, derecha). Lleva una marca “T” en el culote. Presenta fractura en una de las insinuadas volutas de la piquera y en el cuerpo. Conserva las aletas laterales adornadas con tres cuadrados y hueco central hechos a base de incisiones. Aunque en Las Cabezas han aparecido moldes de lucernas[20] (Lám. 2 arriba en primer lugar, a la izquierda), creemos como probable que proceda de los talleres Andújar. Cronología entre el final de la República y la época julio-claudia. Ambos materiales fueron restaurados por Francisco Sánchez Malagón en 1990.

Lám.6. Documento Pro-Museo de Fuente-Tójar

Volviendo de nuevo a la necrópolis de La Cabezuela , hemos de añadir que en el M.H.M. se conservan numerosos fragmentos cerámicos -tanto ibéricos como romanos-, varias tapas de cistas en caliza y una cista funeraria ibérica (Lám. 3, izquierda) recogidos en superficie en diversas épocas. En dicho Museo, también de este periodo, se muestran un plato y una “pila” barquiforme ritual (Lám. 4 izquierda, abajo) salidos a la luz a consecuencia de las remociones del terreno[21]; asimismo apareció un plato o tapadera de urna cineraria en un arroyuelo abierto por el agua de escorrentía. Por lo que respecta al Peñoncillo, y producto de un expolio, señalar que en 1978 recogimos nueve fragmentos cerámicos de épocas ibérica y romana. También nos consta que hacia mediados de la década de los 90 del siglo pasado un vecino de Alcaudete de apellido Pérez, provisto de un detector de metales, sustrajo de la zona varias vasijas y una falcata.

En el periodo comprendido desde la intervención de Santaolalla hasta la actualidad, periodo bastante ajetreado en cuanto a peripecias arqueológicas y culturales en Fuente-Tójar se refiere, han ocurrido toda clase de eventos: apariciones de objetos de manera casual, recogidas superficiales de piezas emergidas como consecuencia de labores agrícolas, expolios, denuncias, controles y vigilancia de yacimientos, incautaciones por parte de la Guardia Civil de Fuente-Tójar y del SEPRONA de Córdoba e intervenciones arqueológicas a cargo del M.A.P., del Seminario de Arqueología y de la Escuela de Agrónomos de la Universidad de Córdoba.

 

Hechos relacionados con el Patrimonio Histórico Cultural tojeño recogidos en la prensa y revistas culturales fueron:

1980, noviembre: Medio centenar de sepulturas ibéricas, descubiertas en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 24 (23-11-1980).

1984, noviembre: La Guardia Civil de Fuente-Tójar sorprende a tres individuos de La Lantejuela (Sevilla) en el cortijo de Los Tintoreros. Habían sacado cuatro vasijas, una espada, una punta de lanza y dos monedas  (según nota de prensa de la Guardia Civil publicada en el Diario Córdoba) y estaban a punto de saquear otra tumba cuando se vieron obligados abandonar su empeño. El primer material les fue incautado junto a los detectores de metales (Lám. 5, arriba y abajo) y el segundo lo recuperamos a los pocos días[22]; además, recogimos bastantes fragmentos cerámicos que dejaron esparcidos por el suelo y que recompusimos más tarde (Lám. 4 derecha, arriba).

1985, febrero: Se crea el Museo de Fuente-Tójar, según acuerdo tomado en Pleno por unanimidad.

1985, mayo: Coincidiendo con las Fiestas Patronales de san Isidro se presenta la I Muestra de Material Arqueológico en Fuente-Tójar. Antonio Sánchez Pimentel y Narciso Sicilia Ávalos eran Alcalde y Concejal de Cultura, respectivamente.

1885, agosto: El 28 se crea la Comisión Pro-Museo Arqueológico Local de Fuente-Tójar. Estaba formada por 42 personas de diferentes edades. Sus nombres se relacionaban en una octavilla difundida por el Ayuntamiento. Eran quienes de momento habían aportado alguna pieza para los fondos del Museo. Además había otras personas anónimas que estaban encargadas de denunciar a los clandestinos (Lám. 6).

1985, noviembre: Recuperados restos arqueológicos de un gran valor. En Diario Córdoba, pág. 15 (19-11-1985).

1986, septiembre: Una lápida funeraria romana, donada al pueblo por un vecino que la encontró en su finca. En Diario Córdoba (17-9-1986). (Lám. 2 abajo, derecha).

1986, octubre: Éxito de asistencia a los actos de unas jornadas culturales que duraron un mes. En Diario Córdoba, pág. 10 (10-10-1986).

1987, julio: Descubierto un pedestal de la ciudad de Iliturgicola. En Diario Córdoba, pág. 12 (2-7-1987).

1987, agosto: Alumnos de la Universidad de Verano visitan la  localidad. En Diario Córdoba, pág. 10 (9-8-1987).

1987, noviembre: Aparecen restos de construcciones romanas. En Diario Córdoba, pág. 15 (8-11-1987).

1988, abril: El Ayuntamiento iniciará la limpieza del Cerro de Las Cabezas. En Diario Córdoba (5-4-1988).

1988, agosto: Hallazgo en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág.13  (2-8-1988).

1988, octubre: Recuperados los viejos bailes “Los Cruzaos y El Suerto”. En Diario Córdoba, pág. 12 (14-10-1988).

1989, abril: Hallado un fragmento de una lápida romana. En Diario Córdoba, pág. 15 (11-4-1989).

1990, junio: Hallados restos arqueológicos pertenecientes al siglo VI. En Diario Córdoba (14-6-1990).

1990, noviembre: Restauración de piezas arqueológicas. En Diario Córdoba, pág. 52 (4-11-1990).

1991, enero: Finalizan en Fuente-Tójar los trabajos dirigidos a limpiar piezas arqueológicas.  En Diario Córdoba, pág. 20 (30-1-1991).

1991, septiembre: Comienza una intervención arqueológica en el Cerro de Las Cabezas. En Diario Córdoba, pág. 12 (12-9-1991).

1991, septiembre: Una intervención arqueológica descubre importantes hallazgos en Fuente-Tójar, En Diario Córdoba, pág. 18 (6-10-1991).

1991, diciembre: Damos a conocer un buen puñado de yacimientos más o menos próximos a Iliturgicola, entre ellos el molino de El Lucerico y el alfar de Los Cuartelillos[23].

1992, julio: Fuente-Tójar celebrará en agosto su Primera Semana Cultural. En Diario Córdoba, pág. 16 (19-7-1992).

1992, agosto: Aparece en Fuente-Tójar una escultura ritual de la época de los iberos. En Diario Córdoba, pág. 9 (29-8-1992). Se refiere a un carnero esculpido en piedra[24]

1992, agosto: Los estudios históricos, presentes en la 1ª  Semana Cultural  de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 14 (2-8-1992).

1992, octubre: Dos hechos funestos en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba,  pág. 12 (1-10-1992).

1993, enero: Arqueólogos de la Junta evalúan en Fuente-Tójar los daños causados por expoliadores. En Diario Córdoba, pág. 16 (27-1-1993).

1993, 18 de febrero: Se crea en Fuente-Tójar la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba “A.P.MU.L.C” (Lám. 7, arriba).

1993, mayo: El Museo histórico Municipal de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 16 (21-5-1993).

1993, noviembre: Destruida una fuente de origen romano situada en el paraje Suertes del Rey. Diario Córdoba, pág. 14 (26-11-1993). De aquí procede el pilón en donde vertía el agua (Lám. 8) y posiblemente el brocal de pozo que se halla a la entrada del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar.

1994, febrero: Constituida en Fuente-Tójar la Asociación de Museos Locales. En Diario Córdoba, pág. 13 (25-2-1994).

1994, agosto: Presentan en Fuente-Tójar un libro sobre Arqueología. En Diario Córdoba, pág. 14 (22-8-1994).

1996, marzo: La Guardia Civil detiene a un expoliador en la zona arqueológica de Las Cabezas. En el Diario Córdoba, pág. 18 (22-3-1996).

1996, abril: La Guardia Civil se incauta en Priego 149 monedas califales halladas en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 11 (16-04-1996). De ello dimos amplia información haciendo la correspondiente publicación[25]. Algunas monedas se recogen en la Lám. 9.

Lám. 7. Constitución de la Asociación y ampliación del Museo

1996, agosto: Piden una actuación de emergencia para las murallas de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 10 (1-8-1996).

1997, marzo: La Guardia Civil descubre un nuevo asentamiento de época musulmana en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba (13-3-1997).

1997, junio: Fuente-Tójar, imágenes de un siglo. En Diario Córdoba, pág. 23 (1-6-1997).

1997, julio: Hallados abundantes restos en una villa romana en Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 12 (16-7-1997).

1997, septiembre: El Museo de Fuente-Tójar incorpora nuevas piezas a su colección. En Diario Córdoba, pág. 14 (24-9-1997).

1997, octubre: La Guardia Civil se incauta monedas romanas y califales junto al yacimiento de La Almanzora. En Diario Córdoba, pág. 12 (1-10-1997).

1998, febrero: Señalización de zonas arqueológicas. En Diario Córdoba, pág. 18 (7-2-1998). (Lám. 10, arriba).

1998, marzo: Agentes de la Guardia Civil asisten a unas jornadas sobre Patrimonio. En Diario Córdoba, pág. 20 (7-3-1998).

1998, abril: Fuente-Tójar recupera la tradición del Árbol Mayo. En Diario Córdoba, pág. 16 (28-4-1998).

1998, mayo: Exposición sobre la historia de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 25 (28-5-1998).

1998, mayo: La plantación de olivos causa daños irreparables en la necrópolis de Iliturgicola. En Diario Córdoba, pág. 13 (20-5-1998). Fue en la necrópolis excavada por Maraver. En superficie aparecieron numerosos fragmentos cerámicos, un plato y una cista ritual que posteriormente recuperaría la Guardia Civil (Lám. 4 izquierda, abajo).

1999, abril: Antonio Sánchez Pimentel, in memoriam”. En Diario Córdoba, pág. 16 (14-4-1999).

1999, agosto: Finaliza la sexta edición de las jornadas culturales de verano. En Diario Córdoba, pág. 27 (18-8-1999).

1999, septiembre: La Guardia Civil recupera en Fuente-Tójar una cista funeraria de gran valor histórico. En Diario Córdoba, pág. 36 (15-9-1999). (Lám. 4 izquierda, abajo). A ella nos hemos referido antes.

Lám.8. Fuente y pilón de la Suertes Rey

2000, marzo: Fuente-Tójar recupera sus tradiciones. En Diario Córdoba, pág. 28 (22-3-2000).

2000, abril: Ampliación del Museo de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 24 (9-4-2000). (Lám. 7, abajo).

2000, julio: Una excavadora causa destrozos en el yacimiento de las Cabezas. En Diario Córdoba, pág. 26 (8-7-2000). (Lám. 11). A ello nos referiremos más abajo.

2001, enero: descubierto un enigma histórico pendiente desde el siglo XIX. En Diario Córdoba, pág. 24 (6-1-2001). Se refiere a la placa de équido (Lám. 12, arriba)[26].

2001, agosto: Descubiertas dos villas romanas en El Jardín. En Diario Córdoba, pág. 19 (22-8-2001).

2001, septiembre: Campaña de concienciación sobre el Patrimonio Histórico. En Diario Córdoba, pág. 32 (9-9-2001). (Lám. 10, enmedio y abajo).

2002, enero: Francisco Sánchez Malagón, in memoriam. En Diario Córdoba, pág. 24 (23-1-2002). Gracias a él se pudieron reconstruir numerosas vasijas de todo tipo. Hoy se exhiben en el M.H.M. (Lám. 13).

2002, agosto: Descubren cinco nuevos yacimientos arqueológicos. En Diario Córdoba, pág. 19 (28-8-2002).

2002, octubre: (2002).- Museo Histórico de Fuente-Tójar. La tierra fértil que sepultó a Iliturgicola. En Diario Córdoba, pp. 24-25 (27-10-2002).        

2002: Fuente-Tójar y su Museo. En Rvta. Arte, Arqueología e Historia, 9, pp. 143-146. Córdoba.

