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La
entrada al municipio la hacemos por la calle Baja..En la casa numero 17, como
fiel testigo de la guerra chica (enfrentamiento entre los hombres de la partida
de Cencerro con la Guardia Civil, en el 46),.Llegamos a la Plaza del pueblo.
Unos niños juegan. En los bancos de la plaza están sentados los asiduos
visitantes del lugar; los ancianos, que nos cuentan cosas de la niñez: juegos,
costumbres, diversiones y las historias de Pepino, rebeca y Reverte, los
bandoleros tojeños. Contorneando la plaza se alza la iglesia parroquial,
austera y blanca, con sus imágenes y retablos barrocos y sus lienzos; y aquí
al lado de la plaza, donde nació el escritor costumbrista Antonio García Cano,
autor entre otras obras, de Tierras de rastrojos. Por la calle Ancha llegamos a
la empinada cuesta del Calvario, con sus casas en terrazas y sus rellanos
adornados con macetas y rosales; en esta calle vivió el cantaor Pepe Priego, aunque grabo un disco, no le sonrió
la suerte y tuvo que emigrar a finales de los años cincuenta. Junto al
Calvario se extiende una de las zonas de ampliación del pueblo. Aquí se
encuentra el Polideportivo Municipal; el Polivalente, con Varias
dependencias
culturales , como el Hogar, el teatro al aire libre y el museo Histórico
Municipal, que reúne materiales pertenecientes a culturas prehistóricas ,
protohistóricas, ibéricas....y otras mas recientes, la todavía no estrenada
residencia de la tercera edad, el cuartel de la Guardia Civil y varias calles
nuevas.
Al
otro lado de la carretera que atraviesa la población se encuentra la parte
antigua del pueblo, con las calles verónica; Huertos, llamada así porque
muchas de sus casas aun conservan,
por delante o por detrás, huertos adosados en los que su habitantes cultivan árboles
frutales y otras plantas; la calle de la Cruz, donde antiguamente se plantaba el
mayo y en la que existía una placa que el pueblo puso en la casas en que vivió
el medico Balbino Povedano como agradecimiento por su labor, la calle Alta ;
Vieja, Conde de Toxar; la calle dedicada al ilustre tojeño Fernando Barbero
Clemente; San Agustín, donde se levanta el mercado de abastos, edificado hace
mas setenta años; En medio, etc. En estas calles aun pueden contemplarse casas
sencillas de paredes blancas , con anillas en las fachadas que servían para
sujetar a las caballerías cuando los tractores todavía no habían invadido
estos campos. Pero el lugar con mas sabor antiguo es la ratonera.. es lastima
que tan bello lugar no conserve la pureza de antaño;
el cemento, las cocheras y los zócalos en las fachadas lo han
estropeado.
Aquí los olivares se extienden entre los montes a modo de
sugerentes y verduscas ondulaciones que dan luz propia a su peculiar y serpenteante
paisaje. El viento perfumado de los cerros avanza entre las sombras de las
casas, mostrándonos el alma secreta de su grandes olores. A lo lejos, por el
fondo de uno de los caminos que llegan al pueblo, avanza lentamente un mulo
cargado de retama, tirado por su amo y acompañado por los melancólicos
ladridos de un perro pequeño e inquieto. El tiempo parece no moverse en estos
parajes de añejo carácter. La mañana se desliza admirable y amena, mientras
el aire choca en los oídos llenos de una frescura otoñal que va rompiendo la
calma silenciosa que domina el ambiente. Entre las calles pendientes y quebradas
asoman sus caras blancas unas casas de honda raigambre, en las que se asienta un
paisaje sumamente atractivo, que expresa perfectamente el alma de un pueblo
portador de un encanto solemne y sencillo. |
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Cuando
llega la noche, el deambular por Fuente-tojar nos permite trasladarnos
mentalmente muchos siglos atrás, hasta el punto de imaginarnos que en cualquier
momento vamos a encontrar un andalusí ataviado con indumentaria de la época.....
Seguimos
caminando. Percibimos el olor a higuera y a celindas, cuyos pétalos, arrancados
por el viento, caídos como maná , acarician nuestros rostros. Nos detenemos en
la plaza de España, llamada popularmente así en honor de un curioso vecino que
vivía en el lugar. Este recóndito sector, empedrado y cuajado de macetas, es
sin lugar a dudas el mas bello y cuidado de Fuente_Tojar, hasta el punto de que
en 1989 gano el premio a los rincones bellos de la villa, otorgado por la
asociación cultural Amigos de la Alcaparra. Nos sentamos en uno de sus bancos
calizos. Exhalamos el aire impregnado de azahar y escuchamos el rumor cantarino
de su fuente, al tiempo que la luna, que dejo de acurrucarse tras una nube, nos
muestra repentinamente la sombra de
los árboles proyectada en las blancas paredes de las casas; bonita imágenes ,
combinación de claros y oscuros naturales.
La
gente duerme ya. El silencio de la noche solo se interrumpe por las lejanas
voces de algunos jóvenes que se dirigen a sus hogares a la vuelta de un Púb.
Algunos perros, fieles guardianes de las casas de sus amos, salen a nuestro
encuentro ladrando. Nos detenemos en la Plaza de la Fuente y experimentamos una
nueva sensación, pues el aroma de los naranjos, el canto de los grillo, los
trinos de los ruiseñores y el croar de las ranas-_ que parecen cantar a porfía
_se une a un idilio placentero...;¡ es que comienza mayo!
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Subimos
al cerro de La Mesa, situado a poniente de la jaenera; en medio se haya Fuente-tojar.
El sol muestra sus primeros destellos emergiendo por las montañas que hay entre
Alcaudete y Alcalá la Real. Desde La Mesa contemplamos el trazado irregular de
las calles contorneadas por sus blancas casas mientras oímos a los madrugadores
que, en ayunas se dirigen a los bares tempraneros.
Es
en Fuente-Tojar un pequeño municipio cobijado en las faldas de tres montículos.
Su eje principal lo constituye la carretera que desde Córdoba se dirige a
Granada, pasando cerca de Castil de Campos y por Almedinilla. La forma laberíntica
de sus calles, estrechas en su mayoría; sus casas escalonadas-muchas con
jardineras, parrales y palmeras en sus puertas- que aprovechan el declive del
terreno, y sus recónditas plazuelas, hacen de Fuente-Tojar un pueblo misterioso
y sosegado. |