2003, mayo: Jornadas de puertas abiertas en el Museo Histórico. En Diario Córdoba, pág. 34 (21-5-2003).

2003, agosto: Visita a yacimientos arqueológicos en la III Semana Joven. En Diario Córdoba, pág. 16 (7-8-2003).

2003, septiembre: Descubren cuatro yacimientos arqueológicos en el municipio. En Diario Córdoba, pág. 20 (14-9-2003).

2004, Agosto: Finalizan los nueve días de la Semana Cultural. En Diario Córdoba, pág. 20 (6-8-04).

2006, Septiembre: Visita cultural a lugares de interés histórico de Fuente-Tójar. En Diario Córdoba, pág. 17 (6-9-2006). (Lám. 14).

 

Descubrimientos y actividades arqueológicas:

 

Síntesis de lo que por tradición oral nos ha llegado:

 

                                  Lám. 9. Monedas intervenidas por la guardia Civil. M.A.P                           

-Fernando Leiva y Leiva nos contaba hace más de 50 que en el Joyón del Zocato (S. de Las Cabezas) existió una iglesia según decían los antiguos. Al parecer eran simples especulaciones, como pudimos comprobar en 1999.

-Facundo Barea Pareja nos dijo allá por 1990 que hacía más de 70 años su padre le contó que Antonio Francisco González encontró un “santico” en un majano en lo alto de Las Cabezas. Posiblemente sea una escultura que llevaron al centro del pueblo y que los niños jugaban tirándole piedras. Esto se lo contó María Manuela Cano a su hijo Antonio García Cano y éste me lo trasmitió en 1990.

-Alfonso Leiva Calvo nos contaba a fines de los años 80 del siglo pasado que a principios de los años 30 estaba Francisco Ordóñez arando en lo alto de Las Cabezas, se le atrancaron las bestias en unas losas y que debajo había un muerto con una espada.

-Vicente Toro Ruiz contaba que al comienzo de los años 60 del siglo pasado sacaron en su haza (esta finca se halla intramuros, al S-E del cerro) muchos cacharros rojos (posiblemente T.S.) y que su hermana se los regaló a la señorita María, una Maestra de Espejo que había en el pueblo. También nos dijo que Manuel Leiva y él sacaron un muerto en la finca de Nereo Leiva y que había más, pero que los dejaron allí.

-Manuel Calvo Sánchez decía que sobre los años 60 aparecieron muchas tuberías de plomo por el centro de Las Cabezas y que en la finca de José Toro, estando plantando un olivo, en cada esquina del hoyo apareció una cántara (parte de una de ellas se conserva en el M. H. M. de Fuente-Tójar. Se trata de un ánfora vinaria Dressel 1-C).

-Manuel Mérida Marín contaba que allá por 1950 un cura y unos vecinos de Castil de Campos iban a Las Cabezas a buscar cosas. Posteriormente averiguamos que el sacerdote era de Cabra, que se llamaba Antonio Peña y que daba clase de italiano en el Instituto Aguilar y Eslava de esa ciudad (dato aportado por Antonio Ortega Sánchez).

-Cándido Luque Povedano contaba que al finalizar la Guerra Civil estuvieron haciendo hoyos en su finca (hoy propiedad de Pablo Olmo Zuheros) para ponerla de viña y que salieron muchas “pilicas” de piedra con cenizas y cosas en el interior. Las “pilas” estaban tapadas con losas escritas y que su padre regaló parte de los platos, vasijas y lápidas aparecidos a Alfredo Molina, que tenía un taller mecánico en Baena. Otra inscripción se la llevó Isidro Lopera León o Vicente Comino, que eran de Tójar. También contaba que parte de esos enterramientos se hallaban en un sitio que parecía la boca de una mina ¿columbario?

   

 

Lám.10. Señalización y concienciación

Al finalizar la Guerra Civil , José González al quitar un majano próximo a la muralla en la finca de Agustín Jurado Ruiz -a la izquierda del camino subiendo a Las Cabezas- encontró un enterramiento con dos jarras de color oscuro. El dueño se las regaló a don Mariano Villén Roldán, Juez que vivía en Priego y que posteriormente se trasladó a Málaga. En la misma finca, a la derecha del camino, José Leiva Calvo y José Mérida Jurado encontraron en 1965 varios ungüentarios de vidrio que entregaron al dueño y corrieron la misma suerte, según nos dijo Agustín Jurado Ruiz-Burruecos. Años después, en la misma haza, Francisco González Arjona halló junto a un gran peñón una cista cineraria que se rompió al sacarla.

Juan Ruiz (de Lucena) nos contó que a mediados de los años ochenta del siglo XX unos individuos de Priego, que buscaban monedas cerca de La Cabezas ,  encontraron un sarcófago pequeño de plomo. Con posterioridad supimos que también se llevaron varias puntas de arpón “tipo Benamejí”, fíbulas y un áureo, dato que nos dijo Rafael Serrano Malagón, guardia civil que hacía su servicio en Fuente-Tójar. Al parecer extrajeron más objetos, entre ellos una vasija, según nos contó Alfonso Sánchez Romero.

Según comentario popular, al finalizar la Guerra Civil , en la calle San Agustín nº 3 apareció un cadáver humano en posición fetal junto a los restos de un perro. En el nº 13 de la misma calle, en 1990 aparecieron varios cadáveres humanos y en el número 11, con motivo de unas obras de pavimentación de la calle en 2007, se dejó ver una especie de galería que los obreros taparon, noticia que hemos sabido por los operarios pasados algunos meses. Y no son sólo éstos los casos en que se han exhumado restos humanos en el casco urbano, cuando se estaban construyendo los pisos de los Maestros en la calle Canteruela, según contaba Manuel Calvo Sánchez, en los cimientos que se abrieron aparecieron dos cadáveres bajo unas losetas y que los dejaron allí. En la calle Alta nº 2 también salieron varios cadáveres en el patio de la casa mientras nivelaban el terreno, eran los años 80 del pasado siglo.

lám.11. Destrozo en Las Cabezas

Hacia 1960, en la pared medianera entre las casas números 4 y 6 de la calle Baja del pueblo, apareció un ara o pedestal con una inscripción y se la llevaron a la parte de Jaén, los obreros eran de Alcaudete.

En 1972, al S-O de Las Cabezas se abrieron unas grietas en el terreno a consecuencia de las lluvias caídas, hecho que dejó ver varios umbrales de casas y estancias con mosaicos policromos. Dato que me dijo Manuel Briones Ayala.

En la década de los 70 del siglo pasado, en la casa propiedad de Emilio Mérida Toro y de Encarnación Leiva Ávalos aparecieron varias monedas de oro -¿ducados?- con la efigie de Carlos III, estaban embutidas en una de las paredes. Las monedas las cambió Encarnación por platos y otros enseres a un gitano de Cabra que se dedicaba al trapicheo por los pueblos. La casa se emplaza en la calle Enmedio.

Hacia 1980, unos trabajadores de Priego que estaban cogiendo aceitunas en Villa Teresa, con un detector de metales que tenía uno de ellos sacó una moneda de oro ¿áureo? Dato que me dio Francisco Sánchez Pérez.

En 1984/85, un señor de nombre Juan entregó para el Museo de Priego -cuando se ubicaba en las Carnicerías Reales- una jarra en cerámica común y varios cuencos de T. S. Este ajuar procedía de Las Cabezas. Me lo dijo Beatriz Gabilán Ceballos.

Lám.12. Escultura iberica

En casa del anticuario egabrense Francisco Camacho Madero, en 1990 había una botella de vidrio soplado romano con la base cuadrada y unos 25 cm . de alto. Apareció en o cerca de Las Cabezas junto a varios ungüentarios o lacrimatorios de vidrio. Los compró un señor de Asturias, menos la botella, porque estaba rota. No se me permitió hacer foto alguna[27]. Camacho también se había hecho con más material de Fuente-Tójar: varias monedas, algunas puntas de flecha “tipo Benamejí” y nueve platos procedentes de Los Villarones que signamos  en su día con los números de inv. 461-LV, 462-LV, 463-LV,  464-LV, 465-LV, 466-LV, 467-LV, 468-LV y 469-LV (Lám. 15, abajo). Las paredes de esos recipientes están engobadas variando entre el amarillento claro (461-LV) hasta el color negruzco (462-LV) pasando por diferentes tonalidades naranjas (el resto). Dos conservan restos de pintura, el nº 645-LV y el 469-LV  y dos podrían ser lucernas[28]. En 1984 los adquirió el Ayuntamiento egabrense para el Museo de la Ciudad.

 

Lám. 13. Malagón restaurando piezas

 

Necrópolis de los Villarones[29] (Lám. 15, arriba).

             

Se halla este cementerio al N. de la carretera que une Fuente-Tójar con Todos Aires -Km. 2- y al N-E. de ILITVRGICOLA, ciudad iberorromana emplazada en el cerro de Las Cabezas, de la que dista unos 500 metros extramuros. Ocupa una extensión de unos 800 de largo (E.-O.) con un eje de unos 80 m (N.-S.) por término medio y se halla a unos 640 m sobre el nivel del mar. Fue excavado parcialmente de forma científicamente a lo largo de dos campañas: la primera en 1977 dirigida por Ana María Vicent y la segunda en 1980 que lo fue por Alejandro Marcos. Intervinimos, junto a Antonio Criado, como ayudante[30].

La estratigrafía que presenta es totalmente horizontal pudiéndose datar los materiales aparecidos entre los siglos VI al III a.C., siendo los más antiguos los depositados a occidente y en la parte meridional.  La necrópolis está perfectamente delimitada por lindes orientadas de E.-O. o viceversa. Un camino de unos dos metros pavimentado con piedras irregulares[31] la cruza en dirección al poblado.

 Si bien los directores hacen una magnífica descripción, estudio y evaluación de la necrópolis [32], y que no vamos a insistir en ello, las memorias definitivas no llegaron a publicarse por extravío de los documentos dentro del M.A.P., según nos han contado. Por ello, y ya por nuestra parte, quisiéramos recordar cómo fueron aquellas excavaciones, sobre todo la de 1977, al tiempo que publicamos, con el permiso de don Alejandro y de doña Ana María, la documentación fotográfica que hicimos en aquel momento y que ha permanecido inédita, fotografías que mandamos al M.A.P. en el mismo mes de septiembre de aquel año junto a las observaciones que anotamos y las referencias que poseíamos relativas al yacimiento.

Lám. 14. Actividades del M.H.M. Visitas a Yacimientos

Las primeras noticias llegadas a nosotros sobre la necrópolis datan de 1971[33]. Ese año, con motivo del laboreo del terreno “había aparecido tierra negra” y, avisados por don José González Madrid, dueño de la finca, se personaron en el lugar Antonio Sánchez Pimentel, José Sánchez González y Amador Calvo Leiva extrayendo numerosos fragmentos cerámicos y una vasija globular casi completa de cerámica común, que inventariamos con el nº 602V una vez que lavamos los trozos y la formamos casando los fragmentos. No sabemos si por entonces ya había aparecido la vasija globular 501V (Lám. 16 arriba, a la izquierda), que el dueño de la finca poseía cubierta con purpurina dorada -después de limpiarla apareció la decoración a bandas- y que donó en 1973; tampoco sabemos a ciencia cierta si por entonces se habían encontrado las fíbulas anulares hispánicas (Lám. 16 abajo, izquierda) que entregó don Antonio Sánchez Onieva en 1990 -inventariadas con los números 1.352V y 1.353V- y la falcata con empuñadura de madera  -nº inv. 1.556V- (Lám. 17 abajo, a la derecha) restaurada por don Antonio y que su viuda donó en 1999[34].

Lám.15. Vista de la necropolis y ajuar en Cabra

 

Lám. 16.Urnas y fíbulas

En el verano de 1972 se labró el terreno con brabanes, lo que motivó una mayor penetración de las rejas en el terreno y, por consiguiente, mayor remoción de tierra, con lo cual  la superficie se “sembró” prácticamente de fragmentos cerámicos y algún que otro recipiente entero. La primea persona en percatarse de ello fue don Amador Calvo Leiva, Guarda Rural y gran colaborador del Museo Histórico Municipal, que se presentó en la Cámara Agraria Local entregando un caliciforme en cerámica común algo deteriorado en el borde (Lám. 4 derecha, abajo a la izquierda), en cuyo interior se custodiaban una concha marina (caurí), dos anillos de cinta de cobre y un adorno hemiesférico hueco de cobre perforado en la parte superior del casquete. Fueron inventariados con los números 901V, 902V, 903V y 904V, respectivamente (Lám. 4 a la izquierda, abajo en el centro de la cista). Unos días después, era el mes de agosto, Francisco Ordóñez Jurado, Antonio Casado Hidalgo, Antonio Huertas Pareja, Pedro Pareja Díaz y el autor de este trabajo recorrimos el terreno y, al lado de una higuera que hay entre las fincas de Antonio Leiva Ávalos y Francisco González Leiva, vimos que sobresalía un plato y junto a él la boca de una vasija. El plato (nº inv. 905V) no posee decoración, pero sí una doble perforación atravesada por un fino hilo de cobre para colgar, mientras la vasija (nº inv. 906V) está decorada según la tradición ibero-turdetana (Lám. 16 abajo, a la derecha en el centro). En el mes de septiembre, una Maestra de nombre Francisca, que ejercía sus funciones en Todos Aires, al enterarse de lo que aparecía en Los Villarones decidió hacer excursiones al yacimiento con sus alumnos y sacar piezas también… y lo consiguió. Al llegar a nuestros oídos el hecho la visitamos. Nos enseñó algunos platos y cuencos que tenía enteros, uno era una patera griega. Después de preguntarle que qué pensaba hacer, me dijo que iba a venir un anticuario de Lucena a comprárselos. Se lo comentamos a Antonio Sánchez Pimentel y éste se enfrentó con la Maestra hasta tal punto que le llamó expoliadora y la amenazó con denunciarla a la Guardia Civil. La Pedagoga tenía muy buenos “amigos” en Córdoba. Contactó con ellos y quien recibió la bronca fue el Sr. Sánchez, incluso estuvo a punto de perder su empleo en la Caja Provincial de Ahorros… Al final tuvo que retractarse públicamente ante la ilustre Maestra. El material fue a parar a no sé donde.

Que sepamos, ya no hubo más hallazgos en Los Villarones hasta cinco años más tarde, no por ello, sospechamos que apareció más material en el otoño de 1976, una vez removido de nuevo el terreno mediante cultivadores y hoyar la finca con una retroexcavadora para transformarla en olivar. Quizá entonces apareciesen el soliferreum (nº inv. 592V) que Francisco González Leiva entregó en agosto en la Cámara Agraria Local y que según él se hallaba abrazando a una crátera de columnas (Lám. 17, abajo), que posteriormente daría a Ana María Vicent en septiembre de 1977, infra; también pudo hallar este mismo señor por ese tiempo la fíbula anular hispana que donó para el M.H.M. en 1984 -inventariada con el nº 796V- (Lám. 4 izquierda, en el centro de la cista).

Lám. 17. Soliferreum y crátera

1977 fue el año más prolífico de la arqueología tojeña: por Semana Santa,  don Amador Calvo Leiva entregó un lekithos ibero en cerámica común (Lám. 4 derecha, abajo a la derecha) que se había encontrado en Los Villarones en un montón de tierra, lleva por nº de inv. 591V. Esto nos hizo sospechar que de nuevo estaban surgiendo objetos en la necrópolis, y a comienzos de verano prospectamos Consuelo Fernández, mi mujer, y yo el lugar sin lograr pieza significante alguna, aunque sí infinidad de fragmentos cerámicos y algún que otro pedazo de hueso.

A primeros de agosto cayó una tormenta en Fuente-Tójar y a mediados de mes decidimos Consuelo Fernández y quien suscribe visitar una vez más la zona, con el convencimiento de que los fragmentos cerámicos salidos de los movimientos de tierra se habrían lavado con el agua de lluvia y podríamos dilucidar los que eran de reciente fractura y quiénes de antiguo. Así ocurrió la tarde del 16. Recogimos bastantes y cuando nos disponíamos a regresar al pueblo vimos una larga hilera de hormigas que, transportando víveres, se dirigían a una oquedad del terreno en donde comenzaba a asomar los tallos de un nuevo olivo. Fue ella a quien le llamó la atención que junto a la planta había trozos cerámicos y que los animales penetraran hacia la mitad de la pared del hoyo a través de un hueco que habían abierto en medio de otros tiestos, tiestos que al retirarlos nos fuimos percatando de que había más y más y… lo sorprendente fue que los insectos guardaban sus avituallas en el interior de una vasija, según se desprendía de la visión que proporcionaba el contemplar el interior a través de la abertura irregular producida por la máquina en la panza. Con un trozo de palo seco, que actuaba como y si fuese un bisturí, y con un destornillador, que nos agenciamos en el coche, fuimos retirando la tierra circunvalando la vasija admirándonos de cuanto veíamos y de que había más ajuar en la tumba. Antes de retirar el recipiente -que resultó ser una urna cineraria- y de algunos fragmentos informes metálicos y de una campanilla de bronce, medimos con una vareta de almendro las distancias a las que se encontraban partiendo desde la superficie. ¡Era majestuoso acariciar lo que teníamos entre las manos! Lo era sólo pensar  que palpábamos aquello que hacía 2.500 años quienes nos precedieron en el tiempo y en el lugar lo habían depositado con mucho mimo atendiendo a ritos espirituales… Estaba anocheciendo, recogimos y nos fuimos emocionados a Fuente-Tójar.

Por la noche le contamos el descubrimiento a don Antonio Sánchez Pimentel, Secretario de la Cámara Agraria local y custodio de los materiales que iban apareciendo en el pueblo. Fue quien nos facilitó que al día siguiente nos acompañara al lugar Manuel Calvo Sánchez para que nos ayudase en la labor de la extracción del resto del ajuar.

Este enterramiento -al que denominamos  Tumba número 1, por ser el primero que recuperamos- y su ajuar han sido objeto de estudio por parte de varios investigadores y por nuestra parte[35]; no obstante, hoy añadimos nuevos datos y fotografías de aquel tiempo y que han permanecido inéditos hasta este momento (Lám. 3 en el centro y Lám. 18).

Lám. 18. Tumba 1ª y sus materiales

Del loculus recogimos 6 platos o tapaderas de urnas  (nºs. inv. 503-V, 506-V, 507-V, 511V, 512-V y 516-V), 7 urnas u ollas (nºs. inv. 504-V, 508-V, 509-V, 513V, 514-V, 515-V y 517-V) y 2 copas o “lamparillas” (nºs. inv. 505-V y 510-V), todo ello material cerámico. En metal, como adornos o complementos de caballo, una mosquitera o pinzas de depilar (nos inclinamos por la primera denominación) en cobre o bronce (nº. inv. 518-V), una campanilla en bronce (nº inv. 519-V), diferentes elementos de bocado de caballo (aros, bocado…) en hierro (nº inv. 520V), las dos cuchillas (por separado) de unas tijeras de hierro de esquilar (nº inv. 521-V y 522V) y un punta de lanza, que no pensamos que tuviese esa misión, más bien que formara parte, en vista del resto del material recopilado, de la panoplia de un personaje dedicado a la ganadería siendo, por tanto, un útil más. Dentro de las urnas estaban los huesos calcinados del difunto, uno de esos huesos llevaba adosado un trozo de hierro ¿punta de flecha?

Cronología s. IV a.C.

Situación: La Punta de lanza o pica se hallaba con el extremo distal orientado hacia el Oeste. Las tijeras (separadas por el arco, por lo que en un principio creímos que eran dos cuchillos) lo estaban con las puntas hacia el E. y se encontraban en la parte S. Altura desde la superficie hasta el fondo: 70 cm ; largo y ancho 70 cm . (ejes A, B y C: 70 cm .). Altura a la superficie de la vasija grande: 30 a 35 cm . Profundidad de la piedra del fondo: 66´5 cm. Altura hasta la superficie desde la piedra superior: 21 cm . Arreos en la parte S. junto al plato. La vasija (urna) nº 1, desde su fondo hasta la superficie: 47´5 cm.

Observaciones: Fecha de extracción: 16-17 de Agosto de 1977. No existían estratos ni piedras o lajas de piedra delimitando el enterramiento; tampoco aparecían tierra negra ni carbones procedentes de la cremación del cadáver, lo que viene a significar que el difunto fue inhumado en un ustrinum. El ajuar se había depositado directamente sobre el suelo terrizo. Los metales fueron restaurados en el 2000. La casa (cortijo de Los Cortijeros o de los Tintoreros) que aparece en la foto, al fondo, nos sirve de referencia para situar la tumba (Lám. 18, abajo a la derecha y al fondo). Es junto a esa casa -situada al N. en la necrópolis- donde, según Francisco González Leiva, aparecieron en la primavera de 1977 el soliferreum y la crátera ibérica –de imitación- de columnas (Lám. 17). El recipiente salió fragmentado al abrir un hoyo a escasos metros, al SO de la casa.

Lám. 19. Tumba 2. Ajuar

La crátera, que no sigue exactamente los cánones griegos (la altura debe ser igual al diámetro de la boca del vaso), nos ha llegado exenta de decoración, aunque en su mayor parte conserva un engobe amarillento. Su pasta es de baja calidad, bastante porosa, por lo que no creemos que fuera pensada para utilizarla en banquetes  domésticos y sí como contenedora del vino que se consumiera durante la libación mortuoria y posteriormente como urna cineraria. Medidas: altura, 32’6 cm.; diámetro máximo del cuerpo, 26’6 cm.; diámetro del borde, 23’2 cm., y diámetro de la base, 12’7 cm. Cronología propuesta: fines del siglo V a la primera mitad del IV a. de C. Está inventariada en el M. A. P. con el nº 29.809-124[36]. El soliferreum (Lám.17 abajo, a la izquierda y al fondo) fue restaurado en el 2000[37]. Otro dato interesante aportado por González es que a la izquierda de la casa habían aparecido “candiles de piedra en forma de castañuelas”. El lugar exacto no lo recordaba, pero podría tratarse de un enterramiento romano próximo a alguna villa. De ahí, probablemente el nombre de Villarones (en el pasado se llamó al paraje “Las Caballerizas Reales”).

 

Tumba nº 2: Una vez que lavamos, limpiamos, casamos la cerámica y clasificamos el ajuar del enterramiento primero quisimos indagar de nuevo en la necrópolis, eso fue la tarde del 27 de agosto. Tampoco hubo suerte.

Al día siguiente, el 28 muy de mañana, nos presentamos en el yacimiento, y por la parte contraria al contiguo hoyo de olivo -situado a Levante de la tumba nº 1- vimos que bajo una piedra que había en un surco asomaba un tiesto con los cortes recientes, a su lado había otros y otros. Limpiamos con las manos la cubierta de tierra y a medida que avanzábamos iban surgiendo más fragmentos, platos enteros, panzas de vasijas… por lo que decidí volver al pueblo en busca de algún artefacto que facilitara la extracción -escardillo, catana…- y una cinta métrica, papel, lápiz, una máquina fotográfica y bolsas. De camino nos topamos con los hermanos Francisco y Manuel Ruiz González que, además de acompañarnos, nos proporcionaron una azada y espuertas. La máquina fotográfica nos la prestó el guardia civil Juan Porras Jiménez, que se hallaba de plantón en el Cuartel.  

Lám. 20. Collares, ungüentario y cerámica ática

Volvimos a Los Villarones, y por segunda vez teníamos ante nosotros el testimonio material y piadoso de lo ibero; sin embargo, en esta ocasión la retroexcavadora lo había destrozado, revuelto y elevado hasta prácticamente la superficie (Lám. 19).

A pesar de que parte del ajuar de este enterramiento pudo haberse perdido en el momento que abrieron el agujero en el otoño anterior, el 28 de agosto recogimos una punta de lanza de hierro y un regatón del mismo metal (números de inv. 536V y 537V, respectivamente), un lacrimatorio o ungüentario (nº inv. 524-V), una copa o lucerna (nº inv. 525-V), siete urnas (nºs. inv. 526-V, 528-V, 531-V, 532-V, 534-V, 736-V y 737-V) y siete tapaderas o platos de cerámica (nºs. inv. 527-V, 529-V, 530-V, 533-V, 738-V, 739-V y 740-V) y un buen puñado de cuentas de pasta vítrea que ensartaríamos posteriormente formando un collar -núm. inv. 535V- (Lám. 20 arriba a la izquierda, en primer lugar). La cronología del conjunto de esta tumba nº 2 nos la facilita el collar: s. V comienzos del IV a.C.

   

Lám. 21. Tumba 3. Ajuar, falcata

Observaciones: Fecha de extracción: 28 de Agosto de 1977. Todo el material aparecía revuelto en un espacio de 102 cm . x 80 cm . x 75 cm ., profundidad facilitada por la base de una de las vasijas, si bien había fragmentos cerámicos a 2 cm . de la superficie. Las primeras vasijas se localizaron a 35 cm . de la superficie, algunas habían sido basculadas y rotas por la máquina, a esa altura también se hallaban la lanza -con la punta hacia el oeste- y el regatón. La hoja de la moharra -de apariencia de sauce- se encontró completa, doblada intencionadamente (probablemente en frío) en S debido al ritual ibero. Parte del cubo se encontró fracturado y desprendido. No existían estratos ni piedras o lajas de piedra delimitando el enterramiento, tampoco había tierra negra ni carbones procedentes de la cremación del cadáver, lo que significa que el difunto fue inhumado en un ustrinum, pira que se localizó a unos 3 m . -en dirección a la tumba anterior- y a otros tantos metros de la misma. El ajuar estaba depositado directamente sobre el suelo terrizo. Las cuentas se guarecían en la vasija que aparece en primer lugar de la Lám. 19, abajo. El metal fue restaurado en el 2000[38].

 

Tumba número 3: El 29 de agosto quisimos cerciorarnos de si la experiencia que tuvimos el día anterior sólo era un espejismo o si por el contrario era válida para el conjunto del cementerio, es decir, que si en el mismo sentido continuábamos contando igual número de pasos siguiendo una supuesta línea paralela a la cresta del montículo, nos íbamos a encontrar bien con ustrina, con busta o con algún otro enterramiento y, a decir verdad, unas veces funcionaba y otras, la mayoría de las veces, no, por lo que dedujimos que las ubicaciones de las tumbas no seguían una regla fija, en cuanto a distancia se refiere. Más bien lo estaban anárquicamente: en ocasiones los enterramientos se hallaban a 3 m , en otras a menos, en otras a más y en otras se encontraban juntos, claro que todas las sepulturas que iban apareciendo habían sido expoliadas y los ustrina y busta apenas eran perceptibles, pero que en cualquier momento allí habían existido.

Finalizando esa labor, de nuevo la sorpresa nos acechaba. Habíamos torcido hacia la derecha 90º y por donde pasamos días antes, en el corte del hoyo de un plantón a unos 40 cm de la superficie, vimos el canto de tres piedras formando un aparente círculo. Las extrajimos y formamos una pequeña galería hasta topar con unos objetos férricos. A continuación fuimos quitando la tierra de la cubierta hasta llegar a las piezas - armas defensivas y ofensivas- que dormían sobre un plato -nº inv. 595-V- (Lám. 21, arriba)  dispuesto del círculo[39]. En esos momentos se presentó don Antonio Sánchez Calvo, que nos prestó gran ayuda, ya que, usando de la inventiva popular, se proveyó de un tubo de cardo por el que soplaba orientándolo hacia las piezas dejándolas prácticamente limpias. Fue un procedimiento que emplearíamos posteriormente en la campaña dirigida por Ana María Vicent y durante las excavaciones en el castillo de Monturque dirigidas por López Palomo.

Además del plato aparecieron:

Una hoja de hierro de aspecto triangular, plana y delgada, presumiblemente de puñal (nº inv. 596-V); un nervio de escudo –caetra- (nº inv. 597-V) con una longitud de 20 cms., pero que debió ser más largo, y otro ídem. (nº inv. 598-V) que contenían a la falcata (nº inv. 599-V) y que estaban depositados encima del plato (595-V), como hemos dicho más arriba[40]. También nos hicimos con una punta de lanza de hoja foliácea muy mal conservada (nº inv. 600-V) y con un asidero de caetra (nº inv. 601-V).

De entre todos los elementos recogidos, sin lugar a dudas, la pieza más excepcional es la falcata nº 2. a pesar de estar incompleta, ya que tiene perdidos el extremo distal, las láminas externas y la mayor parte del filo, sobre todo en la zona ventral y no tiene definida la empuñadura siendo, por tanto, difícil de reconocer si acababa en cabeza de caballo, de ave o en cualquier otro motivo. Sin embargo, las placas de refuerzo de la guarda aparecen damasquinadas de plata con una hoja de hiedra y otros signos difíciles de precisar enmarcados en cenefas compuestos por una banda de plata coronada por otra, también de plata, con dientes de sierra (Lám. 21, abajo), detalles éstos que vienen a confirmar, por un lado, el alto estatus social del difunto y, por otro, el carácter apotropaico del arma.

Observaciones: Fecha de extracción: 29 de agosto de 1977.  El círculo que delimitaba el enterramiento medía 70 cm de diámetro. No existía estratigrafía. Las piezas se habían depositado directamente sobre el suelo terrizo. El material se hallaba al mismo nivel que las piedras, es decir, a 40 cm de la superficie y en el N-O del loculus. La falcata se disponía en sentido E-O (empuñadura-extremo distal). Pensamos que había más material y que fue expoliado de antiguo. En las excavaciones realizadas en septiembre de ese mismo año se consiguió más material perteneciente a este enterramiento, material que se trasladó al M.A.P. de Córdoba y que apareció muy fragmentado y revuelto junto al cuerpo de la tumba, es el caso de un vaso ático (Lám. 20 abajo, a la izquierda) fechado a mediados del s. IV a. C. Esta copa, registrada en el M.A.P. con el nº 29.637-9, nos sirve para datar el conjunto que estudiamos[41], infra. La falcata fue restaurada en 1994, el resto del material metálico lo fue en el 2000[42].

Lám. 22. Necrópolis, Colaboradores y directores de excavación

Una vez que hubimos conseguido recuperar las pertenencias de este tercer enterramiento, después de reflexionar sobre los hallazgos, de hacer un análisis crítico de los hechos y percatarnos que nos encontrábamos ante una vasta necrópolis, el primer planteamiento que nos hicimos fue denunciar lo acontecido a las autoridades competentes.

 

El viernes 2 de septiembre fuimos al M.A.P. contándole a su Directora e Inspectora de Arqueología Provincial, doña Ana María Vicent, nuestras vivencias. Le presentamos un esbozo y le propusimos la necesidad de cometer unas excavaciones “en regla” en Los Villarones. Una vez solicitados y conseguidos los permisos reglamentarios[43], Ana María Vicent, Antonio Criado y el autor de este trabajo nos reunimos en Fuente-Tójar el lunes 19 de septiembre, día que comenzaron las labores y que se prolongaron por espacio de diez días entre la preparación del terreno, la excavación en si y  la restauración de la finca.

Por parte del M. A. P. de Córdoba, y con la colaboración de la Cámara Agraria Local de Fuente-Tójar, se contrataron como obreros a Francisco González Leiva, Antonio Leiva Ávalos, Julián Barea Pareja y a Antonio Pimentel Pérez. Ayudantes fuimos Antonio Criado de Dios, encargado de hacer los dibujos de los enterramientos y planos de la zona excavada, y yo, que limpiaría las tumbas, tomaría medidas, fotografiaría materiales y tumbas y extraería las piezas. En algún momento que otro colaboraron varios estudiantes del pueblo: Antonio Jurado Ruiz, Agustín Jurado Ruiz, José Pablo Pérez Pareja y Antonio Malagón Perálvarez (Lám. 22, arriba). Todo ello bajo la atenta mirada de la Sra. Vicent , quien, además, tomaba las notas y observaciones precisas.

Las labores comenzaron desbrozando un área teniendo como referencia la tercera tumba aparecida y el cortijo. A continuación, siguiendo la metodología aconsejada en el sistema Weeler, cuadriculamos el terreno (5x5) partiendo de esos puntos en sentido paralelo a la cresta del cerrete en busca de la tumba núm. 1.

Los primeros sondeos se cometieron abriendo catas al Sur de las tumbas descubiertas por nosotros días anteriores siguiendo la dirección O-E. A pesar de mis viejas mediciones, no hubo fortuna y el desánimo cundía por momentos en los intervinientes. Solamente aparecían ustrina y busta vacíos y loculi expoliados con tiestos insignificantes, o como fue el caso de una sepultura que sólo tenía por testigo la laja del fondo (Lám. 23, arriba.). En nuestros apuntes particulares  designamos a esta tumba como tumba A.

El día 20, la Directora propuso que de nuevo se indagara en torno a nuestra tumba nº 3. Y a oriente de la misma, a escasos cm de distancia y a unos 20 de profundidad, apareció el recipiente ático ya citado (Lám. 20 abajo, izquierda), supra. Al menos, de momento, se comenzaba a respirar otro aire. Ana María Vicent denominó a este enterramiento como tumba nº 5.

Lám. 23. tumbas expoliadas, sep. 1977

El día 21, entre sinsabores apareció la tumba B (Lám. 24) en un simple hoyo excavado en la tierra sin ningún elemento de diferenciación y con unas dimensiones de 70 x 50 x 40cm. (altura del ajuar a la superficie). Tenía como pertenencias cinco platos y una falcata en la parte N. que dormía sobre uno de los platos y que estaba orientada en sentido E-O (empuñadura-punta). Apenas se pudo recuperar. A continuación topamos con otro enterramiento (tumba C) que había sido expoliado enteramente. Era de forma circular limitado por una línea de piedras irregulares en la parta alta a unos 30 cm de la superficie. Medía unos 60 cm de diámetro y 70 de profundidad (Lám. 23, abajo, izquierda).

El jueves por la mañana persistía la tónica de casi todos los días al comienzo: ustrina más o menos extensos y otro enterramiento vacío (Tumba D) con características similares al anterior (Lám. 23, derecha). Pero pocos minutos antes de concluir la jornada de nuevo comenzaron a emerger las piezas de un nuevo ajuar. Se limpió un poco la cubierta, y dándonos cuenta que era prácticamente imposible sacarlo a la luz ese día se cubrió con ramas hasta la jornada siguiente.

El viernes 23 comenzamos los trabajos al amanecer y estuvimos al menos ocho horas desenterrando piezas. Era, de momento, el enterramiento más rico y mejor conservado aunque careciese de elementos metálicos (Lám. 25). A cuantos estábamos en la excavación la curiosidad nos embargaba, incluso uno de los operarios, Julián Barea, quiso continuar hasta ver el loculus vacío. Así hasta pasadas las tres de la tarde. Se exhumaron 9 platos, entre grandes y pequeños, una urna globular y dos del Tipo II[44].

El hoyo era de forma rectangular con el eje mayor en línea N-S. Medía 50cm de largo por otros tantos de ancho y 70 cm de profundidad. El plato (tapadera) se encontraba a 20 cm de la caja del enterramiento y a 20 de la superficie externa. Bajo la tapa yacía la urna cineraria. Los últimos platos se encontraban a 65 cm de la superficie. Una gran laja ortoédrica cerraba la tumba por el S-E, mientras por los otros tres costados lo hacían piedras irregulares dispuestas a distintas alturas (en la lámina, los diferentes momentos de la exhumación de las piezas). Llamamos a esta sepultura Tumba E. Es la que posiblemente Ana María Vicent denomina Tumba 6.

Un nuevo enterramiento encerrado en una caja de pequeños ortostatos se hizo presente el lunes 26 (Tumba F). Tenía una profundidad de 60 cm . por 50 de ancho y unos 65 cm . de largo. El ajuar consistía en tres platos, una tapadera de urna, una urna cineraria y dos lucernas (Lám. 26). Más tumbas saqueadas iban apareciendo sucesivamente (Lám. 26 arriba a la izquierda, abajo al fondo, derecha, en primer lugar). Todas estuvieron perfectamente delimitadas por lajas de piedra clavadas en la tierra. Llamamos a este conjunto G. Las excavaciones finalizaron el miércoles por la mañana con el soterramiento del terreno.

Las actividades arqueológicas en Los Villarones no se reanudarían hasta 1980, ahora dirigidas por don Alejandro Marcos Pous[45] (Lám. 22, abajo); no por ello, ya sea con motivo de las labores agrícolas, bien por hallazgos casuales o ya fuese por acciones clandestinas, la aparición de material se fue sucediendo en este cementerio. Aparte de los casos citados más arriba, traemos aquí otros ítems: 

Lám. 24. Tumba B. Sep. 1977

 

Lám . 25. Tumba E. Materiales y loculus. 1977

En noviembre de 1984, de nuevo la Guardia Civil actúa contra los depredadores del Patrimonio Histórico. Fruto de esa intervención se recogieron por parte de Antonio Leiva Ávalos, Antonio Sánchez Pimentel, José Calvo Poyato y por mí una serie de fragmentos cerámicos que se esparcían en el campo y que habían sido abandonados por los clandestinos tras la sorprendente llegada de los agentes del Orden. Con esos tiestos, una vez lavados y encajados, conseguimos una urna globular con decoración pintada a franjas y con restos de tejidos adosados a la panza -nº inventario 910V (Lám. 16 arriba, a la derecha)-, detalle que nos viene a completar la idea que teníamos del rito ibérico relacionado con el Más Allá: además de la cremación del cadáver y la deposición de los restos en urnas, a éstas las cubrían con lienzos de lino a modo de sudario como si de un cadáver completo se tratara.  Otra vasija recuperada en aquel tiempo es la que muestra Malagón en la Lám.13 y aparece en la Lám. 4 arriba, a la derecha. Está compuesta por una infinidad de fragmentos que recogimos cuando visitamos la necrópolis con el fin de valorar el daño que se le había infringido y como es de suponer fue enorme. Se trata de un ánfora ibérica con asas de orejeta hecha a imitación de prototipos púnicos -nº inv. 908V-. Sendas vasijas fueron restauradas por el autor de este trabajo y por la delicada mano de Francisco Sánchez Malagón. Aparte de esas dos vasijas, que no sabríamos adscribirlas a enterramiento seguro, exhumamos otro, denominado por nosotros como Tumba nº 5 (Lám. 27). De aquí recuperamos una urna cineraria carente de decoración -nº, el 1.180V-, otra urna cineraria globular en cerámica decorada a franjas con colores rojo-vinoso -nº inv. 1.181V-, un plato cerámico decorado interiormente con meandros - nº inv. 1.182V-, una falcata doblada -nº inv. 1.183V-, siete elementos de falcata con números de inventario que van desde el 1.183 Va hasta el 1.183 Vg., el extremo de la empuñadura de la falcata anterior -nº inv. 1.184V- y una jabalina -nº inv. 1.185V-[46].

En 1985, con motivo de plantar nuevos olivos en el cementerio, Francisco González Leiva, Francisco Ruiz González y José Antonio Ruiz Matas (excelentes colaboradores del M.H.M.) recogieron en un montón de tierra varios fragmentos cerámicos, varias cuentas de collar de ágata, algunos fragmentos de hueso calcinado y dos trozos de hierro, piezas que entregaron en la Cámara Agraria para el recién creado Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar y nos avisaron de dónde exactamente procedían esos materiales. Al día siguiente, acompañados por los sres. González Leiva y Ruiz González fuimos a Los Villarones y completamos la recogida, que finalmente sería: una urna cineraria (1/2 de ella) decorada a franjas rojas y líneas de ¼ de círculo concéntricas, nº 603V; un bolsal decorado con barniz negro y motivos geométricos impresos (palmetas) en el fondo interno, nº 604V (Lám. 20 abajo, derecha); 25 cuentas de collar de ágata, números 605V al 628V (Lám. 20 arriba, foto primera, al fondo); una concha marina, nº inv. 629V; 4 fragmentos de otros tantos recipientes cerámicos, números 630V, 631V, 632V y 635V (este último decorado con barniz negro); una tapa de urna decorada con barniz rojo, nº. 636V; una manilla de escudo, nº 637V; un fragmento de soliferreum, nº 638V; 6 fragmentos de hierro, números 639V al 644V; una lasca pequeña de sílex, nº 645V, y numerosos fragmentos cerámicos óseos, entre los que sobresale por su singularidad parte de la mandíbula y con las piezas dentarias correspondientes del cadáver[47]. Aparte de otros hallazgos menores, éstos han sido los hallazgos más significativos[48].

 

OTROS LUGARES:

 

El Lucerico:

En 1998 vio la luz un trabajo nuestro que habíamos presentado en abril de 1996 en Montoro sobre el molino romano del cerro de El Lucerico, molino que ya había sido objeto de estudio en otro tiempo[49] (Lám. 28).

Lám. 26. Tumba F. Aspectos. 1977

Lám. 27. Tumba 5

A lo largo de la ponencia veníamos a señalar, entre otras notas, las siguientes: En este montículo, hacia media colina, se sitúa un complejo industrial que abarca una extensión de unos 1.866,24 metros cuadrados dispuestos de la siguiente manera: Zona A, en donde se cree que sea el sector de las trojes del almacén de aceituna (tabulatum) o el mismo área de molienda. La Zona B la ocupa el habitáculo (torcularium) en donde se alojaron las prensas. Esta área se halla delimitada por muros de mampostería. Junto al muro primero, separados tres metros unos de otros, aparecen cinco sillares en piedra caliza local con mortajas en algunas molduras. A un nivel inferior, también a unos tres metros unas de otras, alternando con aquéllos, existen seis piedras rectangulares (lapis pedicinus) con cuatro orificios (pies de arbores) con la finalidad de encajar verticalmente las vigas (arbores) de la prensa. En posición opuesta aparecen tres pilares colocados frente a los primeros. Limitan la zona rectangular con pavimento de opus spicatum y las “pirámides” de prensado enmarcadas por canalillos de desagüe, que vertían el aceite y alpechín procedente del prensado. Entre un área de prensado y otra aparecen las zonas de reserva para el orujo y capachos. Zona C (situada al S-E), aquí se situarían los depósitos de decantación (labra y dolia) y el almacén (cella olearia). Su emplazamiento se haría siguiendo las indicaciones de Columela, ya que de esta forma se obtendría la máxima rentabilidad al molino de aceite situando la zona de decantación en el S-E de la almazara, con el fin de librarla de los vientos fríos del Norte. Si a lo mencionado unimos los compartimentos destinados a viviendas, zonas de almacenaje y de molturación por otros métodos, habitáculos para operarios y para bestias… estaríamos ante uno de los complejos aceiteros mayores del Mundo Antiguo. Con posterioridad a este trabajo se ha hecho otro patrocinado por la Escuela Agrónomos de la UCO.  

 

Las Cabezas:

 

A.- Botella de cerámica vidriada, nº inv. 1519-CU. Apareció a comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado en la “Cueva del Mellizo”, paraje situado en la ladera N. de Las Cabezas junto a la muralla del despoblado[50].

B.- En 1985 aparece un titulus sepulcralis en mármol blanco tipo Macael o, más probable, de Míjar. Lo encontró Manuel Mérida Marín a Oriente, extramuros, de Las Cabezas. El hallazgo de esta inscripción es de suma importancia, no sólo porque menciona a un municipium ¿SVCAELO, ILITVRGICOLA?, sino porque pone de manifiesto la existencia de una necrópolis romana al Sudeste de Las Cabezas, probablemente en conexión con el cementerio contado por don Cándido Luque Povedano. El epitafio dice: M(ARCVS) . IVN(IVS) ... / ANN(ORVM) . LXX(...) / H(IC) . S(ITVS) . E(ST) . S(IT) . (TIBI . TERRA . LEVIS) / HVIC . ORDO . MV(NICIPI)... Nº inv. 840C . Con posterioridad aparecieron dos fragmentos más pertenecientes a la misma inscripción[51]. En el mismo lugar, y tal vez asociados, se hallaron un ladrillo pequeño –laterculi- de cerámica común de color gris, nº inv. 843C , y un posible gladius romano de hierro, nº inv. 844C (Lám. 2, abajo a la derecha).

Lám.28. Molino de El Lucerico

Lám.29. Muralla y acceso al foro

C.- En 1986 en la ladera N-O de Las Cabezas aparecen restos de un monumento regio a mitad de camino entre el poblado y la necrópolis. De entre los materiales recogidos sobresalen por su significación partes del cornisamiento, fragmentos de jambas y un fragmento de escultura que probablemente sea una esfinge[52] (Lám. 12, abajo). Quizá este monumento esté relacionado con el camino empedrado que apareció en la necrópolis de los Villarones[53].

D.- En el transcurso del verano de 1989, supervisados por Carrillo e Hidalgo, tuvieron lugar en el cerro una serie de trabajos en superficie consistentes en la retirada de majanos y desbroces recuperando abundante material y poniendo al descubierto algunas estructuras urbanísticas excavadas en la roca[54].

E.- En 1991, un equipo de la Universidad de Córdoba dirigido por Vaquerizo, Murillo y Quesada practicó una serie de sondeos estratigráficos con el fin de documentar el sistema defensivo y la urbanización de ILITVRGICOLA, comprobándose

Primero, que en la primera ocupación, según documentación aportada por los cortes hechos en el espolón N/E, se edificó la primitiva muralla con la erección de dos lienzos paralelos –separados unos 6 m . con relleno con tierra y grandes bloques de piedra- construidos con bloques de piedra de gran tamaño mal desbastados y con ripios destinados a facilitar el ensamblaje.

Segundo, que la población asentada perteneció al Periodo Orientalizante, según lo demuestran las cerámicas fabricadas a mano (toscas e incisas, impresas o plásticas), cerámicas a torno (con decoraciones mono o bicromas de bandas y círculos concéntricos) y cerámicas grises, con una cronología de mediados del siglo VI a.C.

Tercero, que en una segunda fase se levantó otro lienzo exterior, paralelo al anterior y separado 1,2 metros con relleno de tierra y piedras con una cronología en torno al siglo IV a.C.

Lám.30. Herma y Cara

Lám.31.

 

 

Y cuarto, otros cortes realizados, uno en el cuadrante NE, que proporcionó cerámicas típicamente ibéricas y de barniz negro y otros en el S. sacaron a la luz un molino de aceite el Forum y las vías de acceso (Lám. 29 arriba, izquierda y derecha)[55].

F.- En 1992.- Aparece en la fachada Sur de Las Cabezas una escultura zoomorfa (carnero) ibérica en piedra de carácter ritual. Nº inv. 1.488C[56] (Lám 4, izquierda).

G.- En 1994 aparece una lápida funeraria (titulus sepulcralis) de mármol blanco patinado. Fue hallada por Enrique Povedano en 1994 en Villa Consuelo al Sur de Las Cabezas (Fuente-Tójar). Se conserva en El Cañuelo en el domicilio del descubridor. En el M. H. M. de Fuente-Tójar se encuentra una réplica en escayola (Lám. 2 abajo, izquierda) hecha por Narciso Jurado Ávalos en 2001 e inventariada con el número 1.855. Dice así: D(IS) . M(ANIBVS) . S(ACRVM) / . PORCI / VS ATHE / NORORVS / ANN(ORVM) LXXXV / PIVS IN / SVIS H(IC) S(ITVS) / E(ST) S(IT) T(IBI) T(ERRA) L(EVIS)[57].

H.- En fecha incierta, un expoliador halla en Villa Consuelo un anillo (anulus) de plata con sello circular roto y  un epígrafe. Se conserva en el M. H. M. de Priego con el nº 94-9-1 de inventario. Dice así: (Cruz griega) IOH(ANNAE) D(OMINE)[58].

I.- De fecha y lugar inciertos, aunque probablemente de esta zona, es un anillo-sello de bronce que tuvo alrededor un aro de plata, probablemente de los ss. IV-V d. C. Desde 1994 se conserva en el M. H. M. de Priego inventariado con el nº 92-50-1. Dice así: AR. que pudiera ser A(uli)? Sisi(i). Àr (vensi?)[59].

J.- En el mes de enero de 1997 aparece en Las Cabezas un herma báquico. Se trata de un relieve realizado con trépano, lo que le da a la escultura un singular barroquismo debido a los juegos de sombras y luces. La talla es de suma calidad artística, de profunda introspección psicológica, cualidades habituales en los retratos del s. II de C. a partir del Hadriano, datación que proponemos[60] (Lám. 30, izquierda).  

Lám.32. Jarra, pila, enterramiento y huesos humanos

 

K.- En el mes de agosto de 1997, alertados por Manuel Calvo Sánchez y por Isidoro Calvo Leiva, logramos recuperar una serie de vasijas romanas (Lám. 31 y Lám. 34, abajo a la izquierda) que, procedentes de un conjunto cerrado -probablemente un vertedero-, habían sido detectadas por unos clandestinos y puestas al descubierto: un marco de ventana fabricado en cerámica, nº inv. 2.463C ;  un dolium, nº inv. 2.464C ;  3 ollas, números inv. 2.465C, 2.466C, 2.467C y 2.468C ; 2 jarras, números inv. 2.469C y 2.470C ; una bandeja, nº inv. 2.471C ; 3 cántaras, número inv. 2.472C, 2.473C y 2.474C ; un Cántaro, nº inv. 2.475C ; un embudo, nº inv. 2.476C ; un bol, nº inv. 2.477C y 4 cántaras más, números inv. 2.478C, 2.479C, 2.480C y 2.481C. Todo el material estaba revuelto[61].

L.- El 24 de Julio de 2000, en calidad de Director-Conservador del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar, nos dirigimos al Sr. Alcalde de la Villa en estos términos: En contestación a su escrito, nº 388, de fecha 11 del corriente mes, con relación a los hechos ocurridos días pasados en el yacimiento arqueológico del cerro de Las Cabezas, t. m. de esta villa, le comunico lo siguiente: 1ª, Quien suscribe, en condición de Director del Museo Histórico Municipal de esta población, fue informado por la Guardia Civil de la Comandancia de Fuente-Tójar de que se había procedido al movimiento de piedras, y el posterior traslado de las mismas, en varios puntos del mencionado yacimiento. Personado, junto a dos miembros de la Benemérita en el lugar, se pudo observar que, efectivamente, se había removido varios majanos y trasladadas sus piedras de sitio dejando al descubierto diferentes materiales de construcción pertenecientes a algún edificio, público o privado de Época Romana, consistentes en tégulas, tambores de columnas, fustes, sillares, elementos decorativos de entablamento y un sillar con una M inscrita. 2º.- Que el paraje es una finca contigua a donde probablemente se ubicó el Foro Romano. 3º.- Que el sitio se halla intramuros de la ciudad iberorromana conocida en el mundo arqueológico como ILITVRGICOLA. 4º.- Que los propietarios de las fincas situadas en Las Cabezas son conocedores del valor histórico del yacimiento y 5º.- Que existe la suficiente señalización en torno al lugar indicando, tanto que es zona arqueológica como en los artículos de la Ley en los que se puede incurrir (Lám. 11).

M.- En 2002 entregaron al Museo una jarra en cerámica común que apareció al N-E de Las Cabezas, extramuros, como consecuencia de haber sacado un almendro. Junto a la jarra aparecieron varios fragmentos óseos. Periodo tardorromano o visigodo. Nº inv. 2.550C, inédita (Lám. 32 arriba, a la izquierda).  

 

 

Lám.33. Los Cuartelillos y Villa Consuelo

 

N.- El 29 de Octubre de 2006 nos dirigíamos a la Sra. Delegada de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Córdoba en estos términos:

            En contestación a su escrito dirigido a la Sra. Alcaldesa de Fuente-Tójar solicitando información acerca del hallazgo reciente en el yacimiento inventariado de antiguo por el Museo Histórico Municipal de esta villa como “Villa Consuelo”, término municipal de Fuente-Tójar, paso a decirle que:

Primero, tuve conocimiento por unos colaboradores de este Museo de que en el citado yacimiento se habían llevado a cabo ciertas labores agrícolas consistentes en abrir zanjas transversales a un arroyuelo existente en la finca (desconozco el nombre del dueño), labores que dieron como resultado la aparición de restos humanos revueltos en el montón de tierra sacado al cavar la zanja.

Segundo, en la pared del corte existente se pueden apreciar más restos humanos bajo unas losetas de caliza, restos correspondientes, con toda probabilidad, a un enterramiento de época Tardía, según se puede deducir por la falta, a simple vista, de material cerámico, o de otra índole, perteneciente al ajuar funerario, no por ello puede existir la posibilidad de que aparezca.

Y, tercero, debido al conocimiento que poseemos del terreno, pensamos que este enterramiento puede estar relacionado con los habitantes de dicha villa, si bien, como hemos dicho, en una época avanzada ya influenciada por el cristianismo; sin embargo han aparecido en la misma desde restos de construcciones hasta innumerable material, tanto cerámico, como pétreo, metálico, inscripciones, restos humanos, etc. pertenecientes a los primeros tiempos de nuestra Era (Lám. 33 arriba a la derecha y abajo, izquierda y derecha).

Ñ.- En los últimos años, desde que accedió la actual Alcaldesa al primer puesto en el Ayuntamiento tojeño, puntualmente le hemos comunicado el gran deterioro que sufren cinco yacimientos señeros del t. m. de Fuente-Tójar, con anterioridad ya lo hicimos a su predecesor en el cargo, son: Las Cabezas, el molino de El Lucerico, Villa Consuelo, el alfar de Los Cuartelillos y la Noria de Pepico.

 

La Loma-Rentillas :

 

A.- En 1974 apareció en esta zona un fragmento de capitel corintio de pilastra, nº inv. 395l.l, inédito (Lám. 34 arriba a la izquierda y a la derecha abajo). Formaba parte del encintado de la era de la Loma de las Rentillas, era que se situaba a unos 300 metros a la izquierda de la carretera de Todos Aires a la altura del nacimiento del camino que va hacia los Barrancos (km. 2´5 aproximadamente). Lo halló Manuel Briones Ayala y lo vendió por 500 pesetas a un estraperlista. Al pasar junto a la Cámara Agraria Local, y habiéndose enterado Antonio Sánchez Pimentel de esta venta, éste le amenazó con denunciarlo a la Guardia Civil si no entregaba la pieza. Tras “tiras y aflojas”, Antonio Sánchez consiguió por fin que el capitel no saliese del pueblo. Para ello tuvo que pagar al trapicheador  1.000 pesetas, que entregó de su peculio. En torno a esta era aparecieron varios enterramientos de época romana supra.

B.- En 1989 apareció un fragmento de lápida funeraria -titulus sepulcralis- (Lám. 2, arriba a la izquierda). Fue hallado por don Andrés Castilla Madrid. El texto, repartido en cuatro renglones, dice así:  D(IS) M(ANIBVS) (SACRVUM) / FLORI(ANVS) ........ / MVN(ICIPIO) IL(ITVRGICOLENSI) o MVN(ICIPI) LIBERTVS / (¿SIT TIBI TERRA LEVIS?). Nº inv. 2.959-R[62].  

Lám. 34. Capiteles, marco. Lex

C.- En 1994, sacado a la luz por un expoliador, aparece en La Loma de El Torilejo o en Las Rentillas un texto jurídico (tituli oppidi et uiciniae) de época Flavia grabado sobre un fragmento de plancha de bronce. El epígrafe contiene la Lex Flavia Iliturgicolense recogiendo diferentes aspectos de la ciuitas: derechos y deberes de sus habitantes, convocatorias de elecciones, obras públicas…. Se conserva en el Museo Histórico Municipal de Priego inventariada con el nº 70-14-98. En el M. H. M. de Fuente-Tójar hay una foto expuesta de la pieza. El texto dice: ...................... / (.......)RVM(......) / (......)T . NES . (.....) / (......)VMVE . (.......) / (......) . IS . M(.......) / (......) T (........)[63]. Quizá esta Lex estuvo en el cerro de las Cabezas, en el forum (Lám. 34 abajo, a la izquierda y al fondo).

D.- En el verano de 1999 hallamos en La Loma un fragmento de cabeza en mármol de Época Romana. Comprende parte del peinado, frente, nariz y ojos. Nº inv. 1.559 l .l (Lám. 30, a la derecha),  inédita.

 

El Cañuelo:

            A.- En el cortijo de Buenavista, cerca de El Cañuelo, en 1999 aparece un relieve de caballo ibérico realizado en caliza local. Nº inv. 1.556S[64] (Lám. 12, arriba).

B.- A comienzos e 2001 se descubren dos nuevos yacimientos -arqueológico uno y paleontológico el otro- en El Cerrillo, al Este de El Cañuelo, término municipal de Fuente-Tójar.

            El primero de los hallazgos estriba en una serie de cortaduras ex profeso en la piedra del crestón y talladuras en la roca madre consistentes en pilones cilíndricos de diferente profundidad y anchura y cubos emergentes con oquedades hemiesféricas  que pudieron estar relacionadas con algún tipo de culto practicado allá en el milenio III a. C.  por los eneolíticos del poblado metalúrgico asentado en La Mesa , a cuyo pie se encuentra.

            El segundo, el paleontológico, se sitúa al Sur de El Cerrillo. Es un área donde afloran numerosos cefalópodos fósiles jurásicos (nautilus y ammonitesperisphinctes plicatilis- sobre todo) de la Era Secundaria. Dos de esos ammonites se hallan expuestos en el M. H. M. inventariados con los números 2.299F-T y 2.300FT, inéditos, tanto los fósiles como el yacimiento de El Cerrillo (Lám. 34, abajo a la derecha).

 

Fuente-Tójar (Casco Urbano):

A.- En la década de lo 70 del siglo XX apareció un ladrillo tardorromano o medieval decorado en el transcurso de unas obras que se hicieron en Cooperativa Olivarera S. Isidro (en El Pilarillo). Además del ladrillo, conservado en el M.H.M., nº inv. 690CU, se descubrió una cañería hecha a base de ladrillos semejantes al descrito y tejas planas –tegulae-[65], posteriormente – 1990- aparecerían más materiales, infra.   

Lám. 35. Ajuar doméstico ibérico

B.- En 1977, en la calle de La Cruz nº 38 apareció una terracota de aspecto triangular con manto cubriéndole la cabeza, núm. inv. 654CU[66].

C.- En 1980-81, también como consecuencia de unas obras que se realizaron en la calle Córdoba número 3 se recogieron varios molares de herbívoro, un cincel de piedra dura pulimentada, un fragmento de vaso ático, varios fragmentos de cerámica común iberorromana y un pico o azadón de hierro[67]. Y en la casa de enfrente recogimos algunos adobes que se conservan en el Museo Local.

D.- En 1984, al ampliarse la calle Trascortijos, aparecen abundantes restos óseos humanos (cráneos, tibias… fragmentos de vasijas, etc.) en lo que pudo ser un cementerio medieval -visigodo y/o musulmán (Lám. 32, abajo a la derecha)-. Los números de inventario van desde el 2.551CU (cráneo) al 2.565CU (fragmento de vasija vidriada). También se recogieron entre la tierra retirada el fragmento de vasija citado, una moneda ¿? y sin nº de inventario y un laterculi romano, nº inv. 2.565CU, inéditos. Ya por entonces habían aparecido en el pueblo un pie de prensa y un asa de ánfora 20 Dressel con la marca PNN[68], monedas hispanomusulmanas, diferentes cadáveres sin ajuar y algunas tumbas bajo “tejadillo” (Lám. 32, abajo a la izquierda).

E.- En 1989, en la calle Baja aparece el extremo de un ánfora romana, nº inv. 1.520CU, y una “pila” decorada con venera sobre columna de caliza, nº inv. 1.521CU, inédita (Lám. 32, arriba a la derecha).

F.- En 1990 en la calle Carrera de la Virgen , a las espaldas de la Cooperativa Olivarera S. Isidro, al hacer los cimientos para una nueva casa recogimos abundante material cerámico gris tardorromano o paleocristiano[69], cuyos números de inventario van desde el 2.565CU hasta el 2.570CU. Otro material sin inventariar recogido en aquella ocasión se halla en el almacén del Museo de Fuente-Tójar.

Lám. 36. (ver nota 44)

No quisiéramos finalizar este trabajo sin presentar un ajuar doméstico (desde el nº 2.482C al 2.496C ) donado por la familia Pérez Cano. Procede de Las Cabezas y fue hallado circunstancialmente en 1980 al caerse un almendro en la finca existente justo a la derecha del comienzo del camino que recorre Las Cabezas intramuros. La finca es propiedad de dicha familia Pérez Cano. Las piezas las entregaron en 1982. Aparte del material expuesto en la vitrina (Lám. 35, arriba sin restaurar, abajo el mismo restaurado) hay más sin recomponer en el almacén, como hemos indicado. La restauración corrió a cargo de Francisco Sánchez Malagón.

El ajuar consiste en  tres escudillas, nº inv. 2.482C, 2.483C y 2.485C ; un plato, nº inv. 2.484C ; una orza, nº inv. 2.486C ; una ollita, nº inv. 2.487C ; un  vaso de paredes finas con decoración incisa, nº inv. 2.488C ; un albarello, nº inv. 2.489C ; cuatro ollas, nº inv. 2.490C, 2.491C, 2.494C y 2.495C ; una olla carenada, nº inv. 2.496C ; y dos copas de tradición suritálica, nº inv. 2.492C y 2.493C[70]. Teniendo en cuenta las características de los vasos se puede afirmar que son ya de Época Romana –cambio de Era- pero de tradición ibérica.  

 

LEIVA BRIONES, F. (2007): "Acerca de la arqueología de Fuente-Tójar (Córdoba: hallazgos y excavaciones". En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 8.pp. 301-362. Córdoba, 2007.

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(pacolaboega)

 

 



[1] RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA, L. Mª. (1852): “Fuente-Tójar”, Corografía Histórico-Estadística de la Provincia y Obispado de Córdoba, pág. 285 (Estudio introductorio y edición de Antonio López Ontiveros), Córdoba, 1986. Noticia que debe a D. Lorenzo de Padilla, según su Historia de España, que dedica al emperador Carlos V allá por el s. XVI.

[2]

[3] Ibídem: pp. 284-286.

[4] Vid, entre otra: ALCALÁ ZAMORA, P. (1978): “Apuntes para la Historia de Priego”, BRAC, 98, pp. 127 y ss. CIL II, nº 1643, pág. 220, se menciona a un Prasius hipolcobulculensis, lo mismo recoge R. Portillo (R. PORTILLO en Actas del Primer Congreso Andaluz de Estudios Clásicos, pp 82 y ss., Jaén, 1981, donde habla del Ipolcobulculesis Apueaclesis incola C. Annius Prasius) y el CIL II2/5, 267, pág. 69, como anotamos sobre estas líneas; sin embargo, Stylow y López (1995) admiten la posibilidad de que en lugar de hipolcobulculensis fuese iliturgicolensis, opinión que compartimos debido a la proximidad del lugar del hallazgo con la ciudad romana asentada en Las Cabezas (ILITVRGICOLA) y a las notas “c y d” recogidas más abajo (Título honorífico (titulus honorarius) dedicado a los emperadores Antonino Pío, Marco Aurelio y Lucio Aelio Vero por el seviro (encargado del culto imperial) Annio Prasio). CARMONA ÁVILA, R. 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[5] Universidad de Córdoba (1977): Memorias de L. M. Ramírez de las Casas Deza, pág. 153.

[6] VICENT ZARAGOZA, A. Mª. (1984-85): “Trabajos arqueológicos inéditos en Fuente-Tójar (Córdoba) de L. Maraver, en 1867” . Corduba Archaeologica, 15, pp. 41 y ss.

[7] MENÉNDEZ PIDAL (Coord.): Historia de España. España Primitiva: La Prehistoria , vol. I, Espasa Calpe, pp. 776 (fig. 599) y 782-783. Madrid, 1982. PERICOT GARCÍA, L. (Coord.): Historia de España. Época Primitiva y Romana, vol. I, pág. 106 (poblado eneolítico de La Mesa ), pág. 127 (mapa), pp. 166 y 169 (figuras de espada y puñal argáricos) y pág. 219 necrópolis. Instituto Gallach, Barcelona. (1982). Probablemente las piezas citadas correspondan a la Colección Miró.

[8] RAMÍREZ DE ARELLANO, R. (1904). “Fuente-Tójar”, nº orden 1.241, en Inventario monumental y Artístico de la provincia de Córdoba. Ejemplar conservado en el M. A. P. de Córdoba, folios 250-251v.

[9] RAMÍREZ DE ARELLANO, R. (1982): Inventario Monumental y Artístico de la provincia de Córdoba, pp. 366-368. Posiblemente sea la estatua que se encuentra en el Museo de Bellas Artes. Vid. ROMERO DE TORRES, A. (1950): “La colección arqueológica Romero de Torres, en Córdoba. Museo de Bellas Artes”, en B.R.A. de Córdoba, 64, pág. 104.

[10] Se trata de una copia. Tanto ésta como las siguientes son obra de Narciso Jurado Ávalos. Cfr. LEIVA BRIONES, F.; LEIVA FERNÁNDEZ, N. y LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): Letreros latinos procedentes de Iliturgicola (Fuente-Tójar, Córdoba) y de su territorio (Conventus Astigitano). En Antiquitas, 17, pp 71-82. Priego de Córdoba.

[11] NAVASCUÉS, J. M. (1934): “Sucaelo”. ACFABA, Vol. I, pp. 1-23. Madrid. Cfr. LEIVA BRIONES, F. (2006e): “SVCAELO, ciudad misteriosa”. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 5. pp. 153-166.

[12] NAVASCUÉS, op. cit. pp. 20-21, dice: “El mayor interés de la lápida y la verdadera nove­dad que ella introduce, en orden a nuestros conocimien­tos de la geografía hispano-romana, es el darnos el nombre de la antigua Sucaelo, la cual sólo conocíamos hasta el presente por la Historia Natural de Plinio. Comprobada, pues, por los dos textos, el literario y el epigráfico, no sólo la existencia de Sucaelo, sino la for­ma indiscutible del nombre, redúcese el problema a la identificación de aquél con el solar de la antigua po­blación que lo llevó, lo cual considero resuelto al aparecer la piedra en el cerro de Las Cabezas, por las razo­nes siguientes. La primera se refiere a la procedencia de la lápida, pues aunque no encontrada in situ, no cabe dudar que es de allí, porque habiendo antigüedades de su tiempo en el cerro, no hay, por qué suponerla lleva­da de otra parte, y menos a un sitio elevado, en donde ni pudo utilizarse en construcciones posteriores, que no existen, ni podía servir de otra cosa que de estor­bo, razón por la cual fué retirada de su sitio y ence­rrada en el majano donde se encontró. Síguese, asegu­rada la procedencia de la piedra, que no puede refe­rirse a otra localidad el nombre Sucaelo, sabiendo, por fuente literaria y acreditada, que estuvo en la Bética , que era una de las ciudades más célebres del convento jurídico de Córdoba, y que se la cita entre otras pobla­ciones situadas precisamente en los alrededores de Fuen­te Tójar. Por consecuencia lógica, lo verosímil es que Sucaelo fué el nombre del poblado que ocupó el cerro de Las Cabezas”.

[13] Ibídem: “Otro lugar donde aparecieron sepulturas es una haza, propiedad de don José Madrid, sita en una loma al Norte de Las Cabezas, y frontera al cerro. El hijo del propietario me refirió que en distintas ocasiones, al hacer las labo­res, habían salido bajo tierra sepulcros hechos con pie­dras y tejas planas, a las que acompañaban vasijas de terra sigillata; de ellos vi algunas muestras, y son lo su­ficiente para atestiguar la existencia de sepulturas ro­manas en lugar apropiado para necrópolis y distante del de la indígena”, pp. 14-16.

[14] Según don José González Madrid “En la vereda de las Salina (camino que se inserta a la izquierda de la carretera que va desde Fuente-Tójar a Todos Aires, a 1.500 m aproximadamente del pueblo) aparecieron losas de un camino y cerca de ellas encontramos, antes y después de la Guerra Civil , tazas de color rojo y botellitas de vidrio de colores”. Las losas se encuentran cubriendo las cajas de unas colmenas y los peldaños de una escalera que hay en el cortijo propiedad de sus herederos. Vid. LEIVA BRIONES, F.: (1991a): “ILITVRGICOLA,  I Parte”. Rvta. Iliturgicola “ La Voz de Tójar”, Nº 2, pp. 8-11. Fuente-Tójar.

[15] LEIVA BRIONES, F. --(1989): “Hallado un fragmento de una lápida romana”.  Diario Córdoba, pág. 15 (11-4-1989). Cfr. (2005).- LEIVA BRIONES, F; LEIVA FERNÁNDEZ, N. y LEIVA FERNÁNDEZ J. N.: (2005): op. cit. pp. 71-82. Priego de Córdoba.

[16] Este camino tiene aproximadamente unos 800 m . de longitud. Se llega a él dejando la carretera con dirección a Todos Aires, a la derecha, a unos 500 m . del municipio. Nosotros lo hemos conocido empedrado en todo su recorrido. Hoy aparece cubierto por una capa de tierra, cascajo y gravilla.

[17] El lugar donde llevaban los materiales era a la casa del Cura, según versión de Andrés Jurado Cuenca, hijo del Sacristán. Una de las personas que estuvieron lavando cerámica fue José Madrid Povedano. Quizá a don Julio se le sumó un auxiliar. Dicen que era alto y rubio. Paraba en casa de  Joaquín Berrocal, electricista del pueblo.

[18] Cfr. LEIVA BRIONES, F.: (1991a): op. cit. pp. 8-11. Fuente-Tójar.

[19] MADRUGA FLORES, J. V. (1992): “Los epígrafes de Fuente-Tójar”, Rvta. Iliturgicola ( La Voz de Tójar), nº 4, pág. 18, nº 4, Fuente-Tójar (Córdoba).

[20]: Molde de lucerna, nº inv. 1.623C. Apareció en 1996 hacia el medio de Las Cabezas, intramuros. Inédito.

[21] LEIVA BRIONES, F. (1999): “ La Guardia Civil recupera en Fuente-Tójar una cista funeraria de gran valor histórico”. En Diario Córdoba, pág. 36 (15-9-1999).

[22] LEIVA BRIONES, F.: (1991, c): “Una aproximación al ritual funerario ibérico”. Crónica de Córdoba y sus pueblos II,  pp. 65-78.

[23] Ídem. (1991b): “ILITVRGICOLA,  II Parte”. pp. 8-12. Fuente-Tójar.

[24] Ídem (1994d): “Nueva escultura zoomorfa en piedra aparecida en Fuente-Tójar (Córdoba): carnero ibérico”. En Crónica de Córdoba y sus pueblos III, pp. 277-319. Córdoba.

[25] Ídem. (2003a): “Tesorillo hispano-musulmán de ocultación hallado en Peñalosa (Fuente-Tójar, Córdoba). En Crónica de Córdoba y sus Pueblos, IX, pp. 107-137.

[26] JURADO ÁVALOS, N. (2001): “Placa relivaria con équido del entorno de la aldea de El Cañuelo, Fuente-Tójar (Córdoba)”. En Anales de Arqueología Cordobesa, 12, pp. 53-66.

[27] Cfr. LEIVA BRIONES, F.: (1991a): op. cit. pp. 8-11.

[28] Cfr. LEIVA BRIONES, F. (1993a): “El Museo Arqueológico Municipal de Cabra (Córdoba)”. En Cuadernos Egabrenses, 2. Cabra (Córdoba). LEIVA BRIONES, F. y MORENA LÓPEZ, J. A. (1994): “La Época Ibérica”. En Museo Arqueológico de Cabra, pp. 37-46. Cabra. LEIVA BRIONES, F. (1999b): “Arqueología y Prehistoria”. Guía Histórica de Cabra, pp.54-82. Cabra (Córdoba).

[29] Llamada así comúnmente, si bien puede denominarse también de Los Tintoreros (o de Los Cortijeros)  y Torviscales, si bien Lor Torviscales es el paraje situado más al N.

[30] Vid. MARCOS POUS, A. y VICENT ZARAGOZA, A. Mª. (1983), op. cit. pp. 15-18.

[31] Ibídem,  pág. 19.

[32] Ibídem, pp. 11-22. Vid, además, VAQUERIZO GIL, D. (1988-89): “Ensayo de sistematización de la cerámica ibérica procedente de la necrópolis de Almedinilla Córdoba. En Lucentum, VII-VIII, pp. 103-132.

[33] Con posterioridad supimos que en el cortijo de Los Tintoreros (o de Los Cortijeros), propiedad de don José González Madrid, después de la Guerra Civil habían aparecido numerosos objetos arqueológicos que entregaron a los familiares de don Niceto Alcalá Zamora por mediación de José Madrid Matas, las tres familias eran amigas. También que por esas fechas se halló abundante material con motivo de haberse plantado una viña en las inmediaciones del cortijo de los Villarones, que era propiedad de don Rafael Cano Luque, hoy pertenece a don Antonio Leiva Ávalos. El paradero de las piezas lo desconocemos, pero recordamos que a comienzos de los años 70 del siglo pasado existían en las lindes grandes lajas de piedra, algunas rectangulares y una de aspecto hexagonal de color gris oscuro. Cuando a mediados de esa década quisimos recuperarlas ya era tarde.

[34] LEIVA BRIONES, F. (2008a): “Armas ibéricas procedentes de la necrópolis Bastetano-Turdetana de los Villarones (Fuente-Tójar, Córdoba) conservadas en su Museo Histórico Municipal. En Rvta. Arte, Arqueología e Historia, nº 15, pp. 187-188. Córdoba.

[35] VAQUERIZO GIL, D. (1986a): “Ajuar de una tumba indígena, procedente de la tumba de los Villalones, en Fuente Tójar (Córdoba). En Arqueología Espacial, 9, pp. 349-367. Teruel. Ídem. (1986b): “La muerte en el mundo ibérico cordobés: La necrópolis de Los Torviscales”, Rvta. de Arqueología 63, pp. 41-49. Ídem. (1986c): “Pinza de depilar en la Necrópolis Ibérica de Los Torviscales”, Rvta. de Arqueología 66, pág. 62. VAQUERIZO, D., MURILLO, J. F. y QUESADA, F. (1994): Arqueología Cordobesa: Fuente-Tójar. Córdoba. QUESADA SANZ, F. (1997): El armamento ibérico. Estudio tipológico, geográfico, funcional, social y simbólico de las armas en la Cultura Ibérica (Siglos VI-I a. C.). Monographies Instrumentum 3, Montagnac. pp. 101-402, LEIVA BRIONES, F. (1990a): Guía abreviada del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar (Córdoba). Fuente-Tójar. Ídem. (1991c): “Una aproximación al ritual funerario ibérico”. Crónica de Córdoba y sus Pueblos II,  pp. 65-78. Ídem. (1996d).- “Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar. En Guía de los Museos Locales de la Provincia de Córdoba, pp. 91-103. Córdoba. Ídem. (2002d).- “Fuente-Tójar y su Museo”. En Rvta. Arte, Arqueología e Historia, 9, pp. 143-146. Córdoba. (2008a): “Armas ibéricas procedentes de la necrópolis Bastetano-Turdetana de los Villarones (Fuente-Tójar, Córdoba) conservadas en su Museo Histórico Municipal. En Rvta. Arte, Arqueología e Historia, nº 15, pp. 175-190. Córdoba.

[36] Ídem. (1997b): “Presencia material griega en Fuente-Tójar”. En XV Congreso Nacional de Cronistas Españoles y XXV Reunión Anual de Cronistas Cordobeses, pp. 295-310. Córdoba. Desde estas líneas, reitero una vez más mi agradecimiento a don Francisco Godoy Delgado que siendo Director del M. A. P. me facilitó el acceso a la pieza para su estudio.

[37] Ídem (2008a), op. cit. 181-182.

[38] Ibídem., pp. 178-184.

[39] Ibídem., pp. 182-184. En un principio los dimos a conocer como fundas de falcata, pero, aún hoy, admitiendo esa posibilidad, pensamos que se trata de los nervios externos de una caetra.

[40] Así lo comunicamos en varias ocasiones, una de ellas fue al Dr. Vaquerizo. Cfr. Vaquerizo (1986b:44), op. cit.: “dos fundas de falcata de hierro con pasadores para la sujeción de una funda interior de cuero y abrazaderas exteriores para el alojamiento de pequeños cuchillos afalcatados”. Ello no concuerda con la opinión de Quesada (1997: 107, figura 52), op. cit.: “La vaina, según Quesada, es en realidad la manilla de un escudo; los pasadores son los clavos que sujetaban la manilla al alma del escudo y las abrazaderas para los cuchillos afalcatados son la sujeción de las anillas con que se colgaba el escudo al cuello”. El hecho de aparecer fragmentados los materiales se debe a la acción mecánica que sufrió la necrópolis en 1977. Cfr. QUESADA SANZ, op. cit. pág. 107, fig. 52 (manilla); pág. 113, fig. 61,4 (decoración falcata); pág. 402 fig. 246a; Lám. 4D.

[41] MARCOS POUS, A. y VICENT ZARAGOZA, A. Mª. (1983), op. cit. pp. 18-21.

[42] Las piezas restauradas en 1994 lo fueron por Rafael Carmona Ávila (Museo Histórico Municipal de Priego) y las restauradas en 2000 lo fueron por Daniel Botella Ortega (M. H. M. de Lucena). Desde estas líneas les agradezco su inestimable colaboración.

[43] Ana María solicitó nuestro permiso a la Delegación Provincial de Educación el 16 de Septiembre de 1977. Antonio Sánchez Pimentel se encargó de pedir la autorización para la intervención en la finca de don Francisco González Leiva.

[44] Vid. nota 28.

[45] MARCOS POUS, A. y VICENT ZARAGOZA, A. Mª. (1983): op. cit., pp. 11-22. Marcos exhumará, entre otros materiales, un alabastrón (Lám. 20 arriba a la derecha) y una tumba completa (Lám. 36).

[46] LEIVA BRIONES, F. (1991c), pp. 68-69. Ídem. (2008a), pp. 185-187.

[47] FERNÁNDEZ NISTAL, C. y LEIVA BRIONES, F. (1985): “Aparición de otro ajuar ibero-turdetano en Fuente-Tójar”. En El Popular, 51. pp. 8-9. Cabra (Córdoba). Cfr. LEIVA BRIONES, F. (2008a), pág. 184. Ídem. (1997b): op. cit., pp. 295-310.

[48] Nos consta que los dueños de las fincas ubicadas en la necrópolis cuentan con diversas puntas de lanza y vasijas en su poder.

[49] LEIVA BRIONES, F. (1991a y b): op. cit, pp. 8-11 y 8-12 respectivamente. Cfr. CARRILLO DIAZ-PINÉS, J. R. (1995): “Testimonios sobre la producción de aceite en época romana en la Subbética Cordobesa ”. En Rvta. Antiquitas nº 6, pág. 65. Priego de Córdoba. Cfr. LEIVA BRIONES, F. (1998b).- “Producción de aceite en Fuente-Tójar (Córdoba) en Época Romana”. En Crónica de Córdoba y sus Pueblos, V, pp. 187-216. Córdoba (2000).

[50] LEIVA BRIONES, F. (2005e): “Los Templarios y Fuente-Tójar (Córdoba), entre el cuento y la realidad”. En Crónica de Córdoba y sus Pueblos, XI, pp. 85-109. Córdoba, 2006.

[51] LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit., pp 71-82. Priego de Córdoba.

[52] LEIVA BRIONES, F. (1991c): op. cit, pp. 69-70.

[53] Cfr. MARCOS POUS, A. y VICENT ZARAGOZA, A. Mª. (1983): op. cit., pp. 11-22.

[54] CARRILLO DÍAZ-PINÉS, J. R. e HIDALGO, R. (1991): “El yacimiento arqueológico del Cerro de las Cabezas (Fuente-Tójar, Córdoba). En XX CNA, pp. 349-354. Zaragoza.

[55] VAQUERIZO, D., MURILLO, J. F. y QUESADA, F. (1994): Arqueología Cordobesa: Fuente-Tójar. Córdoba. Nuestro agradecimiento al Dr. Vaquerizo por habernos permitido fotografiar los trabajos.

[56] LEIVA BRIONES, F. (1994d): “Nueva escultura zoomorfa en piedra aparecida en Fuente-Tójar (Córdoba): carnero ibérico”. En Crónica de Córdoba y sus Pueblos III, pp. 313-319.

[57] CARMONA ÁVILA, R. (1995): “Titulus sepulcralis inédito del entorno del cerro de Las Cabezas de Fuente-Tójar (Córdoba)”, en A.A.C. 6, pp. 311-320. Córdoba. A.U.S.: CIL II2/5, 261, pp. 67-68, 1998. Cfr. F. Leiva y N. Jurado (2000): “Fauno de Fuente-Tójar (Córdoba)”, Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 1, pp. 85-93, Córdoba. LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit.

[58] A.U.S.: CIL II2/5, 266, con foto, 1998; ídem. HEp. 8, nº 202, pág. 73, 2002. Cfr. LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit. pp. 80-81.

[59] A.U.S.: CIL II2/5, 265, 1998; A. Canto (2002): HEp. 8, pp. 89-90, nº 256. Cfr. LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit. pág. 81.

[60] LEIVA BRIONES, F. y JURADO ÁVALOS, N. (2000): “Fauno de Fuente-Tójar (Córdoba)”. En Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 1, pp. 85-93. Córdoba.

[61] Excepto una vasija, todas las piezas estaban rotas en mayor o menor grado. Aparte del material expuesto en la vitrina existe otro sin restaurar en el almacén. En la restauración de las piezas participaron Francisco Sánchez Malagón, Narciso Jurado Ávalos, Sonia Osuna González, Daniel Botella Ortega y Fernando Leiva Briones.

[62] J. V. Madruga (1992): op. cit. A. Canto (1994): HEp. 4, pp. 124-125, nº 309; A.U.S.: CIL II2/5, 259, pág. 67, 1998; F. Leiva y N. Jurado (2000): op. cit. Cfr. LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit.

[63] A.U.S.: CIL II2/5, 251, con foto, 1998; HEp. 7, pág. 113, nº 291, 2001. Cfr. LEIVA BRIONES, F. LEIVA FERNÁNDEZ, N., LEIVA FERNÁNDEZ, J. N. (2005): op. cit.

[64] JURADO ÁVALOS, N. (2001): “Placa relivaria con équido del entorno de la aldea de El Cañuelo, Fuente-Tójar (Córdoba)”. En Anales de Arqueología Cordobesa, 12, pp. 53-66.

[65] LEIVA BRIONES, F. --(1989a): “Reseña Histórica de Fuente-Tójar). En Crónica de Córdoba y sus Pueblos I, (Boletín de la Asociación Provincial Cordobesa de Cronistas Oficiales) pp. 80-89. Córdoba.

[66] Ídem. (1991b): op. cit, pp. 79-93.

[67] Ídem. Cfr. LEIVA BRIONES, F. (1997b): op. cit., pp. 295-310. Córdoba.

[68] LEIVA BRIONES, F. (1998b): op. cit. pp. 187-216.

[69] Dimos la noticie en el Diario Córdoba en 1990: “Hallados restos arqueológicos pertenecientes al siglo VI”. (14-6-1990).

[70] Cfr. LEIVA BRIONES, F. (1990a): Guía abreviada del Museo Histórico Municipal de Fuente-Tójar (Córdoba). Fuente-Tójar.

 

